Con altas probabilidades de un giro hacia la derecha y un cambio de era, Uruguay acude hoy a las urnas para celebrar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, donde competirán Luis Lacalle Pou, líder del Partido Nacional y favorito en las encuestas, y Daniel Martínez, dirigente del Frente Amplio que busca suceder a Tabaré Vázquez.
Lacalle Pou, hijo del que fuera presidente entre 1990 y 1995, Luis Alberto Lacalle Herrera, formó una coalición “multicolor”, integrada por cinco partidos de la oposición, y postula la necesidad de un “cambio” político en Uruguay. Tras quedar segundo en la primera vuelta, diez puntos detrás de Martínez, selló una alianza con el Partido Colorado, Cabildo Abierto (la fuerza de extrema derecha de Guido Manini Ríos), el Partido Independiente y el Partido de la Gente. Según las encuestas, lleva una ventaja que oscila entre cinco y ocho puntos sobre su rival.
El gran interrogante es cómo funcionará esa coalición en caso de llegar al poder. Si mantiene la unidad, tendrá mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Martínez, por su parte, apeló en la recta final de su campaña a la vieja guardia frenteamplista, intentando recuperar los 200 mil votos que la formación perdió con respecto a las presidenciales de 2014. Con ese objetivo, anunció que el ex presidente José “Pepe” Mujica y el actual ministro de Economía, Danilo Astori, integrarían su eventual gabinete, a cargo de las carteras de Ganadería, Agricultura y Pesca, por un lado, y Relaciones Exteriores, por el otro. Sin embargo, la frialdad entre el candidato y Mujica empañó el cierre de campaña, al punto que el ex guerrillero tupamaro afirmó que “si Martínez estuvo solo” en los mítines proselitistas “fue por sus convicciones”.
Inseguridad y economía. Lacalle Pou hizo hincapié en el aumento de homicidios en Uruguay y en el enfriamiento de la actividad económica. “El candidato de la oposición ha hecho campaña con la seguridad. A los partidos de izquierda les cuestan mucho estos temas. Creo que si gana la oposición no van a cambiar tanto las políticas de seguridad, sino que va a ser más una cuestión de énfasis. Piensan declarar la emergencia nacional y fortalecer las comisarías”, afirmó a PERFIL Daniel Chasquetti, profesor de Ciencia Política de la Universidad de la República. Lacalle también plantea reducir el gasto del Estado para achicar el déficit fiscal de 4,9% del Producto Bruto Interno (PBI). A diferencia de su contrincante, prometió que no subirá impuestos porque hay que “aflojarle la cincha” al que produce.
Martínez se comprometió en el último debate a bajar el déficil al 2%, al tiempo que afirmó que en los últimos 15 años Uruguay “se transformó en el país más igualitario en distribución de la riqueza en América Latina”. Sin el carisma arrollador de Mujica ni la pasión proselitista de Vázquez, Martínez se muestra como un pragmático gestor del Estado. Fue intendente de Montevideo, presidente de la petrolera estatal Ancap y ministro de Industria.
Elite. Lacalle Pou es hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle y la ex senadora Julia Pou. Heredero de un movimiento político conocido como “herrerismo” -por el apellido de su bisabuelo paterno, Luis Alberto de Herrera, quien integró un Ejecutivo colegiado en la década de 1950-, busca reponerse de la derrota en las presidenciales de 2014, donde cayó frente a Vázquez. Ex senador y diputado, Lacalle es un liberal de centroderecha, que supo unir a la extrema derecha y el centro con un único objetivo: terminar con la hegemonía política del Frente Amplio en Uruguay.
El gran interrogante es cómo funcionará esa coalición en caso de llegar al poder. Si mantiene la unidad, tendrá mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Para eso, tendrá que negociar con sus socios, en particular con el histórico Partido Colorado y con Cabildo Abierto, la nueva agrupación liderada por el ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Guido Manini Ríos, que se opone al aborto, al matrimonio gay y a los juicios a militares por violaciones a los derechos humanos.
Alrededor de 2,7 millones de uruguayos están habilitados para acudir a las urnas -200 mil residen en la Argentina-. Los comicios que se celebran hoy pueden marcar un fin de ciclo en el país vecino.
Juan Castillo, Frente Amplio: “No llegamos como hubiésemos preferido”
Juan Castillo, senador del Frente Amplio y del Partido Comunista, habla pausado, como casi todos los uruguayos. Vino a Buenos Aires a buscar votos, porque sabe que el candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, enfrenta un escenario complejo en la segunda vuelta y corre de atrás en las encuestas. Enfocado en los comicios, no rehúye a hablar sobre las crisis políticas en la región. “Luis Almagro es un agente de la CIA. El problema es saber si ya lo era cuando fue canciller de Uruguay o lo fue después”, contesta cuando PERFIL le pregunta por el rol en Bolivia del secretario general de la OEA y ex ministro de José Mujica.
—¿Cómo llega el Frente Amplio a esta segunda vuelta?
—Para ser sincero, no llegamos como hubiésemos preferido. El Partido Comunista había trabajado con la cabeza puesta en la continuidad del gobierno, en obtener mayorías parlamentarias y, de ser posible, hacerlo en primera vuelta. Hay cosas que ya no tienen vuelta atrás. No hubo mayoría parlamentaria, no ganamos en la primera vuelta y está más complejo este segundo camino. La izquierda ha quedado sola. Todos los demás discursos se unieron para pegarle a la gestión del Frente Amplio. Hay que trabajar para revertir esta diferencia. No es imposible, pero es una pelea difícil que estamos dando con toda la militancia, con esa forma artesanal de hacer política que tiene la izquierda en Uruguay: del mano a mano, del voto a voto, de casa a casa. Estamos recorriendo los hogares identificados con la bandera de los adversarios políticos, de manera de ir a dar nuestros argumentos, de invitarlos a formar parte de este proyecto, que ha sido sin dudas el mejor de Uruguay en los últimos 15 años.
