El voto electrónico es una pieza clave de las elecciones presidenciales de este 30 de octubre en Brasil, considerando que es objeto de ataques del presidente Jair Bolsonaro, que advierte contra la posibilidad de “fraude” y que motivó una investigación judicial en su contra por “difundir noticias falsas”.
En 1996 Brasil implementó el voto electrónico para elegir a sus representantes y se convirtió en pionero en la materia. El sistema electoral brasileño goza de prestigio internacional y de extrema fiabilidad, según los expertos.
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No obstante, el mandatario ultraderechista advirtió sin pruebas contra las “fallas” que podrían presentar las urnas electrónicas y encendió las alarmas ante la posibilidad de que el jefe de estado no reconozca el resultado de los comicios sobre los que las encuestas dan por vencedor a su rival Lula da Silva.
Cómo surgió este mecanismo de votación, cómo funciona y por qué Bolsonaro lo critica son algunos de los interrogantes que surgieron de cara a las elecciones del gigante sudamericano.
1. ¿Cómo surgió el voto electrónico?
El mecanismo de votación fue creado para simplificar y agilizar el proceso electoral, como también para combatir el fraude. Antes de que fuera implementado, los brasileños votaban mediante papeletas impresas en las que debían tachar una casilla o escribir el nombre del candidato preferido. El problema era que como Brasil tiene todavía un alto porcentaje de analfabetismo (14%), el sistema se tornaba caótico y los escrutinios podían demorar días.
"Siempre había problemas, algunas papeletas eran ilegibles, los votantes tachaban fuera de la casilla (...) Y eso anulaba el voto", explicó Henrique Neves da Silva, exjuez del Tribunal Superior Electoral (TSE). A esto se sumaba el fraude, ya que algunas papeletas en blanco “eran rellenadas durante el escrutinio”, agregó el magistrado.
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Así fue como el estado brasileño impulsó la reforma del sistema de votación. Con ayuda del ejército, expertos informáticos desarrollaron el primer modelo de urna electrónica usado en 57 ciudades en las elecciones municipales de 1996.
El ensayo fue exitoso: el 67% de los votantes utilizaron estas máquinas en los comicios presidenciales de 1998, y en las elecciones siguientes el voto en papel se eliminó por completo. Brasil, en tanto, se convirtió en uno de los 23 países del mundo que usa urnas electrónicas en elecciones generales, según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), mientras que otros 18 las usan en comicios regionales.
2. ¿Cómo funciona?
Las máquinas arrojan un teclado numérico a partir del que el votante presiona el código de dos cifras de su candidato, cuya foto aparece en la pantalla. Para finalizar, debe presionar un botón verde para confirmar su selección. "Es una máquina muy simple con una única función: contar los votos", explicó el juez Neves da Silva.
Un dato a destacar es que la urna electrónica no está conectada a internet, mientras que, de modo excepcional, en las regiones recónditas como la Amazonía se permite usar una conexión satelital.
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Tras el cierre de la votación, se retira una tarjeta de memoria de cada máquina y se lleva a la oficina local de la autoridad electoral, que a su vez transmite la información al sistema de contabilización central en Brasilia, a través de una red independiente a internet.
El resultado rara vez tarda más de dos horas en conocerse, en un país de dimensiones continentales con más de 156 millones de votantes inscritos.
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3. ¿Qué tan fiable es el sistema?
El programa de contabilización de votos se actualiza en cada elección y puede ser revisado por las autoridades electorales, el ejército y los partidos políticos.
También se realizan pruebas de seguridad en presencia de expertos que realizan simulacros de manipulación de las urnas.
"Literalmente desmontan las máquinas y tocan lo que quieren", con una facilidad mayor que cualquier pirata informático, describió Neves da Silva. En tanto, nunca se constató que existiera alguna falla significativa del sistema.
4. ¿Cuáles son las críticas de Jair Bolsonaro?
A lo largo de la campaña para lograr su reelección, Bolsonaro insistió sin sustento en que el sistema de votación electrónico abre la puerta a "posibles fraudes". Además, elevó la tensión tras haber amenazado en varias ocasiones con no reconocer el resultado de la votación en 2022 si se mantiene el sistema actual.
Bolsonaro afirmó, por ejemplo, que él debería haber sido elegido en la primera vuelta en 2018, y no en el balotaje, sin haber presentado prueba alguna de sus afirmaciones ante la justicia.
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Por su parte, el jefe de estado no pide el regreso del voto en papel pero desearía que cada elector obtuviera un recibo impreso. Intentó aprobar una enmienda a la Constitución en ese sentido, pero fue finalmente rechazada en el Parlamento en agosto de 2021.
A pesar de ser objeto de investigación por divulgación de noticias falsas sobre las urnas electrónicas, Bolsonaro continúa atacando el sistema electoral brasileño, como lo hizo durante una reunión con embajadores en julio en Brasilia. Lo curioso fue que un día después, la embajada de Estados Unidos en Brasil elogió el sistema electoral brasileño, que "sirve como modelo para las naciones del hemisferio y del mundo".
cd / ds