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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 621: Descomposición de la autoridad presidencial

Entre el mito del "genio loco" y el riesgo de convertirse en caricatura, la figura de Javier Milei atraviesa un proceso de pérdida de aura acelerado. El desafío para el oficialismo será evitar que ese deterioro derive en una crisis irreversible de gobernabilidad.

Milei 28082025
Milei campaña con Jóvenes | CeDoc

El gobierno de Javier Milei enfrenta su mayor crisis de credibilidad a días de las elecciones en Buenos Aires, golpeado por el escándalo de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y por problemas en la economía. Las encuestas marcan un desplome de la imagen presidencial, que pasó de encabezar el ranking de dirigentes a quedar relegado detrás de Axel Kicillof y Cristina Kirchner.

El affaire de Diego Spagnuolo, con audios que involucran a Karina Milei y Lule Menem, aceleró el deterioro de la confianza social en la gestión libertaria. En las palabras y preocupaciones asociadas al Gobierno, “corrupción” superó a “pobreza” e “inseguridad”, como principal problema del país, reflejando el cambio de clima en la opinión pública. Entre el mito del “genio loco” y el riesgo de convertirse en caricatura, la autoridad presidencial atraviesa un proceso de descomposición visible y acelerado.

El impacto de la crisis también se expresa en el terreno simbólico: la figura de Milei, que antes encarnaba al outsider disruptivo, empieza a transformarse. Las imágenes y chistes virales transforman sus exabruptos y gestos en material de burla, debilitando el aura de autoridad que lo protegía.

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Repasemos brevemente los hechos que marcan este quiebre en el humor social. Tras el arranque de la campaña bonaerense donde Milei estuvo en La Matanza tan solo 20 minutos para hacer una foto con el cartel “Kirchnerismo nunca más” comenzó a evidenciarse la dificultad de LLA para hacer campaña en la calle del conurbano.

La semana pasada en una actividad en Junín hubo incidentes en el ingreso y vecinos enfrentaron a José Luis Espert, candidato a diputado nacional. Este miércoles visitó Lomas de Zamora: allí, tras cruzar insultos con los vecinos, como si se tratara de una discusión barrial, el Presidente debió retirarse con su comitiva porque las manifestaciones de rechazo impidieron que la caravana avanzara. Hizo solo 200 metros.

Los estrategas electorales de LLA creyeron que podrían repetir las caravanas justamente por el sur del conurbano bonaerense, donde se concentra la mayor cantidad de votantes, que hizo Carlos Menem en la campaña presidencial de 1989, sin ser conscientes de la diferente relación de Milei con las bases. Cuentan que la idea del Menem famoso Menemóvil, el micro con el techo abierto en el que viajaba el candidato junto a otros referentes, fue de Alberto Pierri.

El contraste es evidente. Menem hacía esta recorrida en el marco de una campaña que proponía salariazo y revolución productiva. Milei, en cambio, hoy representa ajuste, recesión, salarios bajos y jubilaciones reducidas. Esto sumado a los escándalos de corrupción. Milei en la parte trasera de una pickup y no en el majestuoso micro de Menem. En lugar de miles de personas había un puñado de vecinos a metros de la vereda en una calle angosta, y no en una gran avenida. Esto además permitió que algún vecino lo insultara, como sucedió, en un reflejo de esa pérdida de aura de la autoridad presidencial.

En un intercambio que parece sacado de una discusión en redes sociales pero en la vida real, una mujer le gritó “chorros corruptos” a Milei y su comitiva. Desde la camioneta en movimiento, el mandatario contestó a los gritos: “¡Chorros son los tuyos!”. Que se plantee esa posibilidad de diálogo entre un presidente y un ciudadano no hace más que reflejar la pérdida de autopercepción del propio Milei y sus asesores sobre su imágen pública, creyendo que pueden ir al conurbano y la gente los va a aplaudir.

Exfuncionaria del PAMI que denunció "corrupción": "Karina Milei es una cajera sin escrúpulos"

Un episodio similar ocurrió ayer con su hermana Karina y Martín Menem durante el cierre de campaña en Corrientes, donde vecinos se abalanzaron a los gritos impidiendo el desarrollo de la actividad.

