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MODO FONTEVECCHIA
Escenario electoral 2025

Sergio Berensztein: "Hay un sesgo pro gobernabilidad"

El analista político advirtió que el sistema político argentino debe evitar la fragmentación para no repetir escenarios de inestabilidad y dijo: "Aquellos que quieren gobernar buscan que Milei facilite el camino y capitalizar lo hecho".

Sergio Berensztein
Sergio Berensztein | Cedoc/Perfil

El analista político Sergio Berensztein evaluó el escenario tras las elecciones en la provincia de Buenos Aires y señaló que, aunque la oposición busca capitalizar los errores del oficialismo, existe un "un sesgo pro gobernabilidad" que busca preservar la estabilidad institucional. "Hay una idea de que haya un espacio de acuerdo donde Milei pueda culminar su mandato”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).

Sergio Berensztein es doctor, magíster en Ciencia Política de la Universidad de Carolina del Norte y licenciado en Historia de la Universidad de Buenos Aires. Es fundador y presidente de Berensztein, consultora de análisis político y estratégico.

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¿Cómo ves vos lo que pasó antes de ayer? ¿Qué significa y cómo va evolucionando o podría evolucionar esto hacia adelante?

Las elecciones mitad de mandato rara vez predicen la lógica de competencia de elecciones presidenciales. Recién tuvimos elecciones provinciales, incluyendo la del domingo pasado. Su repercusión ha generado una especie de terremoto, pero esperemos el resultado de octubre para luego tener una visión de conjunto menos imprecisa. Dicho esto, con La Libertad Avanza todavía como una fuerza con aspiraciones de convertirse dominante, con un peronismo que a partir de este triunfo muestra una competitividad que para muchos hasta hace poco no tenía, con los nuevos liderazgos del interior que buscan también terciar, y la izquierda, que hizo una muy buena elección en la provincia de Buenos Aires, debemos preguntarnos cómo vamos a competir, con qué reglas, con PASO, sin PASO, y con cuatro actores relevantes. Me refiero a actores que pueden pretender llegar a una segunda vuelta.

Uno podría afirmar que es poco probable que haya un presidente de primera vuelta. Argentina siempre es rara, porque Alberto Fernández no existía antes de la elección y ganó en primera vuelta. Una hipótesis es que el predominio del liderazgo de Cristina en el peronismo, probablemente si ella va a fondo con eso, pueda generar una especie de ruptura, si no hay una PASO que integre, que hoy no pareciera estar dadas las condiciones. Si esto es así, el peronismo podría ir dividido, la centro derecha también. La Libertad Avanza ya demostró que no tiene capacidad, hasta ahora por lo menos, de incluir otros actores de forma efectiva.

Lo del domingo es interesante porque esta suerte de toma por asalto del PRO no funcionó. Fue un acuerdo de cúpula sin ninguna encarnadura, con una mala venta del producto también. Hablé con Pablo Avelluto, que tiene una capacidad reflexiva por su caudal cultural y dijo que después de Javier Milei probablemente se rearticule la oferta electoral de maneras que hoy por ahí es demasiado prematuro, eh, para imaginar. Uno puede suponer que, mirando Brasil, mirando Estados Unidos, podría haber una coalición de valores republicanos, pro mercado, lo que en su momento parecía que era el PRO y dejó de ser, que puede ofrecerle a la Argentina una candidatura que hoy no parece instalada. Con lo cual, un escenario potencial de fragmentación en primera vuelta no es de descartar.

Sería un 2003 sin 2001...

Esperemos que no haya un 2001.

En este caso uno se encontraría con dos peronismos, con La Libertad Avanza, con los gobernadores del interior tratando de construir una alianza republicana moderada de centro derecha, y es posible que ninguno logre más del 30%. Es posible que en lugar de tres tercios tengamos cuatro cuartos o cinco quintos, y no un escenario de polarización entre Milei y anti-Milei. Otro de los escenarios es que se modifique el cronograma electoral por cuestiones o de índole económica o de índole política. No están las condiciones dadas como la del 2001 en el sentido de que en el 2001 había algo para ganar, que era salir de la convertibilidad para los sectores industriales exportadores. Podríamos decir que grupos importantes tenían un plan alternativo que era la licuación de la deuda en dólares y el salto exportador a partir de un cambio dramático de la tasa de cambio. Acá no hay un plan alternativo. Podríamos decir que Milei de alguna manera está ayudado porque no hay condiciones de posibilidad para un plan alternativo.

