Mientras el campo hacía su tractorazo en Plaza de Mayo, y el equipo económico estaba de gira en Washington, se consolidó una clara divergencia entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y su par de Agricultura, Julián Domínguez.
La discordia entre ambos funcionarios pasa por el impuesto a la renta inesperada. A la vez que Domínguez defiende la postura de los productores agropecuarios, que aseguran no haber captando ninguna renta extraordinaria a causa de la guerra en Ucrania, Guzmán saca cuentas y dice que el impuesto no se aplicará mirando a sectores sino a empresas.
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Por lo tanto, un productor agropecuario con ganancias superiores a 1.000 millones de pesos, estará incluido en el tributo, que dejó a ambos funcionarios a las puertas de una nueva interna.
AVS PAR