Ese mismo jueves, el vocero Manuel Adorni dijo en su habitual conferencia de prensa, que habían sido interrumpidas luego del estallido del caso de coimas en el área de Discapacidad, que lo sucedido en Lomas de Zamora fue "un ataque de la oposición", y aseguró que el Presidente está "en muy buen estado de salud". Aclaraciones que oscurecen. Es como si uno subiera a un avión y el piloto garantizara que no se va a caer. Y además relativizó las filtraciones de Spagnuolo, al afirmar que se dieron "en un contexto electoral". Obviamente, siempre se dan en contextos electorales.

Ese mismo día también habló el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, además de calificar al exfuncionario de la ANDIS como "un mitómano", como si al mitómano no lo hubiera nombrado el Gobierno, agregó: "El Presidente no debió haber confiado en Spagnolo”. El jefe de Gabinete trata al Presidente como un ingenuo, como cuando la excanciller Diana Mondino dijo que Milei “era un tonto o un corrupcto”, al hablar sobre el caso Libra.

A estas descalificaciones a la capacidad del Presidente podemos sumar las versiones que circulan en off en los medios, donde el ministro de Economía Luis Caputo diría que el error del desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que en parte generaron la suba de tasas de interés, fue una idea de Milei en contra de la opinión del equipo económico. La reputación de Milei comienza a ser devaluada en todos los campos incluso en el económico, que sería su especialidad.

Como relevó Maia Jastreblansky en una nota para La Nación, las últimas mediciones de opinión pública elaboradas por las consultoras La Sastrería y Trespuntozero, muestran un deterioro acelerado de la imagen oficial a raíz del escándalo en Discapacidad, algo que ya se venía produciendo por la economía.

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Los relevamientos indican que la evaluación positiva de la gestión cayó por debajo del 40%. Según el informe, el 57% de los consultados considera que el desempeño del Gobierno es “malo” o “muy malo”, frente a un 39,9% que lo define como “bueno” o “muy bueno”. Se trata del registro más desfavorable en lo que va de la administración libertaria.

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El quiebre coincide con la difusión de los audios que comprometen a Spagnuolo en supuestos pedidos de coimas a laboratorios. La repercusión fue inmediata: un 78,8% de los encuestados dijo conocer el caso y un 62,5% afirmó que “son audios que reflejan hechos graves de corrupción en el Gobierno”. Mientras que apenas un 32,8% adhirió a la versión oficialista que lo describe como “una operación”. Es importante remarcar que hay operaciones que no dejan de ser ciertas, a pesar de ser operaciones.

Durante gran parte de su gestión encabezó el ránking de dirigentes con mejor imagen. Ahora cayó al tercer puesto detrás de Axel Kicillof y Cristina Kirchner. Hubo un cambio drástico: en junio aún conservaba un 52% de imagen positiva, pero hoy acumula un 58,5% de negativa y sólo un 38,8% de positiva.

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El deterioro se aceleró también tras el desarme de las LEFI a comienzos de julio, cuando la suba del dólar y la volatilidad financiera ya habían erosionado la confianza en la gestión. Los audios de Spagnuolo terminaron de potenciar la tendencia. La crisis también salpica a Karina Milei. El impacto de los audios fue inmediato sobre ella: un 61,4% de los encuestados califica su imagen como “mala” o “muy mala”.

El sondeo indagó, además, en las asociaciones espontáneas que despiertan ambos hermanos. Entre quienes no apoyan al Gobierno, predominan “corrupto” y “cruel” como palabras principales, desplazando al término “loco” que había sido recurrente meses atrás. Hay que prestar atención al deslizamiento del significante, de “loco” a “cruel”.

El impacto político del caso ya comienza a expresarse en el terreno electoral. Un 15,3% de los encuestados aseguró que “antes votaba a LLA y ahora no piensa votar a este espacio”. Por el contrario, mantiene su núcleo duro. Un 37,6% dijo que ya acompañaba al oficialismo y mantiene esa decisión pese al escándalo de las denuncias de coimas.

