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reformas en beijing

Xi aclaró que la apertura decidirá el destino de la China moderna

Cambio. El presidente anunció las medidas del Partido Comunista.
| AFP

dpa/ap/afp
Desde Beijing
Luego de los históricos cambios anunciados el viernes por el gobierno de China, el presidente Xi Jinping aseguró ayer que “la reforma y la apertura decidirán el destino de la China moderna”. Al explicar las medidas adoptadas tras el Plenario del Comité Central del XVIII Congreso del Partido Comunista (PCCh), el mandatario aseveró que las transformaciones “son también claves para alcanzar el sueño del rejuvenecimiento nacional”.
Xi consideró, además, que las reformas y los esfuerzos de apertura cambiaron profundamente la imagen del gigante asiático, de su gente y del partido, y permitieron que el país se convirtiera en un integrante significativo de la comunidad internacional.
El jefe de Estado explicó que, en abril pasado, el Buró Político del PCCh decidió que la reforma sería el tema del plenario partidario y que, desde entonces, un grupo, liderado por él, trabajó en un borrador con opiniones del interior del partido y otras organizaciones. Según Xi, durante la elaboración del borrador quedó claro que era “una misión estratégica” llevar a cabo “cambios profundos y comprensivos” para alcanzar “resultados decisivos en sectores clave” en 2020.
“Es imposible impulsar reformas sin riesgos o cambios en las actuales instituciones”, señaló el presidente chino, quien también enfatizó que la reforma económica es la clave de todo el motor de reforma del país y que la adecuada relación entre el mercado y el gobierno continúa siendo el núcleo de la transformación. “La economía de mercado socialista necesita del mercado y del gobierno, pero en diferentes roles”, acotó.
Tres días después de finalizada la crucial reunión del partido, el PCCh reveló el viernes las esperadas reformas, que van desde la abolición de los campos de trabajo y reeducación hasta el relajamiento de la política del hijo único. Las ambiciosas medidas también prometen una reducción de la aplicación de la pena de muerte y una modificación en los límites a la emigración rural a la ciudad.
En el caso de la abolición de los campos de trabajo –conocidos en China como “laogai”– y la reducción de la pena de muerte, el documento del PCCh asegura que son pasos adelante para “mejorar la protección de los derechos humanos” y también los sistemas de corrección, castigo y reinserción de delincuentes. Además, el país “trabajará para prohibir la obtención de confesiones mediante la tortura y el abuso físico” y se pedirá a los tribunales que sean estrictos y no acepten evidencias obtenidas ilegalmente