OPINIóN
Integración y capitalismo

Alberto Fernández y su carácter filosófico

Los gobernantes y los modelos que eligen para el camino del crecimiento y la igualdad.

Alberto Fernández
Alberto Fernández | Twitter

En el pasado las presentaciones de los presidentes en el exterior estaban referidas a la situación nacional con el propósito de interesar a los empresarios a invertir en el país. En la actualidad, el presidente Fernández optó por disertaciones de carácter filosófico al centrarlas en la necesidad de modificar el sistema capitalista por sus falencias para enfrentar el covid-19 y la importancia de la integración latinoamericana. El mensaje en realidad replica las palabras del papa Francisco I que en sus frecuentes alocuciones apunta contra el capitalismo que, según su interpretación, está basado en el descarte de las personas.

Las críticas del papa Francisco I difieren poco de los ataques que formulan los grupos de extrema derecha a la situación económica. La cadena CNN ha mostrado en reiteradas oportunidades la propaganda utilizada por los seguidores de Trump arremetiendo contra el poder de las elites enquistadas en Washington por sus políticas económicas que postergan y castigan a los trabajadores. Las imágenes de los abandonados en el país más opulento no solo despiertan simpatía sino que alientan el rechazo a un régimen sustentado en la concentración de la riqueza y la explotación de los desposeídos. Joseph Stiglitz utiliza los mismos argumentos.

Noam Chomsky es un escéptico del progreso. Las guerras, el colonialismo, la persistencia de la pobreza y ahora el deterioro del medio ambiente son los argumentos utilizados para relativizar el progreso

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Las críticas van dirigidas a Europa y los Estados Unidos, que constituyen el sustrato de las democracias liberales. En ambas regiones el florecimiento del capitalismo a partir de la Revolución Industrial produjo un avance acelerado de las condiciones de vida y de los derechos individuales en comparación con la situación anterior. Las transformaciones tecnológicas coadyuvaron a facilitar los cambios extendiendo la vida, el acceso a la educación y los medios para sostener el aumento de la población, que pasó de 1.500 millones en 1850 a los 7.500 millones actuales. Los cambios encontraron resistencia y el mundo enfrentó conflagraciones que produjeron enormes pérdidas de vidas. Pero también surgieron propuestas que cuestionan la materialidad del progreso en detrimento de un ser intangible; las batallas para imponer la voluntad arrasaron con millones de personas.

Noam Chomsky es un escéptico del progreso. Las guerras, el colonialismo, la persistencia de la pobreza y ahora el deterioro del medio ambiente son los argumentos utilizados para relativizar el progreso. Chomsky sostiene en sus contrapuntos con Steven Pinker que el hombre fue más feliz en el período de la caza, al igual que otros afirman que los pueblos originarios constituían una civilización más avanzada por sus vivencias con la naturaleza. Chomsky no deja de reconocer que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la abolición de la esclavitud y los derechos de las mujeres constituyeron avances importantes. Quizás considere que su teoría del lenguaje hubiera sido mejor comprendida por las machis.

Los problemas de integración de América Latina no comenzaron ni terminan con el covid. La realidad es que los gobiernos han hecho todo lo posible para entorpecer la integración priorizando sus intereses nacionales

Los problemas de integración de América Latina no comenzaron ni terminan con el covid. La realidad es que los gobiernos han hecho todo lo posible para entorpecer la integración priorizando sus intereses nacionales. La Cepal, cuyos funcionarios se dedican a reelaborar estadísticas de otros organismos, sostiene que la pobreza pasó de 45,4% en 2002 a 27,8% en 2014 y que, terminado el ciclo de las commodities, subió al 30,5% en 2018. El coeficiente de Gini pasó de 53,8 en 2002 al 46,5 en 2018 fluctuando entre el 39 de Argentina y el 52 de Brasil.

Las sutilezas de querer liderar la construcción de un sistema más solidario sin especificar los contenidos o pretendiendo tener algún secreto para reducir la pobreza o la desigualdad forma parte de la construcción de un mito político. En realidad las opciones existen y uno puede elegir los modelos que han mostrado un camino de crecimiento, respeto por los derechos individuales y mayor igualdad. Todo lo otro suma dudas y posterga las posibilidades de encontrar soluciones para reducir la pobreza.