El periodista Juan Dillon dialogó con Jorge Fontevecchia para Radio Perfil, actualizando el panorama político desde Francia, a una semana de las elecciones presidenciales que tienen a Emmanuel Macron como favorito, frente al peligro de la ultraderecha de Marine Le Pen.
JF: Juan estuvo el sábado en el acto de campaña de Macron para contarnos cómo avanzan las posibilidades de quien se presenta como favorito para ser relecto como presidente de Francia.
JD: Todavía estamos con el trajinar que tiene que ver con la guerra entre Rusia y Ucrania, que es una situación seguida por los líderes europeos, fundamentalmente por Emmanuel Macron, quien es el presidente de la Comisión Europea, y a siete días de las elecciones presidenciales en Francia.
JF: Vos estuviste el sábado en el cierre de campaña de Macron. ¿Cómo fue eso?
JD: Se esperaba el desarrollo del evento con mucha ansiedad, porque la campaña se disparó en los últimos días, en especial, por la coyuntura mencionada de la guerra en Europa y la salida de la pandemia, con un Macron que no pudo mostrarse como candidato y fue una de las dificultades que se le marcó en términos de resultados, incluso, en las encuestas que se están mostrando en estas horas. El encuentro tuvo 30 mil personas, en un estadio preparado para este tipo de eventos, y con un discurso que trató de atraer a los socialistas, para correrse del centro, este equilibrio entre centroderecha y centroizquierda que ha tratado de establecer Macron en los últimos cinco años, pero ahora, viendo la fragmentación política y la posibilidad de una ultraderecha que sea competitiva en una segunda vuelta, giró ese discurso hacia un estado de bienestar francés mucho más amplio para convencer a los partidarios verdes, socialistas y de izquierda.
Macron se une a la propuesta de Sánchez para impulsar una reforma eléctrica europea
JF: La mayoría de las encuestas coinciden en que va a ser relecto Macron. ¿Qué riesgo hay de que Le Pen se le acerque a tal punto que esto no sea así?
JD: Te diría que el propio Macron llamó a preocuparse y movilizarse en estos últimos días, y tratar de convencer, a quienes todavía no lo están, del riesgo de la posibilidad cierta que marcan las encuestas de una segunda vuelta entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen, con un 52,7 por ciento de los votos para Macron y un 47,3 por ciento para Le Pen. Es decir, que la política francesa entiende que es la primera vez con chances ciertas de que la ultraderecha pueda gobernar el país. Por eso la movilización y ese giro para establecer el miedo a la posibilidad de que esto suceda, y también viendo lo que sucedió en Hungría, con un triunfo de Viktor Orban excepcional en términos de apoyo popular, más allá de lo que uno podría describir sobre cómo se desarrolló la campaña. Entonces, la radicalización de la política es un fenómeno que se está viendo frente a la fragmentación de las sociedades en términos de lo que eligen en sus elecciones.
Macron y Erdogan renuncian a diferencias para presionar a Putin
JF: Y la inflación, ¿ayuda a que sean más populares estos discursos exacerbados de derecha?
JD: Sí, son oportunidades. Incluso, Macron decía que nadie pensaba que pudiera existir el Brexit y existió. Y, en términos de un descontento social manifiesto, me parece que es propio de las democracias modernas en occidente. Macron puede ganar las elecciones en Francia, pero peligra la gobernabilidad. Lo cierto es que los precios y la economía complican la gestión de Macron, que no pudo cumplir con todas las reformas planteadas, tanto por la pandemia como por la guerra entre Rusia y Ucrania. Entonces, es una posibilidad clara para estos partidos de un discurso de oferta, en base a lo que la gente quiere escuchar.
JF: ¿Es un exageración decir que se juega en Francia el último round de aquella tercera vía, con un Macron que decía que no era de derecha ni de izquierda, y que uno ve que en distintos países de Europa van cayendo en posiciones más exacerbadas, y que Macron sería el último de la tercera vía que está por caer, si Le Pen llega a ganar el balotaje?
JD: Es muy probable, y enfatizo que Francia es un modelo a observar, por los peligros que hoy tienen las democracias modernas, por este grado de fragmentación que se nota en la caída de los partidos tradicionales, y la fuerza que están teniendo, no solo los partidos populistas o de ultraderecha, sino también los partidos territoriales o vecinalistas. Y también está el fenómeno de las formaciones de gobierno, no solo para ganar, como hemos visto en Alemania entre tres partidos, y también en Finlandia con cinco partidos políticos, me parece un fenómeno para mirar con atención por el desafío de las democracias modernas frente a la insatisfacción.
