“Hoy el nivel de vida es, en promedio, 6% inferior al de noviembre de 2023”, adviertió Hernán Lacunza. “Si antes una familia compraba diez changuitos por mes, ahora compra 9,4. Pero aquel confort era artificial: no pagábamos la luz, entonces teníamos más plata para el supermercado”. “El salario en dólares se duplicó, pero la productividad no”, remarcó el economista en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190). "Los ingresos altos pueden ir de vacaciones al exterior, los ingresos medios se compran el último celular y los ingresos bajos acceden más a bienes transables, típicamente alimentos o textiles más económicos", explicó.
Hernán Lacunza es economista y fue ministro de Hacienda entre agosto y diciembre de 2019, en los últimos meses del gobierno de Mauricio Macri. Desde diciembre de 2015 hasta agosto de 2019, fue ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de María Eugenia Vidal. Actualmente es vicepresidente de Racing y dirige la consultora Empiria.
Estaba leyendo ayer tu informe Game Changer: Bálsamo inmediato, nueva oportunidad. Esto fue escrito antes de que se produjera el encuentro de Milei con Donald Trump. ¿Cómo creés que afectan las declaraciones de Donald Trump a las conclusiones que vos colocaste en este informe de Empiria?
Para contextualizar la reunión de ayer, creo que llegamos acá por debilidad, no por virtud. Siempre que hay un salvataje es que alguien se está ahogando..
Dijiste textualmente: “no tomar la asistencia como una condecoración" y que "el régimen vigente asuma que, por lo tanto, no hay que hacer correcciones a seguir".
Exacto.O sea, sería una mala lectura, si querés, hasta un riesgo interno de la reacción local. Supongamos que el salvataje salga bien: es un salvataje bastante generoso, a diferencia de otros. Porque no es que te tiran un salvavidas: es un barco lleno de oxígeno, por el emisor de oxígeno mundial, o sea, el que tiene la maquinita de hacer dólares. Entonces no tiene la misma relevancia que anteriores. Pero uno se tiene que preguntar: ¿por qué cada seis meses me tienen que salvar? Ahora el Tesoro de Estados Unidos, hace seis meses el Fondo Monetario, y hace un año el blanqueo, que fueron recursos extraordinarios una y otra vez.
Entonces, preguntémonos por qué siempre estamos con la cabeza bajo el agua. Y eso debería ser la lectura posterior. El riesgo ahí, sería: “Bueno, no, seguimos igual que antes, no hay que cambiar nada”, porque evidentemente este régimen monetario-cambiario no está resultando para hacernos menos vulnerables, ya que no estamos pudiendo recomponer reservas.
Después te ves sometido a estos salvatajes recurrentes y a las condicionalidades que vienen con ellos. Por ejemplo, la reunión de ayer, donde ponen una condicionalidad y después está la confusión esa de la fecha, que bueno, yo no la puedo aclarar, porque solo lo puede aclarar el presidente Trump: si se refería a ahora o a dentro de dos años, bueno... Pero hay una condicionalidad política ahí.
Que entonces lo hace menos robusto, porque ese barco que lo estacionan en el puerto para decir: “Te voy a inyectar todos los dólares que hagan falta, a ver si es el whatever it takes, o sea, lo que sea necesario”. Un día se puede ir. Se puede ir por un mal resultado electoral, según dijo ayer el presidente Trump, o por otra cosa. Ahora, tenés una vulnerabilidad más: ahora dependés del exterior. Entonces, para bajar esa vulnerabilidad externa, tenemos que recomponer reservas. Eso sería la primera cosa.
“Va a ser sano desde el punto de vista de la volatilidad dejar atrás las elecciones”
La segunda: hace dos o tres semanas abortó una corrida que se estaba incubando. Por suerte. Había vendido hasta el jueves pasado 2000 millones de dólares en siete ruedas, casi 300 millones por día. Eso amenazaba con espiralizarse ahora, esta semana y la que viene, preelectoral. Bueno, eso se cortó, por suerte, porque podría haber sido muy peligroso. Y hasta las elecciones no va a pasar nada.
Eso tampoco es un gol: es un penal atajado. Tengamos en cuenta eso. No es que le mejoró mucho la calidad de vida a la gente, sino que evitamos que empeore. Porque el que no tenía empleo el miércoles tampoco lo tiene hoy, pero si hoy el dólar fuera un barrilete, entonces tendríamos un escenario mucho más complicado.
Vos marcás allí que lo virtuoso sería que después de las elecciones el dólar flote. Incluso decís que con un moderado traslado a precios, ese escenario que vos recomendás, ¿imaginás que es el que va a ser? Decís textualmente: “No podrían decir otra cosa en la semana previa a una elección”.