Estoy de acuerdo con eso. Creo que hay actores del peronismo que creen que hay un plan alternativo, que es un poco volver a lo que hacían antes. No hay alguna alternativa dentro de los parámetros de un ordenamiento macro. Hasta ahora no lo hemos visto. Ojalá el peronismo tenga un plan de desarrollo lógico, más heterodoxo, pero manteniendo equilibrios. Le vendría muy bien a la Argentina.

Sí hay un plan, creado por las fuerzas que trascienden a los actores, que es que se espera que en 2030 Argentina tenga el doble de exportaciones per cápita que hoy, por la combinación de la minería, de la energía, del litio. Ahora, a ese plan de 2030 le faltan cinco años para llegar. Cavallo podía vender las empresas públicas y privatizarlas, pero eso se acababa. Mientras que, a partir de 2030, lo que vamos a tener es un flujo que no se acaba o que no se acaba durante 20 años. Tengo la sensación de que una de las fortalezas de Milei es que nadie quiere hacerse cargo ahora. Todo el mundo preferiría hacerse cargo después. Al presidente que le toque asumir en 2027 sería el que gozaría en la mitad de su mandato de ese proceso de maduración del plan alternativo. ¿Quién va a querer asumir ahora en un plan de aguantar? Eso le da una fortaleza a Milei que no tuvo De la Rúa al perder la elección de medio término.

Creo que aquellos que quieren gobernar son conscientes de que alguna de las cosas que Milei planteaba eran muy sensatas y necesarias. Entonces prefieren que las haga otro para no pagar el costo político.

Javier Milei

Ser el Remes Lenicov de lo que fue el 2003 posterior, ¿no?

Exactamente. Hay una idea de que haya un espacio de acuerdo donde Milei pueda culminar su mandato, como debe ocurrir, que avance con las reformas estructurales, tal vez no las ideales que él tenía en mente, pero la reforma tributaria, la reforma laboral, y facilite el camino. Aquellos que quieren gobernar buscan que Milei facilite el camino y capitalizar lo hecho porque en Argentina un sesgo pro gobernabilidad. Lo veo hablando en privado con todos los actores que muy responsablemente tratan de colaborar en estas circunstancias. Siempre hay algunas declaraciones extemporáneas a los Mayans, pero son más provocativas. Yo creo que Mayans, con el resultado del domingo, no hubiera dicho lo que dijo el sábado, cuando dijo que el Gobierno estaba terminado.

Comentábamos que uno de los factores disruptivos de cualquier sistema político es una crisis social donde la gente se expresa en la calle. Lo que fue, por ejemplo, en el 2001, producido con las cacerolas. Y parece una situación social muy tranquila. Uno podría decir que se produjo la descarga en esta especie de palazo que le pega una parte importante de la sociedad a Milei, y que a partir de eso, ya está. Mientras que, al revés, a Macri, que ganó la elección de primera vuelta, le quedó contenida toda la bronca no expresada y que terminó siendo peor. ¿Te parece plausible que en realidad la derrota electoral tranquilice socialmente?

Quiero esperar, porque creo que hay algunas tensiones que pueden, lamentablemente, complicarse, porque hay sectores de la sociedad que en este contexto la están pasando muy mal. Recordemos que la economía venía recuperándose fuerte hasta el primer trimestre, luego se frenó con el problema de las tasas de interés y de la corrida cambiaria. Está aún más amesetada la recuperación y ya ves algunos sectores crujiendo. Es muy heterogéneo, porque mirás después Neuquén y la economía está creciendo muchísimo, y algunos nichos de la minería también. No quiero generalizar, pero me parece que si no hay una recuperación de los salarios, si el empleo sigue tan complejo como hasta ahora, yo no descarto que haya alguna necesidad de la sociedad de expresar su frustración al margen de lo electoral, que veremos el resultado de octubre, porque al presidente le va mejor que en el conurbano.

