A un año de la ola de violencia que estalló en los suburbios de París, el gobierno francés observa con desconfianza los barrios marginales y sospecha que los incidentes podrían volver a repetirse por tratarse de un día clave.
Después de que cuatro colectivos fueran atacados y quemados el jueves en París, uno de ellos por un comando armado con pistolas –un hecho inédito en Francia-, el Ejecutivo anunció un aumento de la presencia policial en los transportes públicos con el fin de garantizar la seguridad.
Aunque la noche de ayer a hoy fue tranquila, las autoridades desconfían y tanto el primer ministro, Dominique de Villepin, como el titular del Interior, Nicolas Sarkozy, resaltaron en estos días en que no habrá impunidad y que los responsables de hechos violentos serán perseguidos y puestos ante la Justicia.
El 27 de octubre de 2005, dos jóvenes de Clichy sous Bois murieron electrocutados al refugiarse en un transformador cuando escapaban de la policía.
Su muerte fue el origen de tres semanas de violencia, que dejaron como saldo más de 9 mil automóviles incendiados y decenas de edificios públicos y sedes de empresas parcial o totalmente destrozadas. Las pérdidas totales fueron estimadas en 160 millones de euros.
Hoy a la mañana, unas 600 personas desfilaron en silencio y pacíficamente por las calles de Clichy sous Bois en recuerdo de los dos adolescentes fallecidos.
Durante los últimos días, el ministerio francés del Interior movilizó a unos 4 mil policías en estos barrios ya que desde hace semanas, varios agentes fueron agredidos por bandas de jóvenes y se teme un rebrote de violencia.
Los políticos saben de los efectos que los disturbios tienen sobre la opinión pública y ahora están más preocupados que nunca porque quedan sólo seis meses para las elecciones presidenciales y ocho para las legislativas.
Por eso, tanto los conservadores como los socialistas, aspirantes a desbancar al oficialismo del poder en el 2007, hacen malabares para combinar un mensaje de firmeza contra los violentos y un discurso social que tenga en cuenta las desigualdades.
Casualmente, esta semana la justicia francesa anunció que varios policías deberán prestar declaración ante un tribunal para saber si cometieron alguna negligencia que provocó la muerte de los dos jóvenes de Clichy sous Bois, ambos de origen árabe.