Luego de publicar una carta abierta dedicada Esteban Trebucq, el sacerdote Francisco “Paco” Olveira aseguró que el periodista porque “cambió de la noche a la mañana su forma de pensar” y pasó de convocarlo con frecuencia a la televisión a “insultarlo y mentir”. “Yo necesitaba decirle que el único arma que yo llevo a las movilizaciones de los jubilados es mi estola roja”, dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190)
Francisco "Paco" Olveira es un sacerdote católico español-argentino nacido en Málaga. Es conocido por su militancia social y religiosa dentro del movimiento Curas en Opción por los Pobres, inspirado en la teología de la liberación.
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Me gustaría que compartiera con la audiencia qué te motivó a escribir una carta dedicada especialmente al periodista de La Nación+, Esteban Trebucq.
Me motivó porque yo respeto a las personas que tienen una ideología, aunque no la comparta, aunque algunos estén en la vereda absolutamente, absolutamente opuesta y hasta me den vergüenza las cosas que opinan. Ahora, cuando ya las personas son unos hipócritas y cambian de la noche a la mañana su forma de pensar, ahí las cosas cambian. Y más cuando utiliza el espacio público en la televisión para insultarme, agredirme y mentir de una forma descarada sobre mi persona, me guste o no, porque le digo la verdad.
A mí no es que me guste, pero hoy soy una figura bastante pública en la Argentina, y soy sacerdote. Entonces, claramente afecta mi honorabilidad que el tipo diga que yo soy un tirapiedras, que cómo no me van a llevar preso si yo tiré piedras a la policía y si yo agredí a una policía femenina, además de insultarme y denigrarme diciendo "ya no me llama padre Paco", o padre Francisco, como me llamaba antes con todo cariño cuando estaba en Crónica TV y me llamaba cada rato porque le preocupaba la vida de los pobres.
Usted planteaba que respeta incluso a las personas que están en la vereda de enfrente, pero que respeta menos a aquellas personas que cambian de opinión, porque lo que transmiten es que en realidad no tienen ninguna opinión. Me gustaría hacer el foco sobre eso, porque usted tiene el ser el testigo principal de haber sido muy requerido en una etapa y hoy verse en la otra. Es decir, lo que usted está tratando de transmitir es que hay una empatía con la audiencia, que hay determinados periodistas que lo que terminan es tratando de satisfacer a la audiencia, o vendiéndose por plata, porque nadie cambia tan rápido en tan poco tiempo.
En la época en que trabajaba en Crónica TV, yo vivía en la Isla Maciel. Estaba muy cerquita e iba en la moto. Intentaba ir mucho menos de lo que me pedía, pero a veces iba porque me insistía demasiado. Y ya me daba cuenta de que me usaba. No soy tonto. Y ahora, de la noche a la mañana, yo soy una persona totalmente distinta. La persona que es totalmente distinta es él. ¿Qué motivos tendrá? Quizás sea servir al medio en el que está ahora, como a lo mejor era servir al medio anterior. Al final uno no sabe qué es realmente lo que piensa. A lo mejor porque le ponen muchos billetes en el bolsillo, porque sabe que no se le puede hacer una denuncia, porque cambió la ley y le guste a él o no, gracias a Cristina.
Yo necesitaba decirle que el único arma que yo llevo a las movilizaciones de los jubilados es mi estola roja, que es el símbolo del martirio, de la sangre, de los cuatro mártires riojanos, Angelelli, Carlos y Gabriel, los dos curas, y el campesino, a los cuales asesinaron por su compromiso con la gente, con el pueblo, en un mes en la dictadura militar, entre julio y agosto del 76. Esa es mi arma, eso es lo que me lleva a estar en las luchas en las que estoy. No soy perfecto, tengo mil defectos, pero lo que hago lo hago desde mi fe, o lo hago desde la fe que tengo, que me impulsa a estar al lado de las causas que yo considero justas.
A lo largo de las últimas décadas se invirtió el orden de relación de fuerzas entre la audiencia y los medios, y la fragmentación de los medios ha llevado a que los medios terminen satisfaciendo audiencias fragmentadas. Lo que hay, más que una subordinación a los dueños de los medios, y a esos que podrían colocarle muchos billetes, es a la propia subsistencia del periodista satisfaciendo audiencias. En el momento ese que usted menciona era uno, la sensibilidad social de la Argentina era una, y la audiencia de La Nación + es otra, y la sensibilidad social de la Argentina es otra. No estoy haciendo ninguna defensa del señor Trebucq, simplemente estoy tratando de explicar lo que quizás ahí sea el caso hiperbólico, pero sucede en muchas redacciones. Usted simplemente tiene el ejemplo más extremo y la percepción de haber sido como una especie de actor principal de sus entrevistas en un momento y hoy recibir sus críticas. Le agradecemos su testimonio.
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