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La Justicia brasileña investiga si una de las empresas involucradas en el escándalo de la Petrobras –la constructora OAS– compró un lujoso tríplex para el ex presidente Lula da Silva, lo que le permitió lavar dinero de la corrupción.
Lula y su mujer, Marisa, fueron intimados por la fiscalía de San Pablo para que declaren, como investigados, sobre el tríplex que la pareja posee en Guarujá, en el litoral paulista. Por la misma causa deberá declarar el ex dueño de OAS, Leo Pinheiro, preso por la operación Lava Jato. Será la primera vez que Lula, que niega ser propietario del tríplex, declare como investigado.
Para el juez Sergio Moro, que investiga el escándalo del Petrolão, la OAS “habría utilizado el emprendimiento inmobiliario de Guarujá para un pago disfrazado de propinas a agentes involucrados en el esquema criminal de la Petrobras”. Según el fiscal de la causa, el delito podría ser el de lavado de dinero. La OAS está acusada de haber desviado al menos 1.500 millones de dólares de la petrolera brasileña.
La chacra. Por otra parte, la propietaria de un corralón de materiales del interior de San Pablo dijo que fue la Oderbrecht la que financió la reforma de una chacra que Lula da Silva y su familia frecuentan en la región paulista de Atibaia, y que figura a nombre de dos socios de su hijo.
Fabiana Melo Nunes dijo a Folha de São Paulo que las facturas que extendió por los materiales usados para la obra fueron en su mayoría a nombre de la Oderbrecht. La chacra, llamada Santa Barbara, tiene un amplio edificio, una pileta y un lago artificial para pesca, uno de los deportes favoritos de Lula.