El Primer Ministro británico, Boris Johnson acude al Parlamento para convencer a los diputados y los ciudadanos de su arrepentimiento del llamado partygate, a causa de realizar cinco fiestas y mil disculpas.
Johnson volverá a disculparse e intentará demostrar que no era consciente de haber violado la ley, dictada por su Gobierno, mientras permitía las fiestas en medio del confinamiento de la sociedad a causa de la pandemia. Pedirá a los británicos que se concentren en la crisis internacional provocada por la invasión de Rusia a Ucrania.
Con la intervención directa en ese conflicto, reconocida por la oposición laborista, procura recomponer su imagen en casa. Al margen de su apoyo al presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, la policía metropolitana le impuso una multa tanto a él como a su ministro de Economia, Rishi Sunak, por las fiestas clandestinas.
Multas en Gran Bretaña por el partygate
La oposición, representada por laboristas, nacionalistas escoceses y liberales demócratas, le exigieron explicaciones la semana última y convencieron al speaker (presidente) de la Cámara, Lindsay Hole, para votar mañana, miércoles, una moción de desacato contra Johnson que podría derivar en su suspensión como parlamentario.
Aducen normas éticas, aprobadas por Johnson cuando tomó posesión del cargo, en 2019, que persiguen un fin: demostrar que por primera vez en la historia un Primer Ministro quebrantó la ley.
El 5 de mayo habrá elecciones municipales. Dos encuestas coinciden en señalar que los conservadores podrían perder más de 800 representantes. Extrapolados esos resultados a elecciones generales, el Partido Laborista, liderado por Keir Starmer, podría obtener la mayoría en el Parlamento de Westminster y desplazar a Johnson.
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