El futbolista iraní Amir Nasr Azadani corría el riesgo de ser ejecutado por haber participado en las protestas antigubernamentales de noviembre a raíz de la muerte de la joven Mahsa Amini, pero recibió una dura condena: 26 años de prisión por incurrir en un delito contra Dios.
La eventual condena a la horca del jugador de 26 años, defensor del del FC Iranjavan Bushehr de la tercera división del fútbol iraní, trascendió los límites de su país durante del Mundial de Qatar.
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Lo acusaron de haber participado del crimen de tres miembros de las fuerzas de seguridad en un proceso irregular. Personalidades del mundo del deporte y de otros ámbitos expresaron su repudio frente a la posible ejecución.
Hubo, inclusive, una movilización en redes sociales de gran número de usuarios que entendían a esta condena como impropia para los tiempos que corren.
El sindicato internacional de jugadores (FIFPRO) había pedido la eliminación inmediata de su castigo, al igual que organismos de defensa de los derechos humanos.
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Muchos pensaron que Azadani iba a correr la suerte de Majid Reza Rahnavard, de 23 años, ahorcado el p 12 de diciembre en una grúa en Mashad, acusado de haber matado a puñaladas a dos miembros de la milicia paramilitar Basij.
Días atrás, Mohsen Shekari, también de 23 años, fue ejecutado por haber herido con un arma blanca a un paramilitar.
BL JL
