Desde El Vaticano | ¿El aire nuevo que trajo Francisco al Vaticano, también le dará un lugar a las mujeres purpuradas? “Sueño una Iglesia madre”, dijo más de una vez el Papa. Y la Curia conservadora tiembla. El título cardenalicio es honorífico, no es una ordenación sacerdotal, así que el Sumo Pontífice, si lo desea, podría romper el tabú de la ordenación sacerdotal femenina.
La que planteó el debate en Italia fue Lucetta Scaraffia, historiadora católica y editorialista del Osservatore romano, el diario oficial del Vaticano. “Sería el camino maestro para conferir autoridad y respeto a las mujeres” escribió la teóloga en las paginas de otro diario romano, Il Messaggero. “Espero una decisión tan importante, que tomada por este Papa, mostrará una Iglesia acogedora, que sepa dispensar calor, una Iglesia apasionada”, dijo Scaraffia a PERFIL.
El camino ya fue en parte abierto, según Scaraffia, por los dos precedentes pontífices. “Juan Pablo II evidenció en teología la importancia de las mujeres, resaltó el valor femenino –aseguró la teóloga–. Benedicto XVI también abordó el tema, aunque lo hizo por el lado cultural más que teórico. De hecho, con el papado de Ratzinger aumentó el número de las mujeres que trabajan en el Vaticano. En la Secretaría de Estado ya son más de cincuenta, lo que pasa es que están todas en funciones subalternas”.
El problema es que las mujeres vaticanas no participan en los momentos de decisión. En las reuniones precedentes al Cónclave para la elección del Papa tampoco hay voces femeninas. Es posible que los dos tercios de los católicos sean mujeres, sin embargo, nadie quiere escuchar lo que tienen que decir. El propio Francisco parece haber destacado este fenómeno. “La presencia femenina en la Iglesia, hasta ahora no emergió a causa de la tentación del machismo que no ha dejado espacio al lugar que corresponde a las mujeres en la comunidad”, sostuvo el Papa durante el viaje de regreso desde Río de Janeiro. “No existió hasta ahora una verdadera teología de la mujer. La Iglesia sin las mujeres es como el colegio apostólico sin María”, agregó Jorge Bergoglio.
Sin embargo, las frases que más parecieron acercarse al tema de la mujeres purpuradas las pronunció en la famosa entrevista a Civiltà Cattolica, histórica revista de los jesuitas. En la larga conversación con el padre Antonio Spadaro, Francisco pide claramente “ampliar los espacios para que haya una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”.
“Las mujeres están poniendo preguntas profundas y hay que encararlas –dijo el Papa–. La Iglesia no puede ser sí misma sin la mujer y su papel. María, una mujer, es más importante que los obispos”.
Y para que no queden dudas sobre su opinión Francisco realizó en esa entrevista una confesión que puede ser leída como un gran gesto para lo que está por venir: “En el breviario yo tengo el testamento de mi abuela Rosa, yo lo leo muy a menudo, para mí aquel testamento es la forma de rezar”