Osvaldo Giordano, ministro de Finanzas de la provincia de Córdoba habló con Jorge Fontevecchia en Modo Fontevecchia por Radio Perfil (FM 101.9).
¿Por qué en Córdoba las políticas económicas fueron acertadas? ¿Por qué el modelo de esa provincia fue exitoso en términos económicos en estos últimos veinte años, cuando a los gobiernos nacionales les fue tan mal?
La primera idea disruptiva es cuestionar esta idea tan generalizada en la Argentina de que el problema es la grieta. Que hay dos visiones, dos modelos de país, que ninguno de los dos se logra imponer, pero sí logran vetar la aplicación de la otra y así andamos, a los tumbos. Mirando lo que nos pasó, en el último medio siglo en la Argentina, hubo políticas de Estado, no se firmaron en grandes pactos ni son tan explícitas o amparadas por leyes o la Constitución. Pero fueron muy bien respetadas por distintos gobiernos. En los últimos sesenta años, la mitad de los gobiernos fueron peronistas, un cuarto militares, otro cuarto radicalismo en distintos tipos de alianzas. Resulta muy notable que gobiernos tan distintos, en materia de organización y funcionamiento del Estado, hayan hecho cosas tan parecidas: básicamente tener desequilibrio, sistemáticamente gastar más que el recurso del que se disponía y no darle la suficiente atención a la calidad de la gestión. Hemos montado un Estado muy mal organizado, con gran cantidad de superposición entre los tres niveles de gobierno, tanto en tributos como en gasto público, las jurisdicciones hacen lo mismo para dar el mismo servicio y cobran impuestos similares al mismo ciudadano, generando una enorme ineficiencia y explicando por qué tenemos siempre déficit. Hay que tratar de romper eso, es imposible hacerlo solos pero hay algunas experiencias que demuestran que se puede hacer, por ejemplo unificando impuestos. Buscar un esquema más racional de organización y funcionamiento del Estado que no tiene que ver con las ideologías sino con el sentido común, independientemente de la orientación con la cual uno inicia una estrategia de desarrollo y de políticas públicas.
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Vos decís que la esencia de la política de Estado argentino es la indisciplina fiscal y el mal gobierno, no estar preocupado por la calidad de la gestión. ¿Esas son las dos características?
Exacto, y lo podemos documentar con las cuentas públicas, sistemáticamente hubo más gasto que ingreso, que deriva en temas que hablamos mucho como el problema de la deuda o de la emisión. Está lleno de ejemplos a la poca atención a la calidad de la gestión, tanto en lo que hace a materia tributaria, porque los tres niveles de gobierno inventan impuestos con total independencia y sin ningún tipo de articulación y se vuelve totalmente asfixiante para los contribuyentes, no solo en lo financiero sino también en lo burocrático. Tener tres estructuras burocráticas, para brindar el mismo servicio, genera efectos muy negativos: exceso de burocracia, dificultades para la coordinación y diluye responsabilidades porque cuando las cosas salen mal nadie se hace cargo, porque siempre se le puede echar la culpa al otro de los pésimos resultados que tenemos.
¿Qué tienen en común el déficit fiscal y un Estado mal administrado?
Están relacionadas porque apenas tuviéramos la restricción de decir no puedo gastar más de lo que tengo, aparecería la preocupación de decir en qué gasto y cómo nos forzaría a ser más cuidadosos.
¿Por qué es diferente el peronismo de Córdoba del nacional? ¿Cómo se ve en Córdoba al gobierno nacional y al Presidente?
Hay enormes diferencias, el Gobierno nacional es un desvío respecto a las ideas que sostiene el peronismo, en el sentido de buscar un orden que permita el desarrollo, la inversión y la generación de empleo a partir de la inversión. Esa ha sido la guía que ha tenido Córdoba, limitado al contexto regional porque es imposible salirse de los problemas que tiene la Argentina. Se ha trabajado de manera sistemática buscar corregir, por ejemplo, el tema tributario. Para ellos es fundamental el respeto a las instituciones, el diálogo, la permanente apertura mental, la autocrítica para ir construyendo, porque son temas que no se resuelven con medidas abruptas y sin consulta, sino a partir del acuerdo. Lo fundamental es la racionalidad en los planteos, la evidencia y la construcción.
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Los presidentes que hemos tenido casi todos fueron gobernadores. Cuando son gobernadores, ahí no tienen déficit, no se pueden endeudar pero, cuando van al Gobierno nacional, sí. La problemática es que a nivel nacional se puede emitir y se puede endeudar pero, en las provincias, para endeudarse necesitan la aprobación del Ejecutivo. La solución sería que no pudiera emitirse y que no pudiera endeudarse.
Es parte de la solución, que el Banco Central tenga un rol de cuidar la moneda y que el Ministerio de Economía busque financiar el gasto por otra vía que no sea pedir la emisión. En Córdoba el tema de la deuda es polémico porque es un instrumento válido para cualquier Estado y en Córdoba se usó inteligentemente para apoyar un proceso de inversión muy relevante. Es válido y necesario que obras que van a trascender varios años no se recarguen en un ejercicio sino que se distribuyan a través del tiempo con una deuda. El principal error de los distintos gobiernos es partir de aceptar este perverso esquema de organización en el cual los tres niveles de gobierno operan de manera superpuesta y no haberlo cuestionado. Esto lleva a tener un déficit y exceso de emisión. La solución es arrancar un gobierno repensando qué tiene sentido, que Nación haga y que deje de estar interfiriendo en un montón de funciones propias de las provincias. La Constitución definió roles y con el tiempo se fueron ensanchando, superponiéndose con las provincias, generando ineficiencias.
AVS PAR