Después de ganar el Mundial, Lionel Messi tuvo un gesto que demostró una vez más que es el más grande dentro y fuera de la cancha.
La historia de superación de Lionel inspiró a millones de argentinos, tanto a quienes viven en el país como a quienes -por algún u otro motivo- se fueron a vivir al exterior.
Uno de estos argentinos fue el escritor Hernán Casciari, quien -motivado por la obtención de la Copa del Mundo- escribió un nuevo cuento dedicado al capitán de la albiceleste. Pero la historia no termina ahí: el cuento llegó a manos del mismísimo Lionel Messi, quien escuchó al propio Casciari relatar la historia, se emocionó hasta las lágrimas y decidió contarle al autor lo que había sentido con sus palabras.
El mensaje fue reproducido en el programa que Andy Kusnetzoff tiene en la radio Urbana Play. En el audio, la Pulga se dirigió primero a Kusnetzoff y le dijo que esperara que estuviera bien después de su intervención quirúrgica -el propio conductor había contado que esa operación lo alejó de la final de Qatar y se emocionó hasta las lágrimas por haber recibido “una señal” del destino-.
VIDEO | Emotivo agradecimiento de Messi a Casciari: "Con Anto nos pusimos a llorar"
Al hablar de Casciari, le agradeció por su cuento. "Anto me mostró lo de Hernán. Lo que escribió, como lo contó. Fue impresionante, nos pusimos a llorar los dos porque es algo muy cierto. Quería mandarle un saludo, agradecerle y decirle que lo escuchamos, nos emocionamos y quería que lo sepa. Les mando un abrazo grande", dijo Messi, con la sencillez que lo caracteriza.
“La valija de Lionel”, el cuento que emocionó a Messi
El miércoles, durante el programa de Perros, Hernán Casciari presentó un adelanto de su nuevo cuento, llamado "La valija de Lionel".
El texto se va a publicar en febrero en la Revista Orsai -a la que el escritor dirige- pero presentó un resumen a modo de adelanto y emocionó a todos. El cuento está dedicado para aquel joven que tuvo que abandonar Argentina para cumplir el sueño de ser un jugador de elite, pero que nunca quiso olvidarse de sus raíces.
"Yo me acuerdo qué los sábados del 2003. A la mañana. En el canal TV3 de Cataluña, se transmitía en directo los partidos de las inferiores del Barcelona. Los sábados a las 11:30 y los domingos a las 9:30. En los chats de argentinos emigrados se repetían dos preguntas: ‘¿Cómo hacemos dulce de leche hirviendo lata leche condensada?’ y ‘¿a qué hora juega el chico rosarino de 15 años que hacía goles todos los partidos?’.
En la temporada 2003-2004, Lionel Messi jugó 37 partidos y convirtió 35 goles: el rating matutino de la TV catalana, esos sábados, superó al nocturno. Mucha gente empezaba a hablar de este nene. En las peluquerías, en los bares y en las tribunas del Camp Nou. El único que no hablaba era él", comenzó.
"En las entrevistas post partido, todas las preguntas las respondía con un sí o con un no. A veces decía ‘gracia’ y después bajaba la vista, no hablaba mucho. Los argentinos emigrados hubiéramos preferido a un charlatán, pero había algo bueno cuando por fin hilvanaba una frase más o menos larga, se comía todas las eses y decía ful en lugar de falta. Descubrimos, con alivio, que era de los nuestros, de los que teníamos la valija sin guardar", explicó.
"En esa época había dos clases de inmigrantes en Barcelona: los que guardaban la valija en el ropero, ni bien llegaban a España, decían ‘vale’, ‘tío’ y ‘hostias’. Y los que teníamos la valija sin guardar manteníamos las costumbres, como por ejemplo el mate o el yeísmo. Decíamos yuvia, decíamos caye, para no olvidarnos.
Hernán Casciari: Un creador sin límites
Empezó a pasar el tiempo. Messi se convirtió en el 10 indiscutido del Barça. Llegaron las Ligas, las Copas del Rey y las Champions. Y tanto él como nosotros, los inmigrantes, supimos que el acento era, de todas las cosas, lo más difícil de mantener. A todos nos costaba mucho seguir diciendo gambeta en vez de regate, pero al mismo tiempo sabíamos que era nuestra trinchera final. Y Messi fue nuestro líder en esa batalla. El chico, aquel que no hablaba, nos mantenía viva la forma de hablar", continuó.
"Messi nos hizo felices de una forma tan serena, y tan natural, y tan nuestra, que cuando empezaron a llegar los insultos desde Argentina no lo podíamos entender. Pecho frío. Solamente te importa la plata. Quedate allá. No sentís la camiseta. Sos gallego, no argentino. Si alguna vez renunciaste, pensalo otra vez. Mercenario. Viví quince años lejos de Argentina, y no se me ocurre pesadilla más espantosa que escuchar voces de desprecio que llegan del lugar que más querés en el mundo.
Ni dolor más insoportable que oír, en la voz de tu hijo, la frase que escuchó Messi de su hijo Thiago: ‘Papá, ¿por qué te matan en Argentina?’ La renuncia de Messi a la Selección Argentina fue casi un alivio para nosotros, los inmigrantes. No podíamos verlo sufrir así, porque sabíamos cuánto amaba a su país y los esfuerzos que hacía para no romper el cordón umbilical", explicó.
"Ahí ocurre, creo yo, el hecho más insólito del fútbol moderno: la tarde de 2016 en que Lionel se cansó de los insultos y decidió renunciar, un chico de quince años le escribió una carta por Facebook que terminaba diciendo: ‘Pensá en quedarte. Pero quedate para divertirte, que es lo que esta gente te quiere quitar’. Siete años después, Enzo Fernández, el autor de la carta, resultó el jugador revelación del Mundial de Lionel Messi.
Al volver, ganó todo lo que le faltaba y cerró las bocas de sus detractores. Aunque algunos lo encontraron ‘por primera vez vulgar’ frente a un micrófono. Fue cuando dijo: ‘Qué mirá’, bobo, andá payá'. Para nosotros, los que vigilamos su acento durante quince años, fue una frase perfecta, porque se comió todas las eses y su yeísmo sigue intacto", añadió.
"Ahora algunos inmigrantes ya volvimos; otros se quedaron. Y todos disfrutamos ver a Messi volver a casa con la Copa del Mundo en su valija sin guardar. Y ayer, como cada año, Messi volvió de Europa para pasar la Navidad con su familia en Rosario, para saludar a sus vecinos. Sus costumbres no cambian. Lo único que cambia es lo que nos trajo en la valija", concluyó Casciari, provocando las lágrimas de los presentes en el estudio y del propio Messi.
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