MúSICA
CONVOCATORIA OSCURA

She Past Away en Argentina: en el corazón de las tinieblas

El dúo de post-punk proveniente de Turquía tocó en la Ciudad Cultural Konex y demostró que no solo las novelas de ese país pegan entre el público local.

She Past Away
Desde Turquía, el dúo She Past Away desplegó todo su post-punk en Ciudad Cultural Konex. | GENTILEZA CARLOS VELASCO (RECITALES EN ARGENTINA)

El Patio de Columnas de la ecléctica Ciudad Cultural Konex fue el marco ideal para una cita post-punk que recibió a la dupla turca She Past Away, que salió a escena sin mucho más que un gesto de salutación. Un concierto apto para gente puntual, con la apertura de Durdu Dünya del álbum Disko Anksiyete cuyo tema fue remixado por los estadounidenses Boy Harsher, de próxima visita en el país (Primavera Sound, 13 de noviembre).

Desde el comienzo del concierto, ya se verían las características basales de una de las pocas convocatorias oscuras de este año. Salvo The Mission (4 de noviembre) e Interpol en la fecha del festival primaveral ya citada, no existe mucha alternativa actual de concierto foráneo de música oscura. Por eso no era de extrañar que una generosa cantidad de público, incluidos varios que sólo desempolvan su hábito recitalero para ocasiones como esta, se hayan acercado a dar su presente por los límites de los barrios de Balvanera y Almagro.

She Past Away

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Los pilares del grupo, por un lado el bajista y cantante Volkan Caner (un Robert Smith, con pelo batido y todo, versión turca), quien desde su cavernosa voz recordaba a emblemas de la talla de Andrew Eldritch (The Sisters of Mercy) o Carl McCoy (Fields of the Nephilim) marcaba el compás con el pie y sujetaba su semi guturalidad sobre la base electrónica del robotico tecladista Doruk Ozturkcan quien también le daba duro, con dos palillos, a los pads de una batería electrónica y marcaba el ritmo marcial de She Past Away.

Un público ansioso, que agitó en un baile frenético y a los saltos sobre el frente del escenario, hizo vibrar este recinto del Konex, una especie de galpón en donde los sonidos graves y electrónicos tienen buena recepción desde la frontalidad del tablado pero se pierde hacia los márgenes de la puesta en escena.

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Desde aquel debut en el país (noviembre 2015 en el boliche Requiem, epicentro danzable de la movida oscura nacional) y la salida de su exitoso disco Narin Yalnızlık, también de 2015, She Past Away creció para madurar musicalmente, cambiar integrantes y reformular la banda (salió İdris Akbulut , el bajista original, puesto que absorbió el vocalista Caner) y así seguir firme hacia una identidad de grupo sin guitarras, a puro latido beat percusivo y cuerda gruesa del bajo.

Esta propuesta formada en la ciudad de Bursa, allá por 2006, demuestra que en Argentina no solo las novelas turcas pegan fuerte en el país. Ver a varias personas del público cantar a voz en cuello, en ese idioma, es casi surrealista y dista mucho de la fonética de aquellos coterráneos que se esfuerzan por pronunciar correctamente idiomoas como el alemán, en bandas como Lacrimosa o Rammstein. Pero, cantar en turco, es otra cosa. Y bien seria.

She Past Away

Doruk levanta una lata de cerveza y brinda frente al público como así también lucha con la señal de audio que se dispara hacia el amplificador del sintentizador lo que corta un poco el clima de un show que puede parecer bastante monótono para oídos no muy acostumbrados a esta propuesta musical.

Las bases rítmicas de She Past Away son pegadizas, hipnotizantes pero no dejan de sonar algo repetitivas, transformando a los 14 temas que sonaron en la noche sabatina como una gran canción cortada en fragmentos, interrumpida solo por aplausos.

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Kasvetli Kutlama, aquel tema que en su primer videoclip (junto al posterior Asimilasyon) sacó a She Past Away del ostracismo y, vía YouTube, lo proyectó al mundo, sacudió el Abasto a puro baile y euforia de los presentes, como si fuese la última vez que sonase un tema post-punk -con toques dark wave- en vivo por estas tierras. Y así pareciera ser a este paso.

El cierre con Monoton Hayaller, dejó a un público más que satisfecho que, luego del show y el humo reinante, salió al exterior del recinto, entre alegre y confundido, rompiendo el embrujo, desde el mismísimo corazón de las tinieblas.