La conflictividad social en Argentina es multicausal y tiene diferentes lógicas. Una cosa era la era de los sindicatos, cuando había empleo registrado muy alto y casi con una pobreza de menos de 5%. Era la era de los Cordobazos,,donde realmente el sindicalismo era un actor social predominante. Eso se perdió por la naturaleza del mercado de trabajo y ahora hay otras manifestaciones de conflicto y hay que ser prudentes. Porque en algunas regiones del país, en particular donde el empleo informal le cuesta tanto sostenerse, bajó mucho el ingreso. Siempre mirando la heterogeneidad que tiene ese magma tan complejo en la Argentina. Dicho esto, yo no he visto a nadie celebrando. ¿Hay alguien en el Obelisco? Nadie. Es un dato. Nadie celebró esto, ni siquiera como chicana.

Comparto plenamente que no haya nadie celebrando. Indica que, en el fondo, todo el mundo siente que nadie gana con esto y que eso al mismo tiempo es lo que le da sustentabilidad al Gobierno. El peronismo pudo haber ganado en la provincia de Buenos Aires, pero eso no implica que no haya sido meramente un vehículo para castigar al Gobierno, pero que luego no tenga esos mismos votos en un futuro. Sí podríamos decir que el peronismo demostró vigencia y que va a estar en 2027, y que no cabe duda que ya hay un precandidato presidencial. Al mismo tiempo, lo que se demostró en el caso de La Libertad Avanza es que su capacidad de cooptar no funcionó. Pero al mismo tiempo el PRO, como cultura, existe en la Argentina. ¿Cómo creés que se van a regenerar los otros actores políticos? El peronismo demostró que representa una parte de la sociedad. ¿Y el resto de la sociedad?

La fragmentación es mala para el sistema político. No es deseable. Miremos Perú, por ejemplo.

Con un sistema presidencial. Porque en Europa, con un sistema parlamentario, es buenísimo...

Sí. En un sistema presidencialista la fragmentación te genera problemas. El Congreso después no tiene mayorías, a veces hay conflicto de poderes y puede derivar en escenarios de inestabilidad institucional que Argentina no quiere tener.

Es muy interesante, por qué nosotros no y los peruanos conviven con eso. En Perú los presidentes se suicidan, van presos, pero han logrado que eso no afecte a la economía. En el caso argentino, nosotros tenemos asociado a partir del 2001 que la inestabilidad política significa inmediatamente después una inestabilidad económica en la que todo el mundo pierde.

En Perú lograron, con un gobierno con el cual yo no simpatizo, que es el Fujimori, una reforma constitucional donde la independencia del Banco Central y la del súper fiscal son normas constitucionales. Es más importante el presidente del Banco Central, que es una especie de héroe entre los economistas, que la estabilidad del presidente del Poder Ejecutivo. Parece mentira, pero es así. Perú pudo desacoplar la economía de la política. Dicho esto, no hay mucho desarrollo humano. Hay estabilidad y crecimiento, que son cosas distintas. Pero no quiero ir a ese escenario porque Argentina no tiene la macro ordenada, ni tiene estos dos principios que le dan un escenario de previsibilidad a la economía peruana. Y yo creo que ahí aparecen dudas no menores en cómo generás estos consensos que son fundamentales, y que creo que Milei todavía podría poner sobre la mesa en el contexto del acuerdo de mayo, con el presupuesto que tiene que enviar el 15 de septiembre al Parlamento. Hay posibilidad de que él trate de recrear una coalición pro reformas de mercado, pro estabilidad, permitiéndole al sistema cooperar con él. El rechazo al veto en el Senado es para el Presidente una derrota muy, muy importante. Tiene que evitar esa confrontación con el Poder Legislativo.

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¿Cómo se organiza el resto?

Lo principal que aportó el PRO, un poco reemplazando al radicalismo, es esta idea de un liberalismo político con modernización económica, apostando por la democracia. Mauricio Macri, tal vez él más su equipo, como Marcos Peña, le dio a la Argentina una presencia que fue interesante junto con el radicalismo y las fuerzas de la Coalición Cívica para conformar Juntos por el Cambio. Fracasó en lo económico, pero le dio un andarivel a la Argentina que es una referencia que no tenía previamente. Hacía mucho que no gobernaba con esos valores el radicalismo. Alfonsín no tuvo la oportunidad de expresarlos por la lógica de la transición. El menemismo medio que borró mucho de eso a pesar de que se decía liberal en lo económico. Es una experiencia que conviene recuperar en los valores, tal vez no en los procedimientos, en la política.

