afp/ap/dpa
Desde Damasco
El pacto entre Rusia y los Estados Unidos para destruir el arsenal de armas químicas de Siria recibió el respaldo de toda la comunidad internacional, salvo de los rebeldes de ese país, que lo rechazaron y aseguraron que continuarán luchando para derrocar a Bashar al Assad. Mientras el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon pidió que el acuerdo conduza al fin del “horroroso sufrimiento” de los sirios, Francia, Reino Unido y Alemania respaldaron el entendimiento de Washington y Moscú.
El gobierno de François Hollande, el aliado más estrecho de la Casa Blanca en un eventual ataque militar, lo calificó como un “progreso importante” y adelantó que tomará en cuenta el informe de los expertos de la ONU sobre el ataque del 21 de agosto cerca de Damasco para “posicionarse” al respecto. Se prevé que en las próximas horas se conozcan las conclusiones de ese informe.
Por su parte, el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, también lo acogió favorablemente, pero sostuvo que ahora hace falta un “trabajo urgente” para implementarlo. El gobierno de Angela Merkel expresó que aumentaron las posibilidades de una solución diplomática de la crisis siria. “Una paz duradera no puede ser alcanzada con una solución militar, sino con una solución política”, declaró ayer Guido Westerwelle, ministro de Relaciones Exteriores alemán.
En cambio, el jefe del Ejército Sirio Libre, el general Selim Idris, rechazó tajantamente la negociación, que aleja la posibilidad de una intervención militar de Occidente contra las fuerzas de Al Assad. “No podemos aceptar esta iniciativa. A nosotros, este acuerdo no nos concierne. No tenemos armas químicas y seguiremos luchando”, declaró Idris