CIUDAD HO CHI MINH.- Tram, la propietaria de un restaurante de Ciudad Ho Chi Minh (sur de Vietnam), tiene el rostro hinchado y lleno de vendas, pues se ha operado las cejas, la papada, el cuello y la nariz, como muchas otras vietnamitas que no reparan en gastos para ponerse en manos de cirujanos estéticos que más bien son aprendices. "En cuanto me recupere, me van a hacer una liposucción del vientre", asegura.
En Vietnam, con cerca del 8% de crecimiento económico en los últimos años, se ha constituido una importante clase media, sobre todo en la capital, Hanoi, y en la segunda ciudad del país, Ho Chi Minh.
Tener un busto notable o la nariz fina es el nuevo sueño de esta burguesía emergente. Como hay mucha más demanda de operaciones que buenos profesionales, los médicos poco calificados abundan.
Muchas mujeres sufren "complicaciones por la inyección de un líquido no identificado en el pecho, los labios o las mejillas", explica Tom Cuong Nguyen, médico australiano de origen vietnamita, jefe del servicio de la clínica Columbia de Ho Chi Minh.
" Otras se despiertan con dos párpados diferentes tras las falsas pestañas hechas con transplante de pelo de las cejas", explica Nguyen Thang, jefe del servicio de cirugía plástica del Hospital franco-vietnamita (HFV). "La falta de esterilización también provoca hepatitis", añade. Desde hace varios años, Vietnam no deja de crecer y se abre al mundo tras largos años de miseria.
"Mi marido y yo tenemos un negocio que va bien. Pero desgraciadamente yo no nací guapa y tengo 50 años", justifica Tram. "En este trabajo, hay que tener confianza en uno mismo y conocer gente, así que he decidido acudir a la cirugía".
Para las vietnamitas, el maquillaje y la cirugía estética son prácticamente lo mismo y no tienen conciencia de los riesgos operatorios. Esto les lleva a ponerse párpados u operarse de la nariz por entre 300 y 500 dólares o implantes mamarios por entre 2.000 y 3.000 dólares.
"Quieren tener consulta con el médico por la mañana y operarse por la tarde. Algunas no quieren anestesia general para no perder tiempo en la reanimación", relata el doctor Thang.
Esta inconsciencia, añadida a la total desregulación del sector, garantiza a los nuevos profesionales una considerable demanda.
"En Ho Chi Minh, al menos 200 clínicas estéticas están abiertas, pero sólo unas 50 tienen autorización del departamento municipal de salud", añade el médico.