El número de muertos tras el terremoto del lunes pasado supera los 21.000, 17.600 personas en Turquía y más de 3.300 en Siria. Decenas de miles resultaron heridos.
La cifra de muertos eclipsó los más de 18.400 decesos registrados en el sismo de 2011 en Fukushima, Japón, que provocó un tsunami, así como a la cantidad estimada de 18.000 personas que murieron en un sismo cerca de Estambul, Turquía, en 1999.
El sismo afectó una zona que alberga a 13,5 millones de personas en Turquía y a una cifra desconocida en Siria.
Si bien algunos de los atrapados por los escombros podrían sobrevivir una semana o más, las probabilidades de encontrarlos, con las gélidas temperaturas, son escasas.
Escenas tremendas como la de una niña de 10 años a la que los médicos debieron amputarle el brazo para rescatarla son frecuentes en medio del frenesí de los rescatistas.
En Kahramanmaras, la ciudad más cercana al epicentro del sismo, un centro deportivo del tamaño de una cancha de básquetbol funciona como una morgue improvisada para acomodar e identificar cadáveres.
Al noroeste de Siria arribaron los primeros camiones de ayuda de la ONU, que cuenta con permiso para entregar ayuda a través de un solo cruce fronterizo.
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El clima invernal y los daños en las carreteras y aeropuertos dificultaron la respuesta.
En Turquía hubo quejas por la respuesta lenta del gobierno de Recep Tayyip Erdogan, embarcado en una dura batalla por la reelección en mayo.
A medida que disminuían las esperanzas de encontrar personas con vida, los equipos de rescatistas comenzaron a demoler edificios.
FM