No lo sé. Yo, las declaraciones preelectorales las tomo menos en cuenta. Uno no puede decir otra cosa ahí más que “va a seguir todo igual”. No me preocupa tanto lo que se diga como que se crea. Ya lo que decía antes: “Mirá, ahora está bien, el 26 de octubre hay que hacer la plancha en el tipo de cambio”. Eso es lo que se dice. Y otra cosa es que se tenga ese diagnóstico de “estamos todos bien” y no leer esta panorámica que yo te trazaba de un año a esta parte, y decir: “No puede ser que cada seis meses necesitemos un auxilio”. Evidentemente, con este régimen y a este tipo de cambio, hay más demanda que oferta de dólares.
Entonces, aprovechá esta oportunidad, que es contundente, de la principal potencia mundial, aunque la subestimemos, que te pone condicionalidades, pero igual es un apoyo muy robusto, más el Fondo hace seis meses. Entonces podés salir del régimen no violentamente, pero con mayor respaldo, con mayores colchones. Entonces la salida puede ser más parsimoniosa, no abrupta, pero terminar de normalizar otra vez el mercado cambiario. Bueno, terminar de graduarnos en eso y pasar del primario al secundario.
“Las empresas argentinas que cotizan en Wall Street son las que peor la están pasando"
Finalmente, ¿no sería virtuoso que hubiese un dólar que, en lugar de ser 1400, fuera 1700, con un leve traslado a precios, mejorando la competitividad de la economía argentina en su conjunto, aumentando la posibilidad de exportaciones, el superávit comercial y permitiéndole al país acumular reservas?
Sí, yo no sé si es 1700, 1600, 1800, 1500… Nadie lo sabe.
Pero está claro que a esta cotización no se acumulan reservas.
Mirá, a esta cotización, que lleva a 1350 promedio de los últimos 90 días, se perdieron reservas. Además, hay más demanda que oferta. Nadie lo sabe, tampoco el gobierno. Como tampoco lo sabe el gobierno. Bueno, entonces mejor dejarlo flotar. Y cuando tenés colchones del apoyo de Estados Unidos, del Fondo, tenés menos riesgo de desborde. Porque sino: sí, bueno, vos lo dejás flotar sin red, te tirás, y capaz que hay un overshooting, una exageración, se pasa de largo, y eso es un costo gratuito, porque después baja. Pero en el medio hay una volatilidad innecesaria. Bueno, con estos colchones habría una oportunidad.
Incluso te diría más. Ni el Fondo ni tampoco Estados Unidos va a estar dispuesto a una inyección sin límite de recursos propios si ven que el gobierno argentino no es capaz de recomponer reservas, porque va a ser un barril sin fondo. Una cosa es que te den 25 mil millones de dólares un día, o entre 25 y 100, no se sabe bien, pero deberían transparentar también cuánto fue la intervención el jueves pasado, y que haya una regla de intervención, pero digo: nadie va a estar dispuesto a que, si Argentina sigue perdiendo reservas y el resultado del mercado cambiario sigue siendo negativo, vender sus dólares baratos porque no se los vas a poder devolver. Todo esto hay que devolverlo. Y lo mejor es que no se use nunca.
Ahora, si se usara, mejor que se use puntualmente, no permanentemente, porque eso no va a ser sostenible. Un día va a venir y va a decir: “Escuchame, tu capacidad de devolver es menor”, si te quedás con los pasivos y perdés los activos. Esa dinámica es bien importante. No vamos a tener 90 mil millones de dólares en dos meses, que es lo que deberíamos tener, más o menos el 15% del PBI para un país que quiere flotar, como Argentina. Pero si vos sos capaz de mostrar todos los meses que acumulás 2000 millones de dólares, el flujo importa. El flujo mata los stocks. Entonces, ese círculo virtuoso, hace que no haga falta usar el swap norteamericano. Y bueno, vas a estar en el buen camino, y eso es el tipo de cambio de flotación. Que no es el de la banda con un techo que después no tengo reservas para defenderlo.
Una de las características de Empiria es que ponía foco no en el salario como mide el INDEC, sino en el salario disponible después de pagar las cuestiones que no se pueden posponer, entre ellas los servicios público, y mostraba cómo todavía estamos en una cantidad inferior a un momento malo, como era cuando el gobierno anterior perdió las elecciones, y que por eso perdió las elecciones.
Vamos a suponer que, para resolver el tema de la acumulación de reservas, hay un dólar lo suficientemente competitivo, sin un pass through a la inflación muy significativo. Los próximos dos años, respecto del gran punto de demanda de cualquier sociedad frente a su gobierno, ¿cómo ves las posibilidades de crecimiento, no solo del producto bruto, sino también del consumo?
