OPINIóN
Debate en los 90

El menemismo cultural ya ganó

Una tarde de brainstorming empezamos a tratar de definir el menemismo, el fenómeno social de la Argentina del momento. Algo que nos asomó rápidamente era que había un menemismo en el plano de las políticas públicas y otro que podía llamarse menemismo cultural.

Carlos Menem
Carlos Menem | cedoc

Cuando estudiábamos Ciencia Política en la UBA en la primera década de los discutidos 1990s, solíamos tener la costumbre, divertida, por cierto, de aplicar la teoría que lo profesores nos enseñaban a la realidad pedestre que nos rodeaba.

Así, los conciertos de Gun’s ‘n’ Roses eran temerariamente sometidos a la sociología de Gino Germani. O a la inversa. Letras de grupos como Hermética o Pink Floyd las deslizábamos camufladamente en los exámenes para sostener marcos teóricos duros. La gimnasia era muy buena ya que lo que practicábamos era lo que la ciencia política o la sociología deben hacer: desarrollar conocimientos que tengan utilidad práctica para comprender o explicar la realidad social y política.

En “Marceloté”, así la llamábamos a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, solía frecuentar varios grupos en los cuales jugábamos con estos pasatiempos. Uno de ellos era integrado por Carmelo Grieco, Diego Massi y Guillermo Willi.

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Una tarde de brainstorming empezamos a tratar de definir el menemismo, el fenómeno social de la Argentina del momento. Algo que nos asomó rápidamente era que había un menemismo en el plano de las políticas públicas y otro que podía llamarse menemismo cultural.

Las políticas públicas menemistas estaban definidas en torno a una reducción del Estado, las privatizaciones de empresas estatales, una legislación laboral más laxa. Ya con Domingo Cavallo, la convertibilidad era central como herramienta antiinflacionaria, que por la apreciación del peso frente al dólar nos permitía viajes al exterior y comprar “porquerías importadas”, como decía la letra de “José Mercado”, de Serú Girán.

El menemismo cultural lo identificábamos con la pizza con champán; el Sky Ranch; la Ferrari; “el síndrome de Miami” y los viajes en masa a Cancún y Punta Cana; Poli Armentano, “el rey de la noche”; las camisas Versace y el animal print; el “pum para arriba” de Marcelo Tinelli, el Teto Medina, Lanchita Bissio y el dinosaurio Bernardo; Ricky Maravilla en Punta del Este;… Glamour, noche, ostentación de lujo, “transgresión”, cultura del nuevo rico.

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Nos surgió la sospecha si había personas que podían adherir a un tipo de menemismo, pero no a otro. Y si podía haber “personalidades” que cuestionaban las políticas de Menem, pero que se habían trepado a la carroza del menemismo cultural.

Había “famosos” que adherían plenamente a ambos menemismos. Armamos rápidamente un cuadro de doble entrada. En una celda, los que adherían a ambos menemismos, el cultural y el político. Allí ubicamos fácilmente a Bernardo Neustadt, María Julia Alsogaray, Susana Giménez, Roberto Giordano, Gerardo Sofovich, los FassiLavalle, … la lista es larga. Fuimos a la celda opuesta. Quiénes criticaban el menemismo político y el cultural. Luis Zamora, Jorge Altamira o Alfredo Bravo entraron cómodamente aquí.

Venían las dos celdas intermedias. ¿Había personas que adherían a las políticas menemistas, pero no lo eran culturalmente? Tres casos afloraron casi inmediatamente: Guido di Tella, Juan Llach y Álvaro Alsogaray.

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Y venía el más divertido. ¿Había personalidades que se manifestaban públicamente en contra de las políticas de Menem, pero eran culturalmente menemistas? Y encontramos más “famosos” del que habíamos previsto: Jorge Lanata, Fito Páez, Daniel Grinbank, … Muchas personalidades que integraban el show business participaban de la fiesta menemista a pesar de vociferar mediáticamente sus críticas.

Si observamos nuestro entorno actual, muchos que hoy cuestionan las políticas públicas menemistas aún cuando siguen siendo parte del menemismo cultural. Algunos culposamente ocultan su iPhone; su departamento en Puerto Madero o su casa en Nordelta; su termo Stanley; sus jeans Banana Republic comprados en Aventura Mall…

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Sí. El menemismo cultural sigue vivito y coleando. Puede decir que ya ganó.


 

* Christian Schwarz. Dr. en Sociología (UCA). Docente UCA, UNTREF, UCES.