Ayer se dio a conocer el Informe Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2020 elaborado en forma conjunta por el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a partir de la información sobre la recaudación de impuestos de 26 países.
Por qué no nos duele la desigualdad
Ahí se llega a dos conclusiones que afectan más a las mujeres:
- la región depende de los impuestos al consumo en mayor medida que los países de la OCDE, es decir que los países desarrollados, lo que “…reduce el poder redistributivo de los sistemas tributarios en la región y limita el espacio para abordar las vulnerabilidades en un contexto donde las desigualdades persistentes han sido un factor importante detrás del malestar social en toda la región en los últimos tiempos”.
- la recaudación de impuestos claves, como el impuesto sobre la renta personal, sigue siendo limitada “…y a su vez una fuente de vulnerabilidad”, lo que puede atribuirse no solamente a los mayores índices de desocupación sino también de ocupación informal, problemas que en las estadísticas oficiales encabezan también las mujeres.
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Ante la irrupción de la pandemia de estos días, el informe recomienda el fortalecimiento de los sistemas tributarios para estimular el desarrollo económico inclusivo, en el que debe darse especial lugar a la situación socio económica de las mujeres, muchas de ellas además jefas de hogar,es decir, el único sustento económico de sus hogares, a quienes la pandemia y las lógicas medidas de aislamiento tomadas a partir de ella,más afectaron.
Piénsese así que la mayor ocupación de las mujeres en los centros urbanos es el trabajo en casas particulares, es decir en casas ajenas a las que desde hace meses no pueden acceder por el aislamiento obligatorio; encabezan, además, los rankings de actividades con mayor informalidad. Esta razón, justificó que fueran destinatarias directas del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), medida de política económica con clara perspectiva de género.
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Lo cierto es que en nuestro país los constituyentes del año 1994 previeron mecanismos para garantizar la igualdad real de oportunidades y de trato y el pleno ejercicio de los derechos esenciales a las personas vulnerables, que son las medidas positivas del art. 75, inc. 23 de la Constitución Nacional, que pueden ser adoptadas en diferentes materias, entre ellas, la tributaria, a través de exenciones u otra clase de beneficio, en particular, en los impuesto al consumo que son los que más inciden en los sectores de menos recursos.
La desigualdad oculta que se empieza a ver
Así, la pandemia aumentó la desigualdad no solamente entre personas ricas y pobres sino entre hombres y mujeres que puede ser corregida con concretas medidas positivas con perspectiva de género, en las que la política fiscal es un instrumento clave para efectivizarlas en la ulterior etapa de reconstrucción.
* Profesora de Derecho Tributario en la Facultad de Derecho de la UCES.
