Facundo Nejamkis dijo en nuestro programa que, según las encuestas de su consultora Opina Argentina, crece un grupo, los llamados ni ni, que no se sienten representados ni por Milei y los libertarios ni por Cristina Kirchner y el peronismo.
Para ejemplificar esta afirmación, volvió su atención sobre la elección legislativa porteña, una especie de gran encuesta local. El gobierno ganó con un tercio de los votos, luego Santoro sumado a las otras alternativas peronistas, llegaba a otro tercio y Lospennato, Larreta, sumado a la lista de La Coalición Cívica y al radicalismo de Lula Levy, completaba con este sector de centro ni ni.
En diálogo con esta hipótesis, ayer Facundo Manes y el ex gobernador cordobés Juan “el Gringo” Schiaretti hicieron la presentación de un espacio que empezó a dialogar con integrantes del PRO sin peluca, por así decirlo, socialistas, radicales y peronistas como los intendentes de Tigre, Julio Zamora y de Esteban Echeverria, Fernando Gray.
¿Puede este espacio alcanzar el tercio ni ni y volverse competitivo de cara a las próximas elecciones bonaerenses del 7 de septiembre? ¿Es posible que el enfrentamiento permanente entre libertarios y peronistas, termina por cansar a la población, que opte por una alternativa que esté más enfocada en la gestión y el consenso? Pregunta que solo el tiempo responderá y que parece todo un desafío en el país de las antinomias, título del reconocido libro de Pablo Mendelevich.
"Argentina tiene que volver a ser un país con una gran clase media", dijo Facundo Manes en su discurso en la presentación del espacio.
Y agregó: “"Debemos apuntar a un país desarrollado, de gran clase media con gran poder adquisitivo, poca pobreza estructural y poca desigualdad".
“El paciente está mal, el médico es malo y el tratamiento es equivocado”, dijo el médico neurólogo en relación a la situación del país.
Por su parte, en el mismo evento, Juan Schiaretti remarcó la importancia de recuperar un país con “movilidad social ascendente". Y señaló: “Se trata de construir otro polo político que pueda competir con el que expresa el actual presidente”.
“Es hora de hacer la coalición de la racionalidad, el sentido común, el federalismo, de la movilidad social ascendente , de la producción, el trabajo y de la ciencia”, sostuvo.
Ahora, ¿qué es el centro político? ¿Hay un programa definido, un conjunto de valores esenciales de “centro” o sólo es una ubicación circunstancial que se encuentra en el medio de dos fuerzas políticas que coyunturalmente se ubican en los extremos?
Es decir, ¿el centro es un lugar o es solo una relación? Giovanni Sartori explica que el centro es un lugar relativo: su ubicación depende de dónde estén situados los extremos en cada coyuntura, más que de un programa propio.
De manera similar, Norberto Bobbio sostiene que el centro es una categoría dependiente, pues se define por su distancia respecto de la izquierda y la derecha, no por una identidad sustantiva.
Podríamos decir que la izquierda y la derecha también son posiciones relativas y determinan qué es extrema izquierda y qué es izquierda, que en un país conservador, se parece más al centro.
Schiaretti y Manes sellan su alianza: por un país federal y normal
Anthony Downs, desde un enfoque racionalista, plantea que los partidos tienden a correrse al centro como estrategia electoral para captar al votante mediano, en un proceso de competencia por los electores moderados antes que por convicciones profundas.
Así funcionaba el mundo y la democracia, por lo menos hasta hace algunos años. Sin embargo, para otros autores, el centro puede representar ciertos valores propios, como la moderación, el pragmatismo y la reforma gradual.
Anthony Giddens, con su teoría de la Tercera Vía, propone un “centro progresista” que combine Estado y mercado, individualismo y comunidad, como forma de renovación de la socialdemocracia, aquella de “tanto mercado como sea posible” y “tanto Estado como sea necesario”, que ya lleva 70 años como axioma de la socialdemocracia.
Daniel Bell, en El fin de la ideología, ve en el centro un rechazo de los dogmatismos y un consenso tecnocrático.
En Argentina hay expresiones hegemónicas del centro político: están en las provincias. Primero vamos a empezar a analizar a uno de los convocantes de ese centro, que en muchas partes de la Argentina es hegemónico.
Y vamos a empezar por el cordobesismo o peronismo cordobés. El periodista Federico Zapata, escribió un libro llamado “Los Muchachos Cordobeses”, explicando las características y el surgimiento de este proceso.
“El peronismo de Córdoba construyó casi una tecnicatura de cómo gobernar una sociedad no peronista”, plantea Zapata.
