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Qué estrategia hay detrás del megaproyecto de Milei

El Presidente de la Nación continúa con su idea de modificar leyes y adjudicarse atribuciones que le pertenecen al Poder Legislativo. En este contexto, parece haber un entramado por descubrir.

Javier Milei
Javier Milei | NA

El interminable proyecto de ley ómnibus enviado ayer al Congreso, no solo por su extensión sino también por la heterogeneidad de temas, vuelve casi imposible un tratamiento integral de sus más de 600 artículos. Por fuera de lo económico, la iniciativa abarca desde cambios en el régimen electoral hasta la justicia o el sistema de salud.

Así, el proyecto se vuelve intratable. Solamente la privatización de cada una de las 41 empresas públicas incluidas en su texto, ameritaría un debate individual. Con una limitada representación parlamentaria y urgencias múltiples, algunos empiezan a ver una estrategia del Gobierno que casi parece una maniobra de distracción. 

Entre el DNU de la semana pasada y este proyecto de ley, Javier Milei abre múltiples debates para tratar de asegurarse lo que considera crucial: el ajuste fiscal que le permitirá reducir la inflación. Mientras se discute si será posible divorciarse sin abogados o será reprimible una manifestación de solo 3 personas, el Gobierno pondrá el ojo en algunas normas en particular.

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Entre ellas, se destaca la disposición que deroga la necesidad de pedir aval del Congreso para tomar deuda en dólares. O el blanqueo de capitales, que propone una amplitud tal para que sea aprovechado tanto por grandes capitales como por particulares: se incentiva la regularización de capitales inferiores a 100.000 dólares sin pagar ningún impuesto. También, en ese orden de ajustar las cuentas fiscales, se destaca la reimplantación de las retenciones a la exportación, con excepciones a algunas economía regionales pero con la reafirmación de su pago para otras explotaciones.

A esta lista de disposiciones que allanan el camino, según el Gobierno, para llegar al equilibrio fiscal, se suma otra fundamental: la trasferencia del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses al Tesoro Nacional. De esa forma, el ministerio de Economía que conduce Luis Caputo pasaría a tener poder sobre una enorme masa de activos financieros y participaciones accionarias en muchas empresas líderes, en manos del estado desde que se desguazaron las AFJP. La venta de esas acciones, muy codiciadas por las empresas, abren la puerta al ingreso de recursos y, por supuesto, a negociaciones millonarias.

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Los millonarios fondos del FGS de la Anses también podrían tener otras derivaciones. Algún memorioso recordó que ese dinero era central para el plan de dolarización de la economía ideado por el economista Emilio Ocampo. Si bien el plan hoy quedó fuera de la escena, Milei lo promovió hasta el cansancio y nunca lo abandonó.

BL JL