(Extracto de PolitiLeaks, el nuevo libro de Santiago O'Donnell)
Mucho antes de que fuera conocido mundialmente como el papa Francisco, un cable de la embajada de los Estados Unidos filtrado por WikiLeaks cuestionó la “autoridad moral” de Jorge Mario Bergoglio. El cable está fechado 11 de octubre de 2007 y lleva la firma del entonces embajador estadounidense en Buenos Aires, Earl Anthony Wayne. En él se hace referencia a la condena judicial del cura represor Christian von Wernich por su actuación durante la última dictadura militar, después de décadas de silencio cómplice de la Iglesia argentina, un período durante el que el actual Papa ocupó importantes cargos.
Es muy posible que la visión de la diplomacia estadounidense haya cambiado desde entonces. A poco de asumir como Francisco en marzo de 2013, Bergoglio habló de las violaciones a los derechos humanos en la década de 1970. Admitió que cometió errores pero negó haber sido cómplice de la dictadura y dijo que sus acusadores lo habían difamado. Poco tiempo después, el presidente estadounidense Barack Obama se declaró un gran admirador del Papa y ambos acordaron encontrarse el 27 de marzo.
“Tiene una humildad increíble, un sentido de la empatía por los pequeños, los pobres. Y es alguien que primero piensa en atraer gente antes que en alejarla, en encontrar lo que es bueno en ellos”.
“Este espíritu, ese sentido del amor y la unidad, parece manifestarse no sólo en sus dichos: también en sus actos. Es una cualidad que admiro de parte de cualquier dirigente religioso”, dijo Obama en octubre de 2013.
El despacho diplomático señala que la Iglesia “no sancionó ni le quitó los hábitos” al sacerdote Von Wernich, ni siquiera después de que fuera condenado a reclusión perpetua el 9 de octubre de 2007, por siete asesinatos, 42 secuestros y 32 instancias de tortura cometidos durante la dictadura. Mientras tanto, dice el cable, el actual papa Francisco, entonces cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires, actuaba como “líder de la oposición” criticando las políticas sociales del presidente Néstor Kirchner, que transitaba el último año de su mandato. El autor del cable pone en duda la capacidad del cardenal Bergoglio en particular, y de la Iglesia argentina en general, para actuar como voces respetadas en los debates políticos porque parecían proteger y apañar a un cura represor, en un intento de evitar que se abriera la discusión pendiente sobre las complicidades de la Iglesia con la dictadura, durante la que más de 10 mil personas desaparecieron y más de 400 bebés fueron secuestrados y despojados de su identidad.
El cable arranca con una síntesis de la noticia de la condena y de la reacción de la Iglesia. “Sumario: Christian von Wernich, un sacerdote católico romano y ex capellán de la Policía de Buenos Aires durante la guerra sucia de 1976-1983, fue condenado el 9 de octubre por ser cómplice de varios casos de asesinatos, torturas y secuestros. Von Wernich es el tercer ex militar de la guerra sucia y la primera figura eclesiástica en ser juzgada y condenada por tales crímenes desde que un fallo de la Corte Suprema en 2005 anuló la inmunidad de los ex militares. El liderazgo local de la Iglesia Católica emitió un comunicado de prensa con un llamado a Von Wernich a arrepentirse y pedir disculpas públicas, e hizo notar que la Iglesia ya había pedido perdón y había llamado a la reconciliación”.
El cable sigue con una descripción de los crímenes cometidos por Von Wernich durante la dictadura. “El Tribunal Oral Federal Nº 1 determinó que Von Wernich tuvo un rol clave en el sistema de represión ilegal que operaba en la provincia de Buenos Aires, abusándose del ritual de la confesión para sacarles información a los detenidos presos en cárceles secretas, antes de entregarlos para que enfrenten torturas, asesinato o ‘desaparición’. El tribunal de tres jueces condenó los actos de Von Wernich como parte de un ‘genocidio’ cometido en la Argentina durante los años de la guerra sucia”.
A continuación, el cable da cuenta de la reacción de la Arquidiócesis de Buenos Aires, cuyo titular era el entonces cardenal Jorge Bergoglio. “Después del fallo, la Arquidiócesis de Buenos Aires de la Iglesia Católica emitió un comunicado de prensa instando a Von Wernich a que se arrepintiera y pidiera públicamente ser perdonado. La Arquidiócesis dijo que la Iglesia Católica de la Argentina estaba preocupada por el dolor causado por la participación de uno de sus sacerdotes en crímenes tan serios. El comunicado agregó que el juzgamiento de esos crímenes debería ser un paso adelante en el proceso de reconciliación de la Argentina y servir como llamado de alerta para que los ciudadanos dejen atrás la impunidad, el odio y la sed de venganza. Los obispos también mencionaron un documento autocrítico que la diócesis había publicado en 1997, recordando que los líderes de la Iglesia y los laicos que se habían involucrado en estos crímenes y otros similares habían actuado bajo su propia responsabilidad. Informaciones de prensa del 11 de octubre dicen que la Iglesia va a iniciar su propia investigación interna de Von Wernich, posiblemente para quitarle sus hábitos”.
Después llega el comentario final, en que el cable menciona por primera vez a Bergoglio. A partir de la condena a Von Wernich en la justicia argentina, y ante la falta de respuestas similares en el ámbito de la Iglesia Católica, la embajada se pregunta si el entonces cardenal Bergoglio puede seguir siendo creíble como líder de la oposición. Más aún, se pregunta si la Iglesia argentina y Bergoglio tienen la estatura moral suficiente para seguir participando en los principales debates públicos del país. (…)
Si bien el cable da a entender que como presidente de la conferencia de obispos argentinos, como cardenal o como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio podría haber sancionado o expulsado a Von Wernich de la Iglesia, esto no es tan así. El responsable de un cura es su obispo diocesano, no “el jefe de la Iglesia”, algo que no existe. Por lo tanto, el único que podía suspender en el ejercicio del ministerio sacerdotal a Von Wernich era el obispo de 9 de Julio, Martín de Elizalde, perteneciente al ala ultraconservadora de la jerarquía local y enfrentado con la línea más pragmática o progresista del actual Papa.(...) Hoy, Von Wernich sigue sermoneando en el penal, arropado en su sotana, con el aval o la bendición tácita de la Iglesia del papa Francisco.