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Un izquierdista anti Blair es el favorito en las internas laboristas

Jeremy Corbyn lidera todas las encuestas para elegir al nuevo líder. Impulsa la “nueva política”, como Podemos en España.

Estampa. Es abstemio, ecologista y sólo viaja en colectivo.
| AFP

Desde París

Un excéntrico diputado de 66 años casi desconocido, barbado, siempre desaliñado, abstemio, vegetariano y ecologista, que sólo viaja en colectivo, se perfila como principal favorito para convertirse en el próximo líder del Partido Laborista británico.
   Jeremy Corbyn, con 53% de intenciones de voto, encabeza los sondeos para las elecciones internas por correo que comenzaron ayer y concluirán el 12 de septiembre. Su principal rival, Andy Burnham, aparece a considerable distancia con 20%, seguido por Yvette Cooper con 16% y Liz Kendall con 7%, según una encuesta del instituto YouGov. Corbyn también encabeza las listas de las casas de apuestas
   Tres meses después de la peor derrota sufrida por el laborismo desde 1987, el partido registró más de 120 mil inscripciones de independientes que desean participar en la elección. Al mismo tiempo, miles de afiliados que nunca habían militado activamente volvieron al partido entusiasmados con “el nuevo tipo de política” que propicia Corbyn.
   La prédica de este dirigente iconoclasta suscita el entusiasmo de los jóvenes, la influyente ala sindical y la generación de veteranos de la izquierda. Todos rechazan con igual vigor la política de austeridad y el desmantelamiento del Estado benefactor –creado por los laboristas– que practica el primer ministro David Cameron.
   Muchos de esos activistas, deslumbrados por la aparición de movimientos de izquierda radical como Syriza en Grecia y Podemos en España, acusan a los centristas que dirigieron el partido por dos décadas de haber traicionado las raíces ideológicas del laborismo.

Pánico.  El imprevisto ascenso de Corbyn “creó pánico entre los diputados y ex líderes del partido”, reconoció el diario de izquierda The Guardian.
   El ex primer ministro Tony Blair, apóstol del nuevo laborismo, que ganó tres elecciones y gobernó diez años practicando una política moderada, ironizó durante un acto diciéndoles a los militantes: “Si su corazón late por Corbyn, lo que usted necesita es un trasplante”. Una semana después fue más alarmista: “Si gana Corbyn, el laborismo corre el riesgo de resultar aniquilado”, escribió. “Incluso si usted me odia, no arroje el laborismo al precipicio”, agregó. Su ex consejero Alastair Campbell apeló a “elegir a cualquiera menos a Corbyn”.
   Miembro del Parlamento desde 1983 como representante del norte de Londres, su atractivo reside en su retórica simple y en la defensa de las ideas de izquierda que habían desaparecido del lenguaje laborista desde 1983.
   Corbyn propicia la re-nacionalización de los ferrocarriles y las empresas energéticas, medidas para resolver la crisis de vivienda, mayor control del sistema bancario, aumento de la inversión estatal en educación y salud, y medidas para la promoción de la juventud.
   El complejo sistema de elección interna del partido no asegura la victoria a un candidato a menos que obtenga 50% de los votos. En caso contrario, puede ser derrotado por una coalición de los adversarios que llegaron detrás suyo.