Poco después de que Luiz Inácio Lula da Silva recibió el diploma de presidente electo en el Tribunal Superior Electoral, seguidores del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se enfrentaron con la policía, incendiaron varios vehículos e intentaron invadir la sede de la Policía Federal en Brasilia.
El detonante del caos, según la Secretaría de Seguridad Pública de Brasilia, fue el arresto del líder indígena y el pastor evangélico José Acasio Serere Xavante, quien participa activamente de las concentraciones que se realizan desde hace más de un meses frente al Cuartel General del Ejército, donde se reivindica una intervención militar.
Luego de la detención del activista, miembros los seguidores de Bolsonaro rodearon la sede de la Policía Federal en el Asa Norte de Brasilia, donde fueron incendiados un autobús y otros vehículos.
Bolsonaro defendió al ejército como la última barrera contra el socialismo en Brasil
Los agentes de seguridad lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes, que respondieron con palos y piedras. Y un shopping del Asa Norte debió cerrar sus puertas.
Por los ataques, la Policía Federal reforzó la seguridad en el hotel en el que se aloja Lula y en la Plaza de los Tres Poderes, frente a la cual se encuentran los palacios del gobierno, el Supremo y el Congreso.
El actual presidente continúa sin reconocer el triunfo de su rival electoral
Bolsonaro dijo varias veces que el sistema de votación electrónica del país es propenso a fraudes y no reconoció la victoria de Lula en las elecciones del 30 de octubre. Peor aún: aseguró que su futuro político estaba en manos de sus seguidores.
Fue una forma de incitar a la violencia.
BL PAR