El Gobierno aspira, con más expresiones de deseos que con datos, que la inflación de mayo sea inferior al 8,4% registrado en abril.
Para lograr ese objetivo, en medio de una emisión monetaria creciente, sigue apostando a la misma receta: endurecer los controles de cambios en base a los acuerdos con las empresas de consumo masivo y aplicar sanciones ante los incumplimientos, que se vuelven cada vez más frecuentes.
Por el lado de las consultoras, las estimaciones van en sentido contrario, con varios analistas que esperan un 9% y varios que no descartan que el Índice de Precios al Consumidor se acerque a los dos dígitos, algo que no ocurre desde mayo de 2002.
¿Dónde se esperan las principales subas? En lo más crítico, los alimentos. La consultora LCG, que mide los productos de la canasta básica con frecuencia semanal, registró un 4,8% solamente en los primeros 15 días.
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También pegarán fuerte las tarifas de gas y electricidad, con subas entre 25% y 30 y los transportes, que esperan aumentos del 15% en el subte y del 8% en trenes y colectivos. Hoteles y restaurantes, impulsado por el PreViaje, va a aportar otro aumento significativo.
En ese tren, ya comienzan a aparecer números que contradicen el optimismo del Gobierno. Además del caso ya nombrado de LCG, hay consultoras como Analytica que pronostican un índice de inflación del 8,9%; EcoGo, la consultora liderada por Marina Dal Pogetto, espera un 9%; para la Fundación Libertad y Progreso, se ubicará entre 9,1 y 9,4%.
JL