La dirigente de izquierda Myriam Bregman cuestionó la condena a Cristina Fernández de Kirchner y consideró que el fallo es parte de un plan a nivel regional para controlar a los gobiernos mediante el poder judicial. "Cuando se adoptan este tipo de legislaciones, como "arrepentidos", "delación premiada", "ficha limpia" aparecen de golpe en todo el continente", dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Miriam Bregman es dirigente del Frente de Izquierda. Fue diputada nacional en 2015 y en 2021 y legisladora de la Ciudad de Buenos Aires en 2017. Es abogada, especializada en derechos humanos y defensa de trabajadores. Fue abogada de Jorge Julio López, el testigo desaparecido en 2006 luego de prestar testimonio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz, y de los trabajadores de la fábrica recuperada Zanón.
Escuchamos ayer tus declaraciones, tu solidaridad con Cristina Kirchner. Me gustaría que nos des una explicación del orden de lo sensitivo: ¿qué es lo que te tocó tanto para producir ese nivel de acercamiento con un sector político con el que muchas veces fuiste muy crítica?
Sí, yo sigo siendo opositora. Fui opositora a Cristina Kirchner cuando gobernó, sigo siéndolo ahora. Incluso mis argumentos para pronunciarme tal vez son diferentes, incluso, a los que ella utiliza o entiende que está pasando en su propia causa. Pero nada de eso me impide, según mis principios, según mis valores, pronunciarme claramente porque veo un avance antidemocrático. Veo a tres personas que nadie votó, que están cumpliendo un rol extremo de decisión política en la Argentina: arrogarse el derecho de decidir quién puede ser candidato o candidata en una causa que está manipulada desde el inicio.
Entonces, todo ese contexto hizo que saliera rápidamente con mis compañeros del PTS, y también mis compañeros del Frente de Izquierda, que ayer fuimos en una delegación a manifestarnos. Porque veo que no es un hecho menor lo que está ocurriendo. En una democracia capitalista, donde la participación que se le da al pueblo trabajador ya es muy restrictiva, porque solo se lo convoca a votar cada dos o cuatro años por los candidatos que también desde arriba deciden mostrar, porque no es que se conozcan tampoco ni siquiera todas las posibilidades de voto que se tengan.
Y en ese marco, ahora eso se recorta aún más. Se dice: "Bueno, esta candidata no va a poder estar", y otros candidatos que han tenido acusaciones similares pueden seguir participando sin ningún tipo de problema, porque las causas avanzan en un sentido y no en otro. Y remarco mi condición de opositora, porque me parece que desde ese lugar, desde haber marchado y acompañado a los familiares de la masacre de Once y tantas otras denuncias que hemos hecho bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, lo puedo decir.
No me gusta, por ahí, cuando uno dice: "Bueno, ¿por qué me investigan a mí y no investigan al otro?". Lo digo desde un lugar, desde afuera, que no tengo nada que ver con la gestión de los negocios del Estado capitalista. Pero veo claramente que acá se arma un recorte para proscribir a Cristina Fernández de Kirchner.
Día 545: Cristina y su teoría de los monigotes
Vos hacés foco en tres jueces. Decís incluso "no elegidos por nadie". Bueno, nuestra Constitución plantea que sí, que son elegidos por los senadores que les dan su acuerdo. Y hay otros, más de veinte, entre jueces y fiscales, que intervinieron en primera instancia, en Cámara, en Casación. ¿Por qué poner foco en estos tres y no en todos los demás? Y si son tantos, ¿no indicaría algo más?
Bueno, pongo foco en todos entonces, porque comparto el mismo criterio para todos. De hecho, yo me enteré que estaban totalmente alineados con Mauricio Macri por ellos mismos. No porque yo pude realizar una investigación exhaustiva. Yo trabajo como abogada defensora de derechos humanos, de libertades democráticas, recorro Comodoro Py prácticamente todos los días, o sea, conozco todo, pero yo me enteré que el fiscal Luciani estaba en un equipo que se llamaba "Liverpool" porque salió con un mate y me lo mostró. Me enteré que jugaban al pádel con Mauricio Macri porque salió en los diarios.
