La crisis política del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil parece no tener fin. Una comisión parlamentaria recomendó abrir un juicio de destitución (impeachment) de la presidenta Dilma Rousseff, acusada de supuesta adulteración de las cuentas públicas.
La decisión fue aprobada por 38 votos a favor y 27 en contra. El debate de diez horas concluyó con gritos entre opositores y oficialistas.
Ahora la pelota está en terreno de la Cámara de Diputados: si ese cuerpo convalida la decisión de la comisión por una mayoría de dos tercios, y luego el Senado la ratifica, Rousseff sería separada de su cargo por un plazo máximo de 180 días, a la espera de que la cámara alta dé su fallo definitivo.
Si eso sucede, el vicepresidente Michel Temer, ahora enfrentado a Rousseff, la reemplazaría hasta el fin de su mandato, en 2018, según informó la agencia AFP.
El gobierno y el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) daban por sentada la derrota en esta comisión, dominada por la oposición. Ahora aputan a evitar que los partidarios del impeachment obtengan en la cámara baja los 342 votos necesarios (sobre un total de 513) para seguir el proceso.
Rousseff, de 68 años, así como su predecesor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) y el PT denuncian el impeachment como una tentativa de "golpe de Estado".
Lula participaba en Rio de Janeiro en un acto de apoyo a Rousseff junto al cantante y compositor Chico Buarque y varias figuras del mundo cultural y artístico de Brasil.