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Además, la corrupción aparece como la principal preocupación para los argentinos. Un 44,5% la ubica como el problema más grave del país, por encima de la pobreza (16,1%) y la inseguridad (13,2%). Antes del estallido del caso, apenas un 30% señalaba a la corrupción como la mayor amenaza. Mientras que “corrupto” pasa a ser el significante más importante del momento, casualmente Kicillof tiene imagen de “no corrupto”. Esa calificación resalta aún más en un campo político catalogado como corrupto, como lo es el kirchnerismo.

El golpe en la imagen de Karina es una bomba que estalla en el corazón del relato libertario. La hermana del presidente no es un “fusible” del que se pueda desprender porque mantiene una relación simbiótica con el presidente. “Mi hermana es más inflexible. Es la pureza moral”, dijo Milei en una entrevista en marzo pasado.

También es cierto que, aunque algunos desconfíen, como Jorge Asís, el relato de quienes frecuentan a Milei dicen que el Presidente está ajeno a las cuestiones prácticas y al armado político, y que su pata “organizadora” es Karina.

Lo presentan a él como un excéntrico que no posee ambición monetaria y un fanático convencido en sus ideas, lo que lo preservaría de cualquier tentación de participar en actos de corrupción. Pero tanto Guillermo Francos al decir que Milei “no debió confiar” en Spagnuolo o Diana Mondino al decir que quizás fuera tonto más que corrupto plantean la misma lógica: “hubo vivos que se aprovecharon de la inocencia del Presidente”.

Eliminación de mensajes, cambio de teléfonos y nuevas sospechas en la investigación por presuntas coimas en Discapacidad

Maquiavelo, en “El Príncipe", sostiene que para un gobernante es más seguro ser temido que amado, porque el temor depende del propio príncipe mientras que el afecto de los súbditos es volátil y puede quebrarse en cualquier momento. El miedo, bien administrado, garantiza obediencia y disciplina, siempre que no derive en odio abierto. En cambio, la simpatía o el cariño de los gobernados no ofrece la misma estabilidad: frente a la adversidad, muchos abandonan al líder que alguna vez admiraron.

Sin embargo, Maquiavelo advierte que el temor debe mantenerse bajo control. El príncipe no debe abusar de la crueldad ni ejercer violencia gratuita, porque el paso del miedo al odio es corto y puede ser fatal para su poder. La clave está en inspirar respeto, consolidando así un vínculo jerárquico en el que los súbditos saben que el castigo es inevitable si desobedecen, pero sin generar un resentimiento colectivo que ponga en riesgo la autoridad del gobernante.

En la Argentina de Milei, lo que primero fue mito empieza a ser desgaste. Roland Barthes hablaba del mito como un lenguaje que transforma lo arbitrario en natural y lo político en “sentido común”. Milei encarnó, en su ascenso, el mito del outsider que decía verdades incómodas y destruía con su motosierra lo que nadie se animaba. Ese mito lo protegía con un aura especial: no era un político más, era el “genio loco” que veía lo que los demás no y se animaba a ir más allá. “Loco” es un apodo que acompaña a Milei desde su tránsito por el secundario. Lo hemos escuchado decir que “la diferencia entre un genio y un loco es que el genio tuvo éxito”.

Michel Foucault recuerda que la figura del loco en la modernidad es ambigua: puede ser portador de una verdad desnuda o un peligro para el orden. En política la traducción sería la siguiente: el loco puede ser carismático y liberar al pueblo de una tradición deteriorada, porque se anima a ir más lejos que nadie, pero también puede ser leído como amenaza o como incapaz. Milei circula por esas fronteras: del “genio loco” que fascina al “loco malo” que asusta, o al “loco tonto” que genera risa y permite que lo pasen por encima.

En clave barthesiana, la autoridad opera como “mito”: un conjunto de signos que naturalizan jerarquías y construyen aura. Ese mito no es esencia sino forma: se reescribe, se recontextualiza, se “desmitifica” cuando el repertorio simbólico cambia y la escena pública ya no concede credibilidad.cAlgo así ocurre con los memes, la forma masiva de humor popular que internet puso al alcance de todos.

