La producción y el comercio de cocaína, las pandillas y los grupos armados, la debilidad del Estado, así como el tráfico de armas, contribuyeron al aumento de la violencia.
Las Islas Turcas y Caicos, archipiélago británico de 40 islas en el océano Atlántico al sudeste de las Bahamas, se convirtieron en la nación más violenta per cápita del continente a pesar de su escasa población, de apenas 45.000 habitantes.
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También creció la tasa de homicidios en Jamaica debido al tráfico de armas y en Haití, donde las pandillas dominan su capital, Puerto Príncipe, cuyos alrededores aumentaron las ejecuciones sumarias, los secuestros y la violencia sexual.
Ecuador tuvo la tasa de homicidios de más rápido crecimiento en la región a raíz del récord en el ingreso de cocaína. La influencia del crimen organizado mexicano y colombiano también estimula esta violencia.
Venezuela encabeza el ranking del mayor número de homicidios por número de habitantes en América del Sur.
La violencia policial es particularmente fuerte y fue responsable del 13% de las muertes violentas en el país en 2022.
Otro tanto ocurre en Colombia, cuyo presidente, Gustavo Petro, apuesta a una paz total y a retomar el diálogo con las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En 2022 fueron asesinados 215 líderes sociales.
El país más violento de América Central fue Honduras, donde las bandas se dedican al microtráfico y la extorsión.
FM
