Finalmente el Capitolio estadounidense aprobó la construcción de un vallado de 1200 kilómetros en la frontera con México, que tiene como fin el freno de la inmigración ilegal. Al enterarse de la medida, el gobierno de Vicente Fox le exigió a George W. Bush que no firme la ley.
De manera abrumadora, el Senado dio el visto bueno definitivo a la construcción del polémico muro, diez días después de que la Cámara de Representantes (la Cámara de Diputados) lo aceptara, y horas antes del inició del comienzo de la campaña electoral por las legislativas de noviembre próximo.
Mientras que los Republicanos se vanagloriaban por la ley aprobada, los demócratas que refutaron el proyecto (26 estuvieron de acuerdo con la creación del muro), dijeron que esta política no generá ninguna solución a la cuestión de la inmigración.
John Boehner, jefe de la mayoría del Partido Republicano en la Cámara baja señaló en relación a la ley que “es una victoria mayor para los esfuerzos de los republicanos por reforzar la frontera contra la entrada de los ilegales”, afirmó el congresista.
Por su parte, el jefe de la oposición del Partido Demócrata en el Senado, Harry Reid dijo que “podemos construir el muro más alto del mundo, pero no arreglará nuestro sistema de inmigración que ha fracasado”, replicó el demócrata.
Mientras que Reid exigió la ampliación de la reforma migratoria, para abrir el camino a la regulación de 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos, personajes reconocidos como el cubanoestadounidense Mel Martinez -senador republicano por el Estado de Florida- y la demócrata Hillary Clinton -senadora por el Estado de Nueva York-, votaron a favor del proyecto.
Pese a la aprobación de la ley, los parlamentaristas no aseguraron su financiación, al haber incluido en el presupuesto del Departamento de Seguridad Interior sólo 1.200 millones de dólares, de los 6.000 millones que costaría el muro.
Asimismo, Bush, que declaró tener intención de promulgar la ley, no estaría totalmente de acuerdo con la medida aprobada por el Congreso, ya que ésta no cumplió con sus exigencias de lograr una reforma amplia, como él mismo lo había prometido hace tres años, al comenzar su campaña para ser reelegido.
De esta forma, el ex gobernador de Texas, se convirtió en la última esperanza para el gobierno mexicano, que espera que no se levante un muro en la tercera parte de la frontera entre ambos países.
Luis Ernesto Derbez, Canciller del país latinoamericano, anunció su intención de enviarle una carta a Bush para pedirle que no firme la ley, y explicarle “de manera respetuosa las razones por las cuales el gobierno mexicano considera que no es la solución correcta y que puede representar un agravio entre naciones”.
La medida aprobada por el Congreso, para la construcción de un muro fronterizo, se da en el marco de la políticas contra la inseguridad que propaga el gobierno de Bush. De esta forma, de cara a las elecciones legislativas, el Partido Republicano espera mantener la mayoría en ambas cámaras.