“Esa tecnicatura es una herramienta que va a ser de muchísima utilidad para que el peronismo, después del 2023, pueda rediscutirse”, afirmó en Radio Gospel.
“Es un peronismo que logra resolver el gran agujero negro del peronismo nacional que es el principio sucesorio”, señaló. Y agregó “Logró la convivencia de dos liderazgos”.
Esto último que dice Zapata es muy interesante. A diferencia de Cristina Kirchner, que se encuentra peleada con su mayor activo electoral, que es Axel Kicillof, el cordobesismo ya lleva por la tercera línea sucesoria. De La Sota, Schiaretti y Llaryora.
Zapata, en una entrevista que le hicimos en este programa, se adelantó a esta jugada del cordobesismo y anticipó cuál es su verdadera táctica y las condiciones que tiene el peronismo cordobés, al ser Córdoba una de las provincias en las que Milei tiene más cantidad de votos, para poder encarar una alternativa al gobierno libertario.
“El peronismo de Córdoba va a intentar ser una alternativa a Milei”, indicó Zapata en Modo Fontevecchia. “No es una alternativa que implique negar totalmente algún elemento de verdad a la emergencia de Milei”, agregó.
Otra de las expresiones de centro hegemónicas es la del “socialradicalismo” santafesino, que en distintos momentos han conformado una alianza. Esta expresión empezó a gestarse con el triunfo del partido socialista en Santa Fe a comienzos del siglo XXI. Tuvieron, como en Córdoba, tres grandes figuras, desgraciadamente ya fallecieron dos de ellas, y su posterior alianza con el radicalismo local.
Y vale marcar, que la candidatura a presidente de Juan Schiaretti en 2023 fue en alianza con el socialismo en Santa Fe. Y, si bien salió cuarto luego de los candidatos de LLA, el peronismo y Juntos por el Cambio, fue el candidato que más creció entre las PASO y la primera vuelta.
“Coincidimos mucho con el programa de gobierno de la Provincia de Córdoba”, dijo el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, en un acto realizado en marzo.
“Es una esperanza muy pero muy grande que los partidos a los que nos toca gobernar las provincias de la región centro podamos tener un programa de gobierno común”, afirmó.
También se pronunció en este sentido el exdirigente del PRO, en realidad su verdadero armador, Emilio Monzó, quien hizo un llamado a los radicales para que impulsen esta alternativa de centro en la Provincia de Buenos Aires.
E incluso recomendó tanto a Mauricio Macri como a Jorge Macri que el PRO debe correrse al centro. En diálogo con Luis Novaresio, Monzó aseguró que el hay una gran oportunidad para el radicalismo y advirtió que no deben “entregar el partido a Milei”.
“Hay una idiosincrasia de la persona del interior, conservadora, más de centro, para la que es muy fuerte aceptar a un maleducado como Milei, por una cuestión de educación”.
En ese sentido, consideró que la UCR, en lugar de “asustar con los kukas” debe plantearse ser el impulsor de una alternativa de centro. “Tiene que ser el partido que origine el dique de contención para que no vaya esto del mileurismo al otro extremo”, afirmó.
Es interesante tratar de pensar, ¿cómo sería un gobierno de centro en este contexto? Tal vez sirva las comparaciones en este punto. Si el populismo trata de llevar adelante sus políticas a través de la confrontación con un enemigo construído, que en el caso del peronismo son los “poderes concentrados” y en el de Mile es “la casta”, en un gobierno de centro, las reformas son impulsadas a través de la articulación de los intereses y voluntades de los diferentes actores políticos y económicos. Esto no significa que todos estén de acuerdo con cada decisión, pero sí se logra un consenso mayoritario en cada una de ellas y se respeta la oposición y libertad de expresión de quien está en contra.
Un gobierno de centro reconozca la necesidad de alcanzar el equilibrio fiscal, pero no atacando necesariamente al Garrahan, el Conicet o los derechos de los discapacitados.
Que reconozca que hay prioridades y que en los recortes de gastos para obtener el superávit fiscal tiene que haber cierta priorización de aquello que es fundamental.
Que reconozca la necesidad de que haya orden en la calle y se reduzcan los piquetes sin lastimar a jubilados que cobran haberes de indigencia. Que entienda que se debe bajar la inflación, pero sin recurrir a tácticas engañosas basadas en el endeudamiento.
El gringo Schiaretti resumió la nueva propuesta que se inauguró ayer en La Plata, como la convocatoria a construir “un país normal”. Por todo esto, nos vamos con una canción que sintoniza con este sueño moderado, aunque anhelado por muchos argentinos.
Nos vamos con "Un país normal", del grupo catalán SABOR DE GRACIA
Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi
MC