Buen punto, porque en todo esto que estamos hablando, que es financiero, cambiario, de corto plazo que, claro, sin eso no podés pensar el mediano plazo, porque la inestabilidad te anula la posibilidad de programar a mediano plazo, de invertir, ahorrar o consumir.
Pero supongamos que resolvemos esta cuestión de corto plazo con la ayuda externa y lo estabilizamos. Igual, si insistimos con un tipo de cambio que no es competitivo... Y sí, yo entiendo que hacer las reformas es mejor, pero hagámoslas. Porque si no las hacemos, no podemos no hacer las reformas y pisar el tipo de cambio, porque eso es el mundo actual. Todavía no hicimos las reformas impositiva, laboral, etcétera. Y no podemos tener las dos cosas. Aun resolviendo la cuestión cambiaria más inmediata, la producción está estancada y el consumo también. Estirar esto después sería como estirar una agonía productiva.
Y el nivel de vida hoy es, en promedio, 6% inferior al de noviembre de 2023. ¿Qué es esto? Es el poder adquisitivo de una familia típica argentina después de pagar la luz, el gas, el transporte, el alquiler, las expensas. ¿Qué quiere decir? Que si compraba 10 changuitos por mes en el supermercado, ahora compra 9,4. Que lo que compraba antes era artificial, porque era plan platita, no era sostenible. Aquel nivel de vida de confort, bueno, no pagábamos la luz, entonces teníamos más plata para el supermercado. Pero no era sostenible, y por eso terminó la inflación en 200%. Está bien esa corrección.
Pero la gente te dice: “Bueno, gracias que el changuito del supermercado es más o menos estable en el precio, 2% cambia por mes, pero sigo comprando 9,4 cuando antes compraba 10”. Y también cambia la composición del changuito, porque obviamente sigue metiendo 10 litros de leche, pero mete ocho cervezas, porque los chicos primero.
Ahora, ese nivel de vida, ese nivel de consumo, está peor en la foto por lo que acabo de decir. La otra, un chiste, era artificial. Y la mejora de eso puede ser, como un país normal, 3% anual. Es lo que podemos mejorar: el crecimiento. Obviamente los sinceramientos suelen ser abruptos y las recuperaciones más parsimoniosas.
¿Qué piensan los argentinos de las elecciones?
¿Cómo era ese 6% menor que en noviembre de 2023 respecto del final del gobierno de Macri?
Todavía menor, el gobierno de Alberto lo sostuvo artificialmente con subsidios. Cayó menos. Lo que hizo Milei al principio fue sincerar la caída de Alberto.
Podríamos decir que 6% menos que el final de Alberto, a lo mejor 12% menos que el final de Macri, a lo mejor 15% menos que el final de Cristina.
Es como 30% menos que mediados de Macri, que el 2017 de Macri.
Entonces, la pregunta es: ¿una política que va a lograr recuperar 3% por año está condenada a perder las elecciones? Porque, finalmente, la sociedad espera que le mejoren las condiciones de vida de una manera significativa, y por eso todos han perdido las elecciones, para decirlo de alguna manera.
Lo que pasa es que ahí también tenemos que autointerpelarnos como pueblo. Ya no como dirigentes. Si tenemos expectativas incumplibles, nos vamos a frustrar siempre. Entonces después vamos a querer cambiar, y somos ya el péndulo, no la oferta política, sino la demanda política.
Entonces pasamos de una punta a la otra del arco político con nuestros votos. Porque votó a Milei hace dos años 56% en el balotaje, pero hace cuatro a Alberto, primera vuelta 48%, y hace ocho a Mauricio, 51% segunda vuelta. Tenemos una demanda pendular por una ansiedad de algún pasado remoto, queremos vivir por arriba de nuestras posibilidades. Bueno, eso te va a frustrar siempre.
Te digo más: el salario en dólares se duplicó, más o menos, en un año. Pasó de 500 promedio a 1000. ¿Vos creés que la productividad argentina se puede duplicar en un año? Obviamente no. Bueno, entonces eso es una señal de que acá hay algo artificial. Se atrasó el dólar.
Ahora, pero sí, nos sentimos más ricos en dólares. Sí, porque los ingresos altos pueden ir de vacaciones al exterior, los ingresos medios se compran el último celular y los ingresos bajos acceden más a bienes transables, típicamente alimentos o textiles más económicos, porque hay competencia externa o el dólar pone un precio más bajo. Y entonces, es muy popular a través del dólar. Pero es ficticio el salario que se duplica en dólares. Tenemos que también madurar en nuestra demanda política. Yo te digo: 3% anual de mejora del poder adquisitivo, del crecimiento, por 20 años, firmo.