—El Frente perdió 200 mil votos con respecto a las elecciones de 2014. ¿Se lo adjudica a una mala gestión de Tabaré Vázquez, a un mal desempeño del candidato Daniel Martínez o a otra causa?
—Deben acumularse un conjunto de elementos que contribuyeron a esto. No jugamos solos en este escenario. La oposición política desplegó una batería de medidas. Los grandes medios de comunicación siguen los mandatos de la derecha y los dueños del capital. Vos abrís los periódicos uruguayos y te imaginas que es Kosovo, o Sarajevo. Sin embargo, Uruguay está un paso más justo, más solidario, más equitativo, tiene mejor distribución de la riqueza, mejor calidad de vida. Pero se ha demostrado una vez más que, si no somos capaces de generar conciencia política, no alcanza con una buena gestión para mantenerse en el gobierno. Es imposible hacer un balance en el medio de la batalla. En el medio de la batalla, se batalla. Hay que corregir los errores y potenciar las cosas que han salido bien.
—Luis Lacalle Pou anunció un gobierno de coalición. ¿Cree que será estable o un mero acuerdo electoral?
—Hay dos proyectos políticos de país. O avanza el de la izquierda que gobierna hace 15 años o Uruguay retrocede 15 casilleros y va a la cola del mundo de las concepciones neoliberales. La derecha está diciendo que viene por las conquistas sociales, que las negociaciones colectivas de trabajadores van a tener algunos cambios. Una parte de la oposición no solo quiere sacar al Frente Amplio del gobierno, sino también instalar una concepción distinta de país. En vez de una coalición multicolor, son un collage de los que piensan más o menos igual. En vez de armar un programa de gobierno y un proyecto de país, lo que hicieron fue un reparto de cargos en una semana y media.
Jorge Saravia, Partido Nacional: “Lacalle Pou está preparado para conducir la coalición”
El senador del Partido Nacional Jorge Saravia elogia a su candidato, Luis Lacalle Pou, quien, según las encuestas, parte como favorito a ganar la segunda vuelta electoral que se celebra hoy en Uruguay. “Para mí, hizo una campaña impecable, sin errores y mirando siempre hacia adelante, a lo que podía ser este 24 de noviembre y el día después”, afirmó a PERFIL.
—¿Qué escenario espera para la segunda vuelta?
—El 27 de octubre la ciudadanía dio una señal muy clara dándole la mayoría en las dos cámaras del Congreso a los partidos de la oposición, que consolidaron un acuerdo para un eventual gobierno. Esperamos que esa mayoría se confirme en la segunda vuelta.
—¿Cuáles fueron las claves de la campaña de Lacalle Pou para llegar arriba en las encuestas?
—Fue un proceso largo que se viene desarrollando desde hace mucho tiempo. Lacalle y el Partido Nacional construyeron una relación con la ciudadanía recorriendo todo el país, conformando un programa de gobierno que atiende al reclamo de la gente. La relación fluida con distintos dirigentes de la oposición fue mostrando una solidez de la conducción del Partido Nacional y la posibilidad de un acuerdo. Lacalle está preparado para conducir una coalición multicolor, que se logró porque había un trabajo previo de mucho tiempo.
—¿Cómo funcionará esa coalición multicolor? ¿Será estable?
—Acá hay un acuerdo programático que se firmó. Si se confirman en las urnas las mayorías que se establecieron en el Parlamento el 27 de octubre, el presidente electo ratificará los acuerdos a través de la participación de los otros partidos en el gabinete. Tengo plena seguridad de que será una coalición estable. Hay una oportunidad histórica de una coalición multicolor de cinco partidos, que en Uruguay nunca se había dado. Es una gran oportunidad para que partidos nuevos como Cabildo Abierto e históricos como el Partido Colorado puedan crecer y afirmarse a futuro. La única forma es cumplir con el compromiso asumido hacia la ciudadanía.
—Uruguay tiene un déficit fiscal del 4,9%. ¿Cómo será el ajuste que impulsará Lacalle si llega al poder?
—El déficit fiscal en Uruguay es un déficit histórico del gobierno del Frente Amplio, al que se le han disparado las cuentas públicas. Hay que acomodar el despilfarro en algunos ámbitos del gasto público. El ajuste será por el lado de las cuentas del Estado. No habrá aumento de impuestos. Proponemos un recorte de los gastos del Estado de 900 millones de dólares anuales, sin tocar el gasto social.
—¿Qué rol tendrá en el gobierno Guido Manini Ríos, líder de la fuerza de extrema derecha Cabildo Abierto?
—Ya lo ha dicho él: trabajará desde el Senado apoyando y respaldando el documento que se firmó.
—Daniel Martínez alertó que Uruguay puede “terminar como Argentina”, en relación al fracaso económico de la gestión de Mauricio Macri. ¿Cree que eso es posible? ¿Cómo harán para evitarlo?
—De ninguna manera. Uruguay tiene mucho vinculo con la región, pero tiene determinados despegues que le permiten estabilidad. Esos cucos que agita Martínez en campaña son imposibles. Uruguay tiene una expectativa de crecimiento económico importante.