La redada sin precedente de agentes del FBI en la mansión de Donald Trump en Mar-a-Lago, Palm Beach, Estado de Florida, por la sospecha de haberse llevado documentación confidencial después de cuatro años en la Casa Blanca, despertó iras en las filas republicanas, empezando por las del gobernador de Florida, Ron DeSantis, potencial candidato presidencial en 2024.
DeSantis acusó al gobierno de Joe Biden de establecer un régimen propio de una república bananera. Al coro se sumó otro duro de la oposición. El senador Marco Rubio acusó a Biden de jugar con fuego y de pretender convertir a Estados Unidos en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega. Y siguieron las firmas mientras el aludido, Biden, asegura que no sabía nada de las investigaciones del FBI y que respeta el Estado de Derecho. La mansión de Mar-a-Lago es el domicilio fiscal de Trump desde 2019. Los servicios de inteligencia, a petición del Departamento de Justicia, recuperaron por la fuerza 15 cajas llenas de documentos que estaban guardadas bajo llave en el sótano.
El FBI investiga a Trump y Biden repunta en los sondeos
Los presidentes de Estados Unidos están obligados desde 1934 a entregar todo el material vinculado con su gestión a los Archivos Nacionales y Administración de Documentos (NARA, sus siglas en inglés). Esto incluye correos electrónicos, cartas y documentos. Los republicanos amenazan incluso con represalias si retoman el poder legislativo en las elecciones de medio término de noviembre. Trump, objeto de investigaciones por el asalto del Capitolio el 6 de enero de 2021 para no certificar la victoria de Biden en las presidenciales del año anterior, aprovechó para pedir donaciones frente a lo que llama caza de brujas y permanece en Nueva York.
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