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Naturaleza

Cuando no se entiende el "no": ranas fingen su muerte para evitar a machos acosadores

Una investigación revela las estrategias extremas de las hembras para evitar ser forzadas durante la temporada de reproducción.

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Científicos logran regenerar extremidades en ranas. | Pixabay

Durante la temporada de reproducción de las ranas europeas, que dura apenas dos semanas, la oferta de machos es mucho mayor que la de hembras. Para acceder a ellas, ellos suelen acosarlas, intimidarlas y forzarlas a copular, lo que puede costarles la vida.

Pero contra la idea extendida de que son pasivas e incapaces de resistir la coerción, una investigación publicada en la revista Royal Society Open Science demostró que están lo suficientemente empoderadas como para resistir cualquier embate.

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Al abordar estas dinámicas, Carolin Dittrich -del Instituto de Etología Konrad Lorenz de Viena- encontró que aunque las hembras insistieran con las maniobras evasivas, los machos no captaban las indirectas del rechazo. Cuando se puso a observarlos en detalle, detectó tres estrategias de evitación de pareja. 

La más común fue la de rotación, donde la hembra intenta girar sobre su propio eje para escapar del agarre del macho. La segunda, una protesta transmitida como un gruñido profundo y de baja frecuencia.

Las ranas hembras fingen su muerte para evitar apareamientos que rechazan | Perfil

La tercera, y más sorprendente, resultó la inmovilidad tónica: hacerse las muertas. Las hembras extendían rígidamente los brazos y piernas durante varios minutos, quedando completamente inmóviles. En uno de los videos analizados, un macho arrastra a una hembra que no responde. Cuando la suelta, ella mantiene la posición hasta que él se da vuelta, y entonces se aleja nadando.

La investigación reveló que el rechazo de las hembras es cuestión de preferencias. Muchas veces eligen no aparearse con el primer macho que se agarra a ellas, sino con el más grande o el que tenga el canto más grave. “Hemos visto casos en los que cargan con un macho en la espalda durante días e incluso semanas, esperando a uno más grande”, explicó Iñigo Martínez-Solano, del Museo Nacional de Ciencias Naturales español.

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Aunque estas estrategias son tan viejas como las ranas, no se habían detectado antes. Es que las investigaciones tendían a centrarse en el comportamiento masculino, “algo que está cambiando lentamente, para incluir también la perspectiva femenina”, celebró Dittrich. 

FM JL