La palabra “meme” fue acuñada por el biólogo evolutivo Richard Dawkins en su libro “El gen egoista” (1976). Allí buscaba un término para describir cómo las ideas, costumbres y comportamientos se transmiten de persona a persona de manera cultural, similar a cómo los genes transmiten información biológica. Eligió la palabra a partir del griego mimema, que significa “lo que es imitado”, acortándola para que sonara parecido a “gene” (“gen” en inglés).

Con la llegada de Internet, el término adquirió un nuevo significado, pero los memes siguen siendo unidades culturales que se propagan, se adaptan y sobreviven gracias a la capacidad de las personas de compartirlos y modificarlos. Cuando un meme se instala, es como un “mote” que se pega al objeto de burla y es muy difícil borrar esa imagen del imaginario popular. Eso es lo que ha ocurrido con el 3% de Karina.

Meme Karina Milei

“El 3% es para Karina. Nunca Menos”: meme de la foto que Milei se sacó en La Matanza junto a candidatos de La Libertad Avanza y un cartel con la frase “Kirchnerismo Nunca Más”.

El meme del 3% asociado a Karina constituye una chicana que permite un ataque muy efectivo en la discusión online contra los libertarios. Se acabó la “superioridad moral” de los seguidores de Milei. quienes venían a terminar con la casta están enchastrados con un escándalo de corrupción de proporciones monumentales.

Además, las bravuconadas de redes, del estilo “zurdos van a correr”, contrastan fuertemente con la imposibilidad de los políticos oficialistas de pisar el conurbano sin que los vecinos se acerquen para criticarlos o insultarlos.

“Descuento 17% en efectivo (antes era 20, pero el 3% se lo lleva Karina)”, expresa otra de las imágenes que circularon en redes sociales. Otro bromea sobre las obras completas de Borges, y agrega: “37% ensayos, 35% poemas, 25% cuentos y 3% para Karina”.

La memeificación de Karina representa esa caída de popularidad. El mito inicial de Milei y su hermana se vuelve contra sí mismo. Lo extraordinario deja de ser signo de autenticidad y pasa a ser signo de fragilidad.

Diluvio de memes de José Luis Espert en moto tras el ataque a Javier Milei en Lomas de Zamora

La crisis que atraviesa el gobierno de Javier Milei no solo expone debilidades políticas coyunturales, sino que desnuda un proceso más profundo de desgaste simbólico. La autoridad presidencial, que alguna vez se sostuvo en la idea del outsider irreverente y disruptivo, hoy aparece corroída por escándalos de corrupción, reacciones callejeras adversas y un humor social que se transforma en burla. Allí donde antes había un mito movilizador, ahora se instala una caricatura que erosiona la credibilidad del mandatario y su círculo más cercano.

El impacto en las encuestas confirma este deterioro: la caída abrupta de la imagen presidencial, el avance de la percepción negativa de Karina Milei y la creciente centralidad de la corrupción como principal preocupación ciudadana marcan un giro en el clima político. La motosierra, que en su momento encarnó un gesto de valentía frente a la “casta”, empieza a ser percibida más como un símbolo de ajuste sin resultados que como un horizonte de transformación positiva. Es decir, cambia el significado del significante “motosierra”.

El malestar social encuentra en los escándalos un catalizador y en los memes un vehículo de amplificación. Al mismo tiempo, la estrategia defensiva del oficialismo, basada en responsabilizar a terceros y en minimizar la gravedad de las denuncias, no logra por el momento frenar la erosión.

Para Foucault, el poder no es una sustancia ni algo que se posee, sino una relación que se ejerce en todas las esferas de la sociedad. Todo poder, para funcionar y legitimarse, precisa de pompa y aura. Cuando ese ropaje se esfuma, lo que se esfuma al mismo tiempo es el poder. No hay poder solo con cohesión: debe ser legitimado con ese aura y esa pompa que todo gobierno requiere.

Lo que se observa es un proceso acelerado de desmitificación. El desafío inmediato para el oficialismo será evitar que esta descomposición simbólica derive en una crisis irreversible de gobernabilidad. Para evitarlo, será clave contener la crisis y lograr un buen resultado electoral en las elecciones bonaerenses que se celebrarán en diez días lo que resulta posible pero no lo más probable.

Producción de texto e imágenes: Facundo Maceira

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