Por primera vez en 10 años y en coincidencia con la guerra contra Ucrania, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, canceló la tradicional y maratónica rueda de prensa de fin de año. Era un acontecimiento excepcional en Rusia, ya que solía durar varias horas. En él, Putin solía realizar un balance del año teatralizado.
Esta vez, tanto la guerra como los reveses y la derrota de las tropas rusas en ofensiva sobre Bakhmut habrían influido en la decisión de Putin de evitar preguntas incómodas, más allá del estricto control de la prensa que suele ejercer el Kremlin. Además, en las últimas semanas se han incrementado los ataques ucranianos en territorio ruso y las acciones terroristas de grupos opositores a Putin.
Fuentes del Servicio Federal de Seguridad afirmaron que en 2022 se abortaron hasta 123 ataques terroristas, mientras que se produjeron 64. Estos atentados rara vez suelen trascender por la estricta censura periodística que ejerce el Kremlin impide informar sobre estos sucesos.
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El Comité Nacional Antiterrorista de Rusia se vio obligado a reconocer que se está registrando un aumento de las actividades terroristas en varias regiones del país.
La conferencia anual ha sido usada por el Kremlin para barnizar la imagen de Putin. El espectáculo, meticulosamente programado y televisado en vivo, ha durado hasta cuatro horas y media, en las que Putin habla sobre un amplio abanico de temas nacionales e internacionales.
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La decisión de cancelar la cita anual supone un cambio de estrategia después de una semana en la que Putin estuvo particularmente abocado a construir su versión de la realidad en una maratón de apariciones públicas, que comenzó el lunes con su visita televisada al puente entre Rusia continental y Crimea dañado durante la guerra.
Putin ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero. Afirmó entonces que buscaba desmilitarizar y desnazificar” al país, cuyo presidente, Volodimir Zelenki, es judío, y citó la promesa incumplida de la OTAN de ofrecerle la membresía a Ucrania.
JL PAR