¿Provincias Unidas es eso de Juntos por el Cambio que no es hoy Macri o el PRO? Ese sentimiento de republicanismo y ortodoxia económica, pero de formas totalmente distintas a las de La Libertad Avanza. Marcos Peña planteaba que Juntos por el Cambio era la versión superadora del PRO, que el PRO había nacido como un partido de ultraderecha o de derecha, y que cuando pasa a ser Juntos por el Cambio, sumando a Carrió, sumando a los radicales, se convierte en un partido de centro. Macri lo aceptaba solamente porque era conveniente o necesario, pero no era su espíritu. Ese espíritu lo trasciende a Macri. Y trasciende al PRO. ¿Y ese espíritu lo representa Provincias Unidas?

Veo un costado más desarrollista, con la idea de la producción, un costado más federalista, cosa que Juntos por el Cambio tenía, pero menos.

De responsabilidad fiscal...

Sí. ¿Qué falta? Falta una visión institucional que, tal vez, si uno lo extrapola de un Maximiliano Pullaro, que ahora está modernizando la Constitución. Yo creo que este Provincias Unidas es el inicio. Va a haber otros gobernadores, como todos sabemos en privado ya nos lo dicen, y en público en algún momento van a dar el salto. ¿Qué le falta a eso? La pata de Buenos Aires, Provincia y Ciudad, que es una pata fundamental. El domingo pasado ahí hubo un paso en falso porque Provincias Unidas no pudo tener una representación proporcional a lo que significa en el interior del país.

El gran tema vuelve a ser provincia de Buenos Aires. Pacho O’Donnell contaba que Rosas, en uno de sus libros, sentado, ya viejo, se preguntaba si él había sido el presidente o si había sido un "forro" y los Anchorena habían tenido el poder. Como en la época de Rosas, volvemos a el Interior y la provincia de Buenos Aires. ¿Cómo se junta la provincia de Buenos Aires? Ese es el gran desafío de Kicillof. ¿Cuán lejos de Cristina tiene que estar para poder conquistarse a los gobernadores del interior y, al mismo tiempo, cuán cerca para que ella no le cree una candidatura alternativa?

Hay que tener en cuenta los actores económicos y sociales. ¿Dónde están ellos hoy? ¿Qué están haciendo? ¿A qué apuestan? Hay una burguesía en Argentina, tal vez no la que nos gustaría tener, pero una burguesía. ¿Qué van a hacer esos ahora? Creo que es una pregunta muy importante para entender. No se van a quedar callados, no se van a quedar quietos, porque tienen mucho para perder, sobre todo pensando en 2030.

Creo que hay una dimensión acá interesante, que es la de experiencias de líderes a la Kicillof nunca son iguales, que pudieron venir de una izquierda más dura y se movieron al centro exitosamente. Hay una larga historia. Por ejemplo, los Ricardo Lagos de este mundo, funcionarios que estuvieron con Salvador Allende en una experiencia traumática y a la vez fabulosa y terminaron en un contexto más socialdemócrata.

Kicillof

Tenés los casos de los demócratas llamados "Blue Dogs", los del sur, sobre todo, que perdieron varias elecciones, como las dos de Reagan, las de Bush padre, y dijeron: "Acá hay que moverse al centro, si no no ganamos nunca más por pragmatismo". El partido termina aceptando algo de un tipo como Bill Clinton, que para las élites culturales del noreste y de California no era demasiado consumible, pero el tipo ganaba, llegaba a los negros, trajo al sur y terminó siendo un líder muy influyente por mucho tiempo. No es el de hoy, pero marcó una época.

Tony Blair, en un giro después del partido laborista de los 70, bastante ideológico, dio un giro muy pragmático. Sumaría con otras características la socialdemocracia alemana, que en su momento competía con el marxismo, y se corrió hacia el centro con Willy Brandt.