Es decir, no solo acá hubo una falta de independencia política elemental —no porque yo considere que el poder judicial puede ser totalmente independiente—, pero acá se tornó en una burla. Ellos nos contaban cómo teniendo amistades, jugando al fútbol en la quinta de Mauricio Macri, yendo a visitar Los Olivos, podían resolver sobre una causa de Cristina Kirchner.
Bueno, la Corte Suprema incluso analiza esto y dice que no se ve condicionado. Yo no sé qué pensaría Mauricio Macri si a él lo condena un juez que va todos los días a tomar mate con Máximo Kirchner al Instituto Patria. Como mínimo, diría algo.
Entonces, a mí me parece que estamos ante algo que no es un problema argentino. No es como el dulce de leche, no se inventó acá. Estados Unidos viene teniendo una política continental de imponer determinadas normas para controlar los gobiernos a través del aparato judicial de cada país. Esto pasó en Brasil, ahora pasa en Argentina. Podríamos poner otros ejemplos.
Y vemos que cuando se adoptan este tipo de legislaciones, como "arrepentidos", "delación premiada", "ficha limpia" —que intentan hace muchos años aprobarse en Argentina y demás—, aparecen de golpe en todo el continente. O el Fondo Monetario exigiendo la inhabilitación perpetua de los funcionarios. Son políticas que se dictan para la región.
Eduardo Valdés y Jorge Fontevecchia debatieron sobre la condena a Cristina
Bueno, ahora lo estamos analizando en nuestro país, pero si yo junto esto que conozco, como alguien que sigue las tendencias políticas o jurídicas en el derecho, y lo sumo a que Marco Rubio, el 21 de marzo, dijo que Cristina Kirchner no podía entrar más a Estados Unidos porque estaba condenada por corrupción, cuando todavía la condena no estaba firme, me parece que también acá el diablo metió la cola. ¿Cómo sabía Marcos Rubio que estaba condenada en marzo, cuando no lo sabíamos ninguno de nosotros?
Bueno, estaba condenada en segunda instancia, en Casación. O sea, estaba condenada.
Bueno, estábamos todos esperando la condena definitiva.
Entonces digo: si es Marcos Rubio, ¿no sería Macri? ¿y no sería Magnetto?
Para mí, sí. Es parte de un sector político muy claramente alineado que quiere barrer a otro sector político con el cual yo tampoco comparto —por eso lo destaco—, pero eso no me impide ver que acá se está proscribiendo y que hubo un recorte de realidad en esta causa para llegar a esta resolución. La Cámara de Comercio de Estados Unidos promoviendo la ley de Ficha limpia. Uno dice: ¿qué tiene que ver?
Yo vivía en Brasil cuando Lula era presidente y él promovió la ley de Ficha limpia, no la Cámara norteamericana.
Estoy de acuerdo. Lo denuncio siempre porque es el paradigma de aquellos que creen que porque se le hagan gestos al imperialismo, a Estados Unidos, después lo van a perdonar. Es algo muy repetido en nuestra región y, evidentemente, mientras él aprobaba la ley de ficha limpia —en Estados Unidos, con negocios compartidos además con su familia—, el juez Sergio Moro avanzaba escandalosamente contra Lula y lo ponía preso, ayudando a que Bolsonaro llegue al poder. Así que sí, sí, sí, coincido con eso.
Por eso creo que los análisis son más complejos. Ahora, después, cuando Mauricio Macri sale a festejar como un gol, a los cinco minutos que salió la condena, muestra quién es el jefe de la banda un poco también. Pero, como te digo, Jorge, no es algo que yo tuve que investigar. Ellos me contaron que eran amigos de Mauricio Macri y que iban a jugar al fútbol y que tenían serias relaciones. A mí me parece bastante escandaloso.
MC/fl