Al recibir en la Casa Blanca a la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, y al presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, el anfitrión, Joe Biden, mostró su apoyo total y completo para garantizarles la adhesión en la OTAN a pesar de los reparos de uno de sus miembros, Turquía, y de las aprehensiones de Rusia.
La reunión trilateral, a puertas cerradas, coronó el ingreso formal del proceso de solicitud de ambos países tras la devastación provocada por la guerra en Ucrania. Se trata de un cambio trascendental para naciones históricamente neutrales y también para el conjunto de Europa. Tanto Finlandia como Suecia cooperan estrechamente con los miembros de la OTAN, pero han evitado hasta ahora enrolarse en sus filas.
"Finlandia y Suecia piden pista en la OTAN"
La invasión rusa de Ucrania ha supuesto un cambio radical sobre la seguridad europea, obligando a Finlandia y a Suecia a reconsiderar sus políticas de no alineación a la OTAN por su propio interés. No sólo político, sino también social. Lo confirman las votaciones en los parlamentos. Y lo ratifican las encuestas: el 76% de los finlandeses y el 53% de los suecos están de acuerdo.
La reticencia de Turquía se basa sobre los vínculos de ambos países escandinavos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, organización kurda considerada terrorista por el régimen de Tayip Recep Erdogan. En coincidencia con el aval de Biden a Finlandia y Suecia, el Senado de Estados Unidos aprobó con amplia mayoría un paquete de US$40.000 millones de ayuda militar y humanitaria para que Ucrania le haga frente a la guerra.
CB PAR