OPINIóN
unión o ideología

Alegría popular: millones de personas demostraron que la unidad es superior al conflicto

Lo que las ideologías de diseño dividen, creando infinitas nuevas grietas cada día, el sano disfrute del pueblo lo vuelve a unir.

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Malestar. Los especialistas no solo recomiendan moderar el consumo de bebidas alcohólicas sino también reducir las calorías de los alimentos. | PABLO CUARTEROLO

La alegría de nuestro pueblo no tiene precio. Millones de personas abrazadas en un mar de júbilo y gratitud, demuestran que la unidad de los argentinos es siempre una potencia que se vuelve acto cuando alguien está dispuesto a poner el fuego de su espíritu y su talento en la disciplina que practica, algo que nuestra selección nacional de fútbol ha realizado de manera virtuosa, y con un arte y una destreza sublimes. 

Lo que las ideologías de diseño dividen, creando infinitas nuevas grietas cada día, el sano disfrute del pueblo lo vuelve a unir. Si el arte desplegado en un deporte que apasiona, tiene el potencial de religar consigo mismo a nuestro pueblo, la contracara viene siendo a lo largo de la historia el rol divisivo que juega el abanico ideológico que las estructuras de poder, a nivel geopolítico, y en base a una clara ingeniería social, han venido desplegando, motorizando a los individuos a reafirmar sus identidades en aquello que los separa en lugar de aquello que los armoniza con un todo que supera a sus partes. “Divide et impera”, un adagio de dominación tan añejo como la Humanidad.

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El espectáculo de niños, jóvenes, adultos y ancianos emocionados hasta las lágrimas que las minorías de desencantados iluminados, de izquierda y derecha, ven como un mero negocio o una pura manipulación de masas, no es otra cosa que una genuina expresión de alegría junto al prójimo que el elitismo ilustrado se pierde de estar compartiendo. Nadie niega los millones de dólares que maneja un deporte como el fútbol, o los usos políticos que todo gobierno del mundo intenta con el espectáculo, famoso ya desde la Antigüedad con el "pan y circo" romano. Pero nada de esto opaca el exquisito arte en el juego desplegado por los muchachos de nuestra selección, y la emoción de contemplarlo. 

¿Alguien disfruta menos de un cuadro de Boticelli, Da Vinci, o Murillo por los millones que valen y por los cuales se comercializan? ¿Alguien deja de deleitarse con obras de Mozart, Bach o Beethoven, por ponerse a pensar que la mayoría de ellas fueron compuestas a pedido de representantes de la alta nobleza de su tiempo? ¿Alguien deja de apreciar una bella película en su televisor por pensar que la industria que la produce, y el dispositivo en el que la mira, vienen siendo usados para la manipulación de masas desde hace al menos un siglo? 

Cuando el pensamiento nos impide disfrutar junto a nuestro pueblo de un acontecimiento histórico, es hora de desconfiar, aunque sea un poco, de esa manera elitista de pensar. Todos sabemos que mañana nuestros problemas serán los mismos que los de hace un mes atrás, pero nadie nos quitará una alegría que seguramente recordaremos por el resto de nuestras vidas. 

Párrafo aparte merece la pésima organización del operativo por parte de los distintos gobiernos, que, en su acostumbrada mezquindad, no pudieron ponerse de acuerdo para asegurar una celebración acabada en la que fuera, quizá, la mayor movilización popular de la historia.

En lo que fue la publicación de Instagram con mayor cantidad de “me gusta” de la historia de esa red social, el capitán del equipo, Lionel Messi expresó: "Tantas veces lo soñé, tanto lo deseaba, que aún no caigo, no me lo puedo creer. Muchas gracias a mi familia, a todos los que me apoyan y también a todos los que creyeron en nosotros. Demostramos una vez más que los argentinos cuando luchamos juntos y unidos somos capaces de conseguir lo que nos propongamos. El mérito es de este grupo, que está por encima de las individualidades, es la fuerza de todos peleando por un mismo sueño que también era el de todos los argentinos". Varias lecciones para este país: recuperar a la familia como célula de la comunidad, recuperar la unidad por sobre el conflicto,  recuperar al grupo frente a la mera suma de individualidades y recuperar un mismo sueño para todos los argentinos.

Aprendamos a unirnos, del mismo modo, en pos de un proyecto soberano de desarrollo que asegure la felicidad de nuestros hijos y nietos. Disfrutemos de las alegrías de la vida en el mientras tanto.

*Fausto Frank es periodista y director del sitio de análisis geopolítico Kontrainfo.com