Tres niñas se acurrucan en un claro del bosque, aterradas ante dos matones que se acercan. De pronto, un libro volador arremete contra la mandíbula de uno de los hombres, y en cuestión de segundos los matones están en el suelo. Las pequeñas respiran aliviadas: la Vengadora del Burka las ha salvado.
Jiya no es una superheroína occidental, sino una superheroína paquistaní. Trabaja como profesora en una escuela para niñas, pero cuando se enfunda su burka no hay talibán ni político corrupto que pueda con ella. Cubierta de negro de la cabeza a los pies, despliega su técnica de karate y utiliza libros y lápices como únicas armas contra los que intentan atentar contra el sistema educativo del país.
Burka Avenger es la primera serie animada para televisión producida en Pakistán y en urdu, la lengua local. Pronto se estrenará en un canal nacional, pero algunos episodios ya han podido verse en otra emisora de televisión. Niños y adultos aguardan con expectación la llegada de la serie en un país en el que los extremistas talibanes vuelan los colegios por los aires y en el que se obliga a muchas niñas a abandonar su escolarización.
“El objetivo es hacer reír, divertir y enviar mensajes con un potente contenido social”, explica Aaron Haroon Rashid, un exitoso cantante paquistaní y creador de la serie. Su idea surgió antes de que el caso de Malala Yusafzai saltara a los titulares de todo el mundo, pero la heroína recuerda a esta joven que, pese a las amenazas y ataques de islamistas, defendió la educación de las niñas.
Sin embargo, el país está dividido al respecto, y las críticas llueven tanto desde los sectores más liberales como desde los más conservadores. “El burka es un símbolo de la represión que sufre Pakistán. Las mujeres no lo llevan libremente, sino porque están obligadas a ello”, argumenta la defensora de los derechos humanos Tahira Abdullah.
La serie tampoco entusiasma a los sectores más religiosos del país. Para ellos, el burka es una obligación islámica, explica Kuser Firdaus, del partido fundamentalista Jamaat e Islami. “Utilizarlo para un personaje animado es una ofensa a la religión y a sus símbolos”, sostienen.
Rashid rechaza estas críticas, pues sostiene que sólo hablan de suposiciones. La decisión de utilizar el burka como traje de la superheroína se debe al origen cultural de la protagonista y no tiene nada que ver con la religión. “Sólo es una forma de ayudar al personaje a ocultar su identidad. Nada más”, alega.
A quienes no les preocupa la disputa sobre el burka es a los niños paquistaníes. En Facebook, Burka Avenger tiene más de 25 mil fans en menos de un mes, todo un récord en un país donde la gran mayoría de la población no tiene acceso a internet.