MODO FONTEVECCHIA
Cultura de la cancelación

Por qué las empresas odian el escándalo

Netflix cancela los proyectos que tenía con el actor Will Smith tras el cachetazo que le propinó al conductor de los Oscars, Chris Rock.

Will Smith
Will Smith | AFP

El paso al costado que dio Netflix en sus proyectos con Will Smith, 24 horas después de que el actor cayera en desgracia, es nada más que una muestra de lo cautelosas que se vuelven las empresas cuando el escándalo ronda a las estrellas con las que tienen acuerdos. Lo mismo sucedería al revés, si se descubriera que una marca emplea trabajo esclavo o mata animales o deforesta una selva para fabricar sus productos. 

La celebridad asociada a esa etiqueta no tardaría en intentar romper cualquier tipo de contrato que pudiera tener con la firma. Esto es algo que explican bien los expertos en marketing: cuando una marca y un famoso se juntan, ambos deben beneficiarse, porque ambos se “prestan” y potencian las mejores cualidades de cada uno.

Las marcas de cosmética eligen “embajadoras”, mujeres que representan el rostro de la etiqueta, y que son un símbolo de la belleza y el buen gusto con el que con el que la empresa quiere ser asociada. Lo mismo vale para otra sociedad muy habitual: la de los relojes y los deportistas.

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Las marcas quieren fama pero no estar en boca de todos por los peores motivos. Los problemas de pareja de Tiger Woods, el conflicto con las drogas de Maradona o las demandas por abuso contra Kevin Spacey alejan a productoras y sponsors con la velocidad del rayo. Esta actividad paralela al deporte o la actuación, que surge de los contratos de las estrellas con las marcas, es el ingreso más voluminoso en la carrera de un famoso,

Un espacio de trabajo que todos deben cuidar para aprovechar al máximo el minuto de gloria que el mundo les concede. Una presión más para las celebridades que no solo deben verse bien, a toda hora, sino también comportarse con elegancia, discreción y ética, algo que para muchos es un enorme esfuerzo.