El tristísimo caso de Fernando Báez Sosa, asesinado por una patota que veraneaba en Villa Gesell. debe ser tomado como una gran lección. El juicio, que tiene a toda la sociedad pendiente, trae muchas enseñanzas que deberían aprovecharse en forma pedagógica para los padres de niños que entran en la adolescencia. Una muestra patente de que la aparentemente inocente "cargada" como decíamos en nuestra época o "bardeo", como se usa ahora puede escalar y cobrar las proporciones más horrendas como para terminar con la vida de un joven hijo de un matrimonio que lo educó con valores como la humildad, el sacrificio y el trabajo.
No es mi intención etiquetar entrando en otra de las grietas "rugbiers y chicos de familias acomodadas malos"; "hijo del encargado humilde bueno". Acá hay otra grieta y es la de los valores. Y lo que el bullying puede provocar: en el caso de Fernando, la muerte. Pero hay otro caso en el que me gustaría detenerme: el de Pablo Ventura, un chico introvertido, dedicado al remo, que era objetivo constante del acoso de este grupo. Tenían memes en sus teléfonos con fotos de él y terminaron culpándolo por el vil asesinato. Pasó horas detenido y esta vez la justicia y también en parte por su padre, José María, un farmacéutico de Zárate que movió cielo y tierra para aportar las pruebas pudo salir en libertad.
Juicio de Fernando Báez Sosa: declaran Pablo Ventura, un médico y los amigos
En tren de crear posibles escenarios, podría hoy estar cumpliendo una pena por algo que no hizo. Y si nos vamos más atrás, podría él haber sido víctima de lo que le pasó a Fernando. Pablo era preludio de lo que pasó después. Y nadie lo ayudó, lo transitó solito seguramente con el apoyo de su familia. El bullying si no se detiene puede terminar en lo peor. Quizás con Pablo no se atrevieron a un cuerpo a cuerpo porque su físico de remero y su altura les hubiese anunciado un fracaso rotundo. Porque el costado cobarde de este tipo de accionar siempre está.
Buscaron a un chico tranquilo, parte de un grupo del colegio marianista de Caballito y no se cansaron de llamarlo "negro". Tantas veces se ofende en el discurso diario, tantas veces se dicen cosas horribles delante de los chicos. Quienes somos padres sabemos que hay conductas e insultos que los chicos no saben siquiera qué quieren decir. "Tanque soviético" le dijo un nene de 10 años a sus compañeras por el hecho de ser más altas y grandotas que él. ¿Podemos pensar que a esa edad saben qué fue la Guerra Fría?
El bullying comienza por un pequeño gesto, un apodo y termina escalando en desplantes, acoso que se multiplica hoy con las redes llegando a hacer sentir a la víctima que quiere borrarse de este mundo, no existir más. Y no solametne son responsables quienes lo practican sino los demás, al callarlo. Es la forma que usan los países escandinavos en sus escuelas para combatirlo: no hacer tanto foco en el agresor sino en el grupo, educarlos para que no lo permitan.
Caso Fernando Báez Sosa: cronología del brutal asesinato
Como bien dice uno de esos posteos virales que circulan en este momento: "10 padres, 10 madres y ninguna disculpa". Los chicos no nacen ni vienen de un repollo, las conductas agresivas y humillantes hacia el prójimo se gestan en la casa. Y si por una de esas casualidades nuestro hijo incurre en algo que no le hemos enseñado y que no es digno de un ser educado, corregirlo, formar parte de las disculpas, dar lecciones. Nadie estudia cómo ser buen padre, se trata de ser autodidacta, pero para evitar estas tragedias sociales que son los Fernando Baez Sosa a quien todos lloramos desde hace tres años, hay que empezar por casa.
Siempre se aconseja mantener a los chicos alejados de los medios como si fueran la fuente de todo mal. Hoy, ver las noticias del juicio y comentar el caso con ellos es uno de los más grandes aportes que les podemos hacer a nuestra sociedad.