En diálogo con Modo Fontevecchia (Radio Perfil FM 101.9 y Net TV), el periodista y co-editor de Revista Panamá, Martín Rodríguez, puntualizó en la dinámica que existe en el vínculo entre la vicepresidenta y el Presidente y destacó la falta de “liderazgo”. En ese sentido expresó: “No se puede ser Presidente sin ser líder”.
Después de escuchar el discurso de Batakis, ¿se confirma lo que propusiste en tu nota del domingo, titulada Política alrededor de Cristina, la sociedad alrededor del dólar, en la que escribiste: "El problema no es tu ideología, el problema sos vos"?
Hay una clave para entender el, hasta ahora, fracaso del Frente de Todos que es el liderazgo. En la Argentina no hubo una experiencia de gobierno de presidencias, del 83 para acá, sin un liderazgo. No se puede ser Presidente sin ser líder.
En general, los liderazgos marcaron y fundaron épocas. Incluso, contra el determinismo económico que muchas veces sirve para juzgar a un Gobierno. Alfonsín no tuvo economía pero tuvo liderazgo y sobrevivió. Es el político más disputado, aunque ahora en el peronismo está de moda odiarlo de nuevo, sobre todo por las referencias excesivas de Alberto Fernández, pero fue el político más homenajeado por el peronismo.
Este vacío de liderazgo es el que termina ocupando Cristina de nuevo, del modo en que ocupa los vacíos Cristina, de forma fuerte, como un elefante en un bazar. Esto es un aspecto clave que muestra el déficit político que tuvo este Gobierno. Alberto Fernández tampoco funcionó como un delegado absoluto. En todo caso fue un hombre que se aisló de la órbita kirchnerista para tomar decisiones pero a la vez creyó que cumplía el mandato kirchnerista en tanto no era el fundador de una nueva identidad política.
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Lo contrario a lo que hizo Kirchner con Duhalde. Néstor llegó con menos votos y más deuda electoral y política hacia Duhalde. Era un desconocido. Sin embargo, tomó la tarea difícil que fue enfrentar a Duhalde, liquidar su liderazgo, hacerlo propio e incluso quedarse con parte del duhaldismo. Esas tareas de la política, salvando distancias, porque tampoco es que Cristina sea Duhalde. Este último le ofreció a Kirchner una estructura de poder que Néstor se quedó.
Cristina lo que tiene no es sólo una estructura de poder sino también de sentimientos que es difícil de liquidar para Alberto. Seguramente ampliando, desbordando de política se podría haber hecho eso. En esa manta corta que define la relación entre el poder y la pareja presidencial se define el déficit de este Gobierno.
CB PAR