Por los tiempos que maneja el FMI y lo dilatado de las gestiones, la Argentina necesitaba 3600 millones de dólares esta semana que el Fondo le entregará recién después de las PASO.
¿Cómo consiguió el Gobierno solucionar el problema? Con 1.000 millones de un préstamo puente de la CAF y el resto con la activación del segundo tramo del swap con China. Algunas fuentes aseguran que la opción de pagar con yuanes fue sugerida por el propio FMI.
Si bien al Fondo le disgusta que los chinos aparezcan como un prestamista de última instancia para un país en crisis, porque entiende que ese es su rol exclusivo, no veían otras opciones ya que otras líneas crediticias para fortalecer las reservas están agotadas para la Argentina. Es el caso de las líneas con el Banco de Basilea y otras similares.
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El ministro Massa dijo que no se usó un solo dólar de las reservas para acordar con el Fondo. Pero se usaron muchos yuanes y tienen un costo. China mantiene muchos swaps con muchos países del mundo con el objetivo de internacionalizar su moneda, pero no los regala. La tasa que pagará la Argentina por utilizar esas divisas se ubica entre el 6 y el 7%.
La contracara de esta ingeniería, financiera y geopolítica, es la delicada situación en que quedaron las reservas del Banco Central. Ayer, tras el primero de los pagos al Fondo (habrá otros esta semana) cayeron 1.614 millones de dólares y cerraron en 24.032 millones.
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Ese nivel es el más bajo desde 2006 y con esas reservas el Gobierno deberá enfrentar la presión del mercado durante la etapa electoral.
JL