El economista Fabio Rodríguez analizó los puntos fundamentales para apostar a la estabilización económica y aseguró que es un panorama pesimista. "Hay menos oferta y más necesidades", aseguró en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿Cómo impactan los aumentos en la perspectiva de una reducción inflacionaria como la que apunta el Gobierno?
Pone de relieve los enormes desafíos que enfrentan este año. Está ese objetivo, pero es demasiado optimista llegar al 4% en abril.
No hay anclas claras para que la estabilización de la inflación opere. No se puede fijar el tipo de cambio, hay que seguir devaluando. No se pueden congelar las tarifas ni servicios, que son los que están moviendo desde este mes.
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Tenemos un gran despiole con los precios relativos, necesariamente se tienen que ir corrigiendo los precios de los bienes y servicios. Y eso no se puede parar sólo porque se pusieron el objetivo del 4%.
El tema es que Sergio Massa tiene que someter sus principios a un año electoral. Y, generalmente, la política puja por lo contrario a lo que vienen haciendo en estos cuatro años. Massa viene con contención fiscal, mientras que la política relajación fiscal; las tasas son altísimas, y la política va a querer bajarla para poder tener posibilidad de endeudarse.
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Fernando Meaños (FM): ¿Qué creés que puede pasar con la cuenta de los dólares en esta primera mitad de año?
Hasta abril va haber una suerte de dólar soja genuino, es donde aparece oferta de nuevo, más allá de los daños que pueda traer la sequía.
Son cuatro meses muy duros. Hay menos oferta y más necesidades, ya que empiezan a vencer compromisos con los tenedores de bono y organismos internacionales. Y ya no tenemos el plus de la ayuda del Fondo.
Seguramente va a a haber más cepo y se van a pisar mucho las importaciones. En definitiva, se van a tomar medidas parche para adaptarse a la realidad de este mercado cambiario muy apretado.
FM: ¿O sea que no hay margen para una medida más profunda?
No, veo algo parecido a los postulados de los primeros seis meses de Massa. Mucho acuerdo precario que se irá renovando y negociación con las paritarias. El Gobierno quiere ver si aparecen conejos en la galera para ir resolviendo en estos primeros meses. Pero, a todo esto, hay un trasfondo: la sequía no sólo es climática, también es de dólares.
¿Cuánto influye la inflación de los últimos meses en el crecimiento de la recaudación?
Mucho, porque eso arrastra a la recaudación y más tarde al gasto. Ese "más tarde" te va generando las condiciones para corregir esta dinámica fiscal, que cuando empezó Massa venía para un desequilibrio del 3% y va a cerrar bastante bien con un 2,5%.
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Lo que se trata de hacer ahora es que corra un poco menos de lo que corren los ingresos. Eso te va dando margen para una corrección fiscal que, hay que reconocer, se ha cumplido. Si esto sale bien, se pasan los dilemas al segundo trimestre. En definitiva, lo que no se puede aún es ajustar los vencimientos cómodamente en un horizonte que se haga más años.
Al respecto de la brecha cambiaria, ¿hay posibilidades de que tenga un crecimiento o este año va a tender a estar entre los 100% o menos?
Depende de si se van acomodando estos dilemas que hablamos. Tiene un piso alto de 80%. Fijándonos en todos los movimientos del años pasado, lo mejores valores fueron en torno al 80%, lo que ya es un despropósito para que la economía pueda crecer y organizarse. Es decir, el Gobierno tiene objetivos minimalistas, sólo se busca no explotar.
Todo esto habla de un fracaso económico del Gobierno en estos cuatro años, por eso perdió 15 puntos en intención de votos.
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El impacto económico tras la asunción de Lula en Brasil
Jorge Elías (JE): En el país vecino hay una discrepancia ideológica entre el ministro de Economía, Fernando Haddad, y la de Planificación, Simone Tebet. Sumado a esto, el discurso de Lula hizo caer la bolsa. ¿Cómo nos podría repercutir eso? ¿El acuerdo de integración tiene más que ver con la cuestión política que económica?
Son tensiones que se van a ir disipando. Pasó bastante con los los períodos de Lula y los mercados, hay un tiempo para acomodarse. El mismo mercado lo va a ir acomodando. Tampoco fueron movimientos que hablen de algo preocupante como una desestabilización.
En cuanto a la tensión entre los ministros, creo que van a convivir muy bien el carácter ortodoxo de Tebet con el de Haddad. Y, justamente, no creo que sea una persona que tenga una visión a ser un proceso heterodoxo, su actuación en San Pablo deja una impronta de preocupación por mantener las cuentas ordenadas.
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Es el esquema de Lula: un ministro más político, con un secretariado técnico muy fuerte. Lula, si bien no tiene condiciones para ir a un giro ortodoxo parecido al 2003, tampoco lo tiene para hacer ese vuelco heterodoxo abrupto. Se ve en la conformación de cómo armó el gobierno. El desafío es cómo va perfilando organizar la política económica.
AO JL