Facundo Nejamkis, politólogo, explicó que a pesar del optimismo de la población en la baja progresiva de la inflación, hay una preocupación generalizada por la situación económica que podría derivar en una pérdida de apoyo popular al Gobierno. Además, analizó las dificultades que atraviesa la oposición para encontrar figuras trascendentes. "El reemplazo del liderazgo de Cristina Kirchner parece difícil, ya que el partido no genera figuras con la misma legitimidad social", expresó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Facundo Nejamkis es licenciado en Ciencias Políticas y director de la consultora Opina Argentina.
Alejandro Gomel (AG): En los últimos días, obviamente uno de los temas de la semana fue la marcha universitaria, ¿fue un error de cálculo del Gobierno?
En mi opinión, en un contexto donde el Gobierno está centrando todos sus esfuerzos en un proceso de ajuste muy duro que se traduce en una recesión que afecta a toda la sociedad. Sumado a la incertidumbre económica, abrir nuevos frentes de conflicto no parece ser lo más recomendable.
Aunque algunas encuestas reflejan cierto optimismo sobre la posible reducción de la inflación, también muestran una preocupación generalizada por la situación económica actual. Al enfrentarse a un sujeto con alto nivel de aprobación pública, el Gobierno corre el riesgo de perder esa batalla y unificar a sectores que hoy están fragmentados en una oposición más cohesionada.
Esto podría llevar a una pérdida de apoyo popular y a tensiones adicionales, como se evidenció en la reciente manifestación. A corto plazo, implicaría revisar la política de negociación con las universidades. Desde la perspectiva del Gobierno, mantener la opinión pública a su favor y fragmentar la oposición son objetivos cruciales tanto a corto como a largo plazo. Cuando la oposición se divide, como hemos visto en el pasado, los gobiernos tienden a perder poder y apoyo electoral.
El acomodamiento discursivo del Gobierno
AG: En ese sentido se puede entender que al día siguiente el oficialismo salga a decir que son “los primeros defensores de la educación pública”, justamente tratando de mantener esa opinión pública a su favor, ¿no?
El Gobierno está mostrando una tendencia a ajustar sus posturas en ciertos temas a pesar de mantener un discurso a veces inflamado. Por ejemplo, en el caso de la medicina prepaga y el ámbito universitario, se observa una disposición a negociar y realizar cambios ante la reacción de la sociedad.
Por otro lado, si vos te fijás en la Ley Base que se acaba de salir en las comisiones, es una ley mucho menos ambiciosa de la original. El Gobierno entiende que la relación de esfuerzo no es la suficiente como para emprender esa tarea. Independientemente del discurso, a veces muy radicalizado, van teniendo aprendizaje en el sentido que hay peleas que conviene postergar o incluso directamente no dar. Esto sugiere una estrategia de aprendizaje político, donde se reconoce la necesidad de postergar ciertas disputas y dialogar sobre otras, como la intervención en el mercado de la medicina prepaga.
AG: Esta mañana nos acordamos de la frase de Néstor a los empresarios de “miren lo que hago, más que lo que digo”. En esta gestión, también hay mucho de pragmatismo, ¿no?
Es una frase que me ha rondado la mente como 10 veces esta semana. Creo firmemente que debemos evaluar a cualquier gobierno más por lo que hace que por lo que dice, especialmente cuando los líderes adoptan un discurso duro y disruptivo. A menudo, parece que vivimos en un presente continuo, inmersos en una confrontación permanente.
Es crucial que los gobiernos consideren cuidadosamente el mandato popular que reciben al ser elegidos, ya que a veces hay una brecha entre lo que la sociedad espera y lo que el presidente pretende hacer. Esta discrepancia puede llevar a una interpretación errónea del mandato y a descontento social. De hecho, le pasó a Cristina en 2011 cuando sacó un 54% y quiso ir por todo, por ejemplo.
Además, existe otra brecha entre las convicciones del gobierno y las condiciones de posibilidad que enfrenta. Por ejemplo, un gobierno de minoría parlamentaria no puede implementar un programa de máxima. Es importante que el Gobierno reconozca estas limitaciones y ajuste sus expectativas en consecuencia.
Aunque el ideal para Milei sería que logre éxito en su programa económico y aumente su apoyo legislativo para las próximas elecciones, es importante ser realistas. Es que aun teniendo una elección extraordinaria, LLA no va a dejar de ser minoría, sobre todo teniendo en cuenta el punto de partida del que sale. Por lo tanto, el Gobierno debe prepararse para gestionar esta condición de debilidad hasta al menos el final de este primer mandato si es que después piensa ir por otro.
El nuevo ordenamiento de la oposición
AG: Yendo a la marcha multitudinaria, ¿es algo aislado o puede tener un correlato en cuanto a empezar a articular una oposición que, por ahora, parece desorientada?
En nuestras sociedades, las elecciones suelen definirse por el desempeño de los oficialismos, lo que influye en la configuración del escenario político opositor, más allá de sus propias intenciones u objetivos.
Por ejemplo, en 2011, el terreno electoral estaba fragmentado y Cristina Kirchner tenía pocas posibilidades de ser derrotada. De hecho, creo que Hermes Binner salió segundo con un 17% y Macri directamente se bajó porque sabía que Cristina le iba a dar una paliza. En cambio, en 2015, con un oficialismo más debilitado, la oposición se unificó y logró ganarle las elecciones.
Por lo tanto, para entender la dinámica de la oposición, es crucial observar cómo se desempeña el gobierno y sobre qué cuerdas tensiona Milei. Un presidente que genera polarización y fragmentación social puede facilitar la articulación de un frente opositor, mientras que uno que resuelve problemas económicos puede reducir la presión y el conflicto social.
Uno podría decir que la marcha universitaria podría ser un significante vacío en términos laclausianos que articule otras demandas por parte de distintos sectores de la sociedad y que todas se sientan identificadas en ese significante mayor que es la defensa de la educación Sí, podría ser, pero todavía me parece muy temprano
Claudio Mardones (CM): Luego de las incógnitas que siembra esta movilización masiva y teniendo en cuenta a una Cristina Fernández cada vez más presente en la esfera política. ¿Cuál es el escenario que ves para una interna del panperonismo, con una Axel Kicillof que empieza a transitar un segundo mandato más complicado de lo que se esperaba y con su disputa con Maximo Kirchner al respecto del liderazgo del partido?
El peronismo se encuentra en un proceso de revisión y repensarse, buscando nuevos liderazgos que garanticen triunfos electorales, como ha sido su historia desde su surgimiento en 1945.
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Sin embargo, el reemplazo del liderazgo de Cristina Kirchner parece difícil, ya que el partido no genera figuras con la misma legitimidad social y la propia Cristina sigue ejerciendo influencia para mantener la cohesión interna. Esto dificulta la resolución del problema de su sucesión.
Además, es complicado visualizar la reunificación del peronismo en su totalidad, ya que hay sectores diversos con intereses distintos, como el peronismo cordobés. Aunque el partido muestra homogeneidad en el ámbito parlamentario, esto no es suficiente para retornar al poder. Esto hace pensar que la alternativa a Milei no parece surgir exclusivamente del peronismo, sino de una articulación más amplia de fuerzas sociales. En este sentido, el futuro político del peronismo dependerá en gran medida del desempeño oficialista y del contexto político y social.
AO FM
