El científico social Max Weber nos ilustra magistralmente sobre el poder y su legitimidad. El autor nos aclara, básicamente, como el poder, si se impone sin sustento, puede resultar “amorfo” (el poder por la fuerza, por ejemplo, que suele ser endeble). Sin embargo, cuando se detenta un poder que es reconocido por quienes obedecen, dicho poder se considera legítimo (y este poder suele ser duradero y robusto).
CFK no fue elegida presidenta porque en 2019 lograba obtener un apoyo electoral de +/-30%, insuficiente para ganar una elección, por eso convocó al "moderado" de Alberto Fernández, para que sume ese 18% que necesitaba reunir para lograr el triunfo del nuevo Frente de Todos. Trascendía en aquellos momentos lo que hoy ya se presume como irrefutable: “Alberto Fernández a la presidencia y Cristina Fernández de Kirchner hacia la liberación de sus múltiples causas penales”.
Septiembre de 2022 antes del atentado contra CFK: actualmente las encuestadoras más reconocidas nos comunican que Alberto cuenta con una imagen negativa que ronda el 70%, y que Cristina cuenta con una imagen negativa que ronda el 70% también.
Cristina hace apenas un par semanas recibió un pedido de condena de 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para cargos públicos por parte de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, fiscales que, junto a su equipo de trabajo, investigaron y reunieron cientos de pruebas a lo largo de tres años en torno a una causa, “Vialidad”, que acusa a la actual vicepresidenta, ex presidenta, de ser la jefa de una banda ilícita que, a través de la obra pública, defraudó al Estado.
CFK cuenta con un apoyo que no supera el 30% (algunas consultoras afirman que solo un 20% la apoya incondicionalmente y el otro 10% la votó en elecciones pasadas, pero manifiesta sentirse decepcionado) y mantiene una desaprobación que no desciende del 70%. En base a estos datos podríamos concluir que la legitimidad que le otorga poder a la vicepresidenta se mantiene entre sus fieles (y tal vez sus decepcionados) seguidores, pero no aplica para las tres cuartas partes de la población que la desaprueba. Sin embargo, esto no funciona tan básicamente.
Gran parte del periodismo, gran parte de la dirigencia política, y una inmensa cantidad de ciudadanos de a pie hablan y debaten día y noche a través de redes sociales y medios de comunicación sobre las diversas maniobras que realizan hace semanas Cristina y sus militantes y funcionarios políticos para apoderarse de las calles, sobre las vallas que deben o no colocarse frente a su edificio, sobre las cámaras que ordenó retirar Cristina en las calles aledañas, sobre los tumultos y cánticos diarios que deben o no deben tolerar los vecinos del barrio de Recoleta, sobre las calumnias y amedrentamiento del cristinismo contra la Justicia. Y hablamos y repetimos que no se puede permitir que Cristina nos maneje la agenda, que es su agenda judicial y que se encuentra absolutamente disociada de la ciudadana, y hablamos de que Cristina no puede manejar la Justicia, y de que no puede manejar al Congreso, y de que no puede manejar al Periodismo, y de que no puede manejar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hablamos y hablamos y hablamos todos los días de todo lo que no puede hacer Cristina, pero que lo hace.
Septiembre de 2022 post atentando contra CFK: un desquiciado le apuntó con un arma a la vicepresidenta, no se disparó ninguna bala y CFK se encuentra en perfecto estado físico. Aclaremos que ya existe una nueva grieta que se divide entre los que piensan que este atentado fue una puesta en escena para victimizar a Cristina, avalados los mal pensados en irregularidades, destacando como los custodios no custodiaron a CFK y luego del hecho permitieron que la vicepresidenta se quede 6 minutos más en la escena del casi crimen, en que el arma no presenta las huellas del atacante y el celular del atacante llegó para su peritaje en un sobre abierto y ya reseteado. Del otro lado de la Argentina requete partida se encuentran los que piensan que lo que le ocurrió a la vicepresidenta fue lisa y llanamente un atentado promovido por “los profetas del odio” que, hasta la máxima autoridad política, el presidente, señaló en cadena nacional, que son la oposición, los medios de comunicación no oficialistas y la Justicia que investiga con cientos de pruebas a la vicepresidenta en la causa “Vialidad”. La agencia oficial de noticias, Télam, publicó una imagen, un dibujo con una simbología terrorífica, de un arma que en lugar de una bala a punto de salir mostraba un micrófono a punto de salir, ¿micrófono que deberíamos inferir que sería la bala fallida contra la vida de la vicepresidenta?
¿Vamos a los hechos? Un psicópata atacó a la vicepresidenta de los argentinos y ese psicópata debe ser investigado, condenado y llevado a la cárcel. Y la vicepresidenta debe seguir enfrentando la causa “Vialidad” y las que sigan si así lo dispone la Justicia, y si es culpable por corrupción, debe ser condenada también. Es la Justicia la que debe investigar e ir con todo el peso de la ley contra los que atacan, hieren y matan y contra los que son corruptos y roban dinero público, la Justicia debe investigar, y a los culpables debe condenar.
Un estudio del Conicet investigó los discursos del odio y sus efectos
Y si seguimos teorizando sobre “si Cristina montó una escena de un crimen o no, o si existen los profetas del odio o no” seguimos hablando de Cristina y nada más que de Cristina. Tal vez llegó el momento de que le demos un giro a nuestra agenda de temas prioritarios, concentrándonos en las faltas gravísimas que padecemos una inmensa cantidad de argentinos, denunciando esas faltas y reclamando por esas faltas.
Vivimos en democracia, por eso no es posible que los intereses particulares y la agenda de Cristina se impongan por la fuerza, si Cristina logra esto, es porque se le reconoce ese poder, y su enorme legitimidad difícilmente provenga de su núcleo duro que es un número minoritario; si nuestra agenda es la de Cristina es gracias a la legitimidad avalada por algunos “propios” y cantidad de “ajenos”.
PD: Una plaza llena de gente aclamando que solo los kirchneristas son los verdaderos argentinos y que “si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar” reúne 500 mil personas, exagerando 1 millón de personas. Practiquen regla de 3 simple, 45 millones representamos el 100% de los argentinos. Si la agenda de Cristina se impone es gracias a la legitimidad avalada por algunos “propios” y CANTIDAD de “ajenos”.
*Sandra Choroszczucha. Politóloga y Profesora (UBA). www.sandrach.com.ar