Entonces, yo creo que Kicillof tiene un camino. No es sencillo. Me llamó mucho la atención cuando fue a la asunción de Orsi en Uruguay, que es un tipo moderado, moderno, con una visión sofisticada de la política. Veo que hay una operación de él de moverse cautelosamente hacia el centro, saliendo del Kicillof marxista. Dio un buen discurso domingo en la noche. Démosle la oportunidad a Kicillof de ser otra cosa de lo que pensábamos que era, y de reconvertirse en una vista.

Además, él mismo, como autor de libros, reivindica a Keynes. No reivindica a Marx. Tiene tres escritos sobre Keynes. Veo que, como cualquier persona normal, la experiencia de gobernar lo vuelve pragmático. Lo que me pregunto es cuál es el límite que le va a poner Cristina Kirchner Porque estamos hablando es de un peronismo socialdemócrata, y ella es la peronista del 45.

Pero fíjate qué interesante. Cristina finalmente apoyó a Scioli, apoyó a Alberto Fernández, a Sergio Massa. Ella siempre busca candidatos moderados. Kicillof no es alguien que viene de la moderación, sino que se vuelve moderado, que quiere reconstruir su identidad.

Otro elemento más que hay que tener en cuenta es el de los medios de comunicación. Decir que Cristina Kirchner es de izquierda es casi un chiste. Pero en el imaginario social hay un porcentaje muy importante de la gente que está convencida de que es izquierda y de que tiene algunos contactos dictatoriales con regímenes como el de Cuba o Venezuela. Los medios de comunicación de alguna manera la tienen satanizada. ¿Y cuánto de esa satanización le cabe a Kicillof y cuánto los medios le van a tolerar o perdonar su cercanía con Cristina Kirchner, con el significante Cristina Kirchner? El problema es que lo cree la clase media.

Ahí va a depender bastante de Kicillof. Por ejemplo, él tiene que explicar lo de YPF. Me parece que le debe una explicación a la sociedad argentina. ¿Qué pasó? ¿Se equivocó? ¿Calculó mal? ¿Tuvo probablemente abogados que le dijeron una interpretación? ¿No tuvo dimensión del riesgo que corría por no cumplir las normas de los Estados Unidos? Algo tiene que decir, porque le va a costar probablemente la presidencia. Sería un destino muy interesante que él pague lo que generó por haber negociado mal.

También le debe a la Argentina explicaciones por lo de la deuda, por el fracaso de la negociación con los acreedores, porque quiso arreglar eso y fue un veto de Cristina lo que derivó en en 2014.

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Agrego la devaluación. Él se comportó como un ortodoxo, agarró y devaluó.

Claro. Entonces, hay cosas que él puede hacer para de alguna manera desmentir, o pelear contra ese estigma que parte del mundo mediático quiere ponerle a Kicillof. Un ministro de él hablando en privado me dice: "Nunca había alguien tan peronista. Se sentó en la caja, no le da plata a nadie". Es muy prudente gobernando y hay que decirlo, Kicillof tiene ya una vida pública relevante y no tuvo una sola denuncia de corrupción, ni una. Es muy inusual eso en Argentina. Probablemente como gobernador de la provincia tuvo que mirar para otro lado en algunos aspectos, pero como líder político tiene una hoja de servicios impecable en esa dimensión.

Decíamos en la columna aquella frase de Alberto Fernández: "Sin Cristina no se puede, con Cristina sola no alcanza". Hay algo en el dilema de Kicillof, en el dilema del peronismo en general y en el dilema del federalismo, dado que el peronismo sigue siendo el partido que tiene más representación en todo el país, que es cómo resolver el problema de dónde colocar el "jarrón chino de Cristina Kirchner" y, al mismo tiempo, cómo dejar de catectizarse con lo que representó el gobierno de Cristina Kirchner, que también podríamos decir muy distinto del de Néstor Kirchner en ese sentido.

Yo imagino un reportaje tuyo a Kicillof, candidato a presidente preguntándole si la vas a indultar.

Él mandó cinco libros que escribió, tres de ellos sobre Keynes, y tenemos pendiente un largo debate sobre Keynes. Supongo que el problema central es qué hacer con Cristina Kirchner, y cuánto de la explicación de eso implica criticar gobiernos del kirchnerismo. En este momento la única alternativa que tiene es unir. Las elecciones de octubre pueden ser distintas de las elecciones de septiembre. Toda esta positividad que están llevando adelante puede terminar diluyéndose.

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