Que te quiero tanto. No llores por mi Argentina, soy yo la que estoy llorando por ti.
Siempre me sorprendió, es mi gran incógnita cómo teniendo un país tan hermoso, con tantos recursos naturales, con tantas posibilidades y con una población de gente sumamente inteligente, creativa, trabajadora: ¿por qué nos va tan mal?
Lo que me resulta más triste que sintiéndome una persona profundamente patriota, porque así fue mi crianza, en este momento sienta que nuestro país no tiene futuro, no tenga solución y no haya esperanza; no hay con que sostenerla, si alguien la tuviera es pura imaginación.
Hay varios motivos que puedo imaginar que nos llevaron a este lamentable estado. El que nos vaya tan mal, no es solo en la economía sino también en el nivel cultural de la población, la inseguridad y la incertidumbre que padecemos, el no tener con quien hablar frente a un conflicto y que el conflicto sea cual fuera, nunca tenga solución. La vida entonces se nos convierte en una carrera de obstáculos.
Esto hace de los ciudadanos seres tristes, asustados, inseguros, sin protección y la consecuencia es que vivir en este país se hace tóxico. Estamos exportando nuestros hijos porque sienten que no hay espacio para ellos, no tienen lugar y los adultos no sabemos dónde ponernos, quedamos en “una encerrona trágica” cómo diría Fernando Ulloa porqué no tenemos edad, ni lugar a donde ir.
Muchos jóvenes se van, no sólo por cuestiones económicas sino por la libertad que un ser humano necesita. La fantasía es que otros lugares prometen ser mejores. No sé si lo son pero sí sé de la necesidad que sentimos de llenar nuestros pulmones con aire puro.
Intento darme cuenta porqué vivimos tan mal y es más como entender que en nuestro país haya personas que tengan hambre y mucho menos niños que no tengan que comer.
Argentina y el arte de destruir su dinero
Hay muchas teorías y excusas pero de lo que estoy segura es que antes en este país había pobreza pero no había miseria, ni indigencia. En la mayoría de los ranchos en el interior, menos en una u otra provincia del país, se veía pobreza pero pobreza significaba tener ropa vieja pero la gente tenía un ranchito donde protegerse y sobre todo no pasaban hambre. Tenían espacio para plantar, para tener gallinas y para tener una vaca atada que le diera leche para los niños.
Hace mucho tiempo que se va intensificando un problema sumamente complicado, la mayoría de los funcionarios son gente con falta de ética, nos mienten y saben que nos mienten en la cara, son corruptos, no tienen ni la más mínima noción de lo que nuestra población está sufriendo. El empobrecimiento que estamos sufriendo trasciende lo económico, nos atraviesa por completo, nos cala los huesos, nos enferma.
Pero nuestros políticos no salen de un repollo, salen de nuestro pueblo y honestamente antes podíamos responsabilizar a otros porque no votábamos, pero ahora sí lo hacemos.
¡EL PROBLEMAS SOMOS NOSOTROS!
Ahora después de haber pasado décadas y décadas de destrucción de nuestras instituciones se ha creado una retroalimentación de nuestras peores cosas donde la ley queda obturada y la sociedad se va identificando con modelos que están lejos de ser ejemplo.
Muchas veces el pueblo vota engañado pero después en vez de revelarse se va mimetizando con nuestros funcionarios y terminamos siendo un pueblo corrupto, con poco respeto por el otro, fuera de la ley (porque muchos no creen en ella). Naturalizando la violencia, la corrupción y el maltrato. Aceptamos que la vida no tenga valor. Terminamos mortificados y cuando la mortificación dura mucho tiempo dejamos de percibirla y eso nos trae problemas tanto físicos como psíquicos porque perdemos la noción de realidad, perdemos la libertad y sobre todo la valentía. Quedamos limitados para pensar un camino de salida. Paralizados.
Otra cosa que me sorprende es la manipulación. Si uno tiene que hacer una gestión, ya sea pedir un turno, sacarse alguna duda, ver por qué le llegó una boleta con un monto inadecuado, etc, llama por teléfono y le aparece marcar: 1-2-3…10 y luego uno tiene que elegir otra vez por: 1- 2- 3… y una vez que por suerte enganchó le dicen que este trámite es mejor hacerlo por la página web. Ignorando que para la tercera edad es muy difícil. Las personas mayores están totalmente desahuciadas. A los sujetos hay que tratarlos uno por uno, no como a una masa compacta e indiscriminada.
Cuando uno llama por teléfono un disco dice: “todos los operadores están ocupados”, “su llamado es muy importante para nosotros”. Uno piensa qué sería de uno si la llamada no fuera importante para ellos… Pasan los minutos y uno sufre una gran ansiedad hasta que por suerte lo atiende un operador y… se corta la llamada. ¿Es enloquecedor, no?
Argentina: tendencia a ser un país emergente
Mientras todo esto sucede le pueden pasar dos cosas: o te ponen una música que te perfora el tímpano o te pasan la publicidad de todo lo que hacen en esa institución ya sea privada o del Estado. Uno cree casi que está hablando con Dios por lo maravillosos que son, por lo que hacen pero cuando esto se repite durante minutos y minutos y uno ya sabe de memoria lo que hacen, y a costa de nuestra paciencia, entramos en un estado realmente difícil de soportar.
Uno sufre constantemente una injusticia tras otra. Las instituciones no tienen sus registros actualizados y cometen muchos errores de los cuales es imposible defenderse. Por varias razones: no hay con quien hablar, es imposible hacer una consulta con un ser humano nadie lo escucha. Como dicen los chicos de hoy “estamos ninguneados” por aquellos que deberían atendernos porque están pagados por nosotros, los ciudadanos.