A veces hay cosas que son previsibles y otras que creíamos previsibles dejan de serlo. Es lo que tiene de maravilloso la acción humana, es el tiempo y el encadenamiento en que las cosas suceden lo que llena el futuro de imprevisibilidad.
Pensemos un momento en Perú. No hacía falta estar muy al tanto de lo que pasaba diariamente para saber que Castillo no podría sostenerse en el gobierno. Su caída era esperable. No sabíamos cuándo sucedería pero todos sabíamos que sucedería. El modo en que lo hizo parece anecdótico. Llevado este razonamiento sobre lo previsible e imprevisible de las cosas al escenario político argentino lo que sucede dentro del oficialismo genera más interrogantes que certezas. Certezas teníamos antes de que Cristina fuera condenada. No hubo sorpresas con el fallo, era esperable que le fuera desfavorable. Ella misma lo había anticipado. También era esperable que habiendo dicho anteriormente que el tribunal era un “pelotón de fusilamiento” la vicepresidenta acusara a los jueces de persecución política. Pero lo que no se esperaba es que quedara al descubierto un viaje oscuro que involucró a jueces, fiscales, funcionarios públicos y dueños de medios de comunicación. Y entonces eso le permitió a Cristina convertir el pelotón de fusilamiento en una “mafia” en la que involucró a Magnetto, La Nación, jueces y dirigentes de la oposición. Señalando al mismo tiempo al amigo de Macri como instigador de intento de asesinato. El mundo contra Cristina.
Hace dos semanas explicábamos en esta columna nuestra hipótesis de que ella no sería candidata a presidenta, sino que la veíamos como armadora de su espacio político. Lo que no teníamos claro era cuál era el momento en que anunciaría tal decisión, no esperábamos que lo hiciera ahora ni que no fuera candidata a nada. Pero como sabemos, Cristina se mira en Lula. Que estuvo preso y luego volvió a ser presidente. No necesariamente se puede repetir la historia de Brasil en Argentina. Quizás, sí, quizás, no. Entonces, ¿qué busca Cristina? Primero es ampliar su liderazgo dentro del peronismo. Que es más que ser la líder del kirchnerismo. Para que ello suceda necesita que su situación procesal no obture posibles victorias electorales en las gobernaciones.
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Además, necesita que aunque el peronismo pierda en el ballottage, sea fuertemente competitivo en primera vuelta. Para ello necesita candidatos que puedan ofrecer al electorado las mil caras del peronismo por izquierda, por derecha, por centro.
Por eso más allá de que ella seguirá con su dura prédica contra los poderes fácticos y buscará ser símbolo de la resistencia a lo que denomina mafia, muy probablemente facilitará la emergencia de candidatos que no necesariamente tomen en totalidad sus banderas.
Finalmente hoy con Cristina no alcanza pero sin su electorado ningún candidato peronista puede pensar en ser competitivo a nivel nacional. Entonces debiéramos comenzar a pensar en los múltiples caminos que se le abren al oficialismo. Porque por un lado su no candidatura lo libera para buscar caminos y argumentos alternativos, pero por el otro lo obliga a defenderla.
Por un lado, les dice avancen sin mí, pero cuidado que los estoy mirando. Lo que suceda en el acto del Grupo de Puebla quizás nos alumbre un poco más sobre su estrategia en donde lo importante para Cristina, más allá de la movilización, es la presencia de los gobernadores y los visitantes internacionales.
El gran tema para el oficialismo es si la consigna de pelea contra la mafia, los poderes fácticos y por la democracia es un argumento movilizador que cobije las demandas de quienes vienen abandonando al Frente de Todos, expectantes de que baje la inflación y mejore la distribución del ingreso.
En síntesis, Cristina adelantó los tiempos y el peronismo se encuentra ahora necesitado de definir los caminos a transitar. Por el lado de la oposición seguramente habrá novedades, sin Cristina enfrente, Macri se debilita.
El abrazo que se dieron Patricia Bulrich con Milei nos muestra que allí puede haber una alianza, mientras el radicalismo busca fortalecerse mediante una interna propia. Falta mucho aún para que creamos que todo está escrito.
*Consultor y analista político.