Donald Trump, en el ojo del huracán por el allanamiento del FBI de su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, en busca de documentos clasificados de la Casa Blanca que debió entregar cuando terminó su mandato, declinó responder las preguntas de la Fiscalía de Nueva York sobre las prácticas empresariales de su compañía. Después de varios meses de eludir las convocatorias judiciales, Trump se vio obligado a comparecer por un juez. Acudió al tribunal, pero no testificó. En Nueva York, Trump se enfrenta a una investigación civil sobre posibles delitos cometidos por la Organización Trump. La Fiscalía estudia si la empresa infló el valor de sus bienes para poder obtener préstamos bancarios y, en forma paralela, reducir ese mismo valor con la intención de pagar menos impuestos.
Los republicanos cierran filas con Trump por la redada del FBI
Por medio de un comunicado, Trump se declaró inocente y calificó del proceso de caza de brujas motivada por razones políticas, la mayor en la historia de Estados Unidos frente a la fiscal general del Estado, Letitia James, demócrata y negra a la que tildó de racista. A su vez, Trump invocó la Quinta Enmienda de la Constitución, que permite a un investigado guardar silencio para evitar incriminarse a sí mismo. En su red social Truth dejó escrito que lo sucedido, incluyendo la redada del FBI, que le hacía sentirse en una república bananera.
Donald Trump dijo que no responderá a las preguntas de fiscal de Nueva York
La investigación de Nueva York no tiene relación con la redada en Mar-a-Lago. Lleva años. Tres hijos de Trump, Eric, Donald Jr. e Ivanka, ya han sido entrevistados por la fiscal. Se trata, en concreto, de evasión de impuestos contra la Organización Trump y su jefe financiero. Un caso más en una amplia lista de frentes legales que tiene abiertos Trump mientras sigue alimentando casi a diario las expectativas de una nueva candidatura a la presidencia en 2024.
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