Las teorías de la conspiración sobre el origen del coronavirus continúan acumulándose, como fichas de dominó de una batalla geopolítica y narrativa que enfrenta a Estados Unidos y China. Ahora, quien disparó sus dardos contra Beijing fue Richard Dearlove, ex jefe de la inteligencia británica, quien volvió a insistir que el Sars-CoV-2 se escapó de un laboratorio de Wuhan, pese que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad científica internacional informó que el virus no fue manipulado genéticamente.
El ex jefe del MI6, el Servicio de Inteligencia Secreto del Reino Unido, se basó en un supuesto documento reservado al que habría tenido acceso. Dearlove declaró que la cepa mortal no surgió de manera natural, sino que en su secuencia genética puede verse la participación de científicos. El espía citó un estudio del profesor Angus Dalgleish, del Hospital St George’s de la Universidad de Londres, y del virólogo noruego Birger Sorensen, que sostiene haber encontrado “secciones insertadas y colocadas en la superficie de la espiga del SARS-CoV-2” que podrían explicar cómo se une el virus con células humanas. En una entrevista con el diario británico The Telegraph, Dearlove aseveró que ese informe abonaría la teoría que culpa a China por el origen del virus, una hipótesis fomentada por Donald Trump y sus aliados, pero negada por el presidente Xi Jinping.
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La directora del Instituto de Virología de Wuhan, Wang Yanyi, negó las acusaciones. La funcionaria china admitió que dispone de tres cepas vivas de coronavirus de murciélago, pero ninguna corresponde a la Covid-19. “Como todo el mundo, ni siquiera sabíamos que el virus existía”, declaró a la televisión pública china CGTN. “Por lo tanto, ¿cómo podría haberse escapado de nuestro laboratorio?”, se interrogó, diciendo que las sospechas eran una “pura invención”.
"Tenemos tres cepas de virus vivos", afirmó Wang. "Pero la similitud con el virus de la enfermedad Covid-19 es de solo 79,8%", agregó. Para la mayoría de los científicos, el nuevo coronavirus fue transmitido al hombre por un animal. Las hipótesis más aceptadas sostienen que eso habría ocurrido en un mercado de la ciudad de Wuhan donde se venden animales silvestres vivos.
Según un trabajo publicado por el biólogo Kristian Anderson en la revista Nature Medicine, "hay evidencia fuerte de que el SARS-CoV2 no es producto de una manipulación" y que "es improbable" que se haya originado en un laboratorio.
Si bien China silenció en un primer momento a los médicos que alertaron sobre la gravedad del coronavirus y no alertó a tiempo a la comunidad internacional, no hay pruebas avaladas por la OMS y por la comunidad científica internacional sobre la